El `Chernóbil chileno' pone en alerta a Boric
El mandatario se ● enfrentó con éxito a un paro y prometió el cierre de la contaminante fundición Ventanas Expertos ● apuntan que problema de fondo persiste.
El jueves pasado, el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre, Amador Pantoja, anunció el final del paro que, por dos días, puso en apuros al gobierno del presidente chileno, Gabriel Boric. Rodeado por periodistas y compañeros de la organización, a Pantoja se lo vio usando una mascarilla, la misma defensa que los niños de la bahía de Quintero-Puchuncaví, en la región de Valparaíso, usan desde hace años para evitar intoxicarse por el trabajo que hace la fundición Ventanas, una de las divisiones de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco).
En el `Chernóbil chileno', como se conoce a esas zonas, se vive desde hace décadas entre enfermedades, desmayos y sangrados de nariz.
Solamente a inicios de este mes, la contaminación hizo que al menos 115 personas, en su mayoría niños, se intoxicaran.
Esa es la realidad en esas partes de Chile, que, obligadas por el Estado desde 1958, dejaron de lado la pesca artesanal y la agricultura para dar paso a lo que ahora son “cuatro termoeléctricas a carbón y refinerías de crudo y cobre”. Cansados de la situación y de recibir cada cierto tiempo el abrazo tóxico de una nube gris, los ciudadanos reclamaron y señalaron a Ventanas como una de las grandes culpables. En respuesta, Boric sostuvo que cerrarían la fundición, y de allí que sus trabajadores organizaran un paro.
Hay tres razones que explican el abandono estatal de Quintero-Puchuncaví. “La primera es que Codelco tiene una muy buena reputación –sostiene el politólogo chileno Patricio Navia–. Es la empresa que nacionalizaron Eduardo Frei y Salvador Allende y que, cuando volvió la democracia, produjo casi el 70% del cobre. Ahora procesa cerca del 30%, pero sigue siendo muy importante”.
Lo segundo es que en Chile hay mucha demanda para que Codelco procese el cobre: existe una suerte de clamor popular por industrializar el país, así que exportar la materia prima está mal visto. “La gente sí quiere refinerías. También quieren que sean limpias, pero ambos pedidos no van de la mano”, agrega Navia. Finalmente, la ley obliga a que sea Ventanas la que refine el cobre de las pequeñas mineras; son estas últimas las que más contratan en el sector.
Con un asunto de dimensiones reales y simbólicas, Boric habría pateado la pelota a la otra cancha. “Para cerrar Ventanas, el Gobierno tendría que cambiar la ley y no tiene suficientes votos en el Congreso. Lo que hicieron fue comprar tiempo y evitar conflictos hasta el plebiscito de la nueva Constitución –sostiene Navia–. Los mineros tienen garantizado el trabajo por lo menos un año más y piensan que esa legislación no tiene futuro. Mientras tanto, Boric dirá que lo intentaron, pero que fue un asunto del Congreso”.
¿ Podría esta ser la primera gran victoria de Boric? Para Navia, retrasar la discusión hasta después de la consulta del 4 de setiembre es un gran paso, pero el verdadero triunfo será ganar ese referéndum, es decir, que se apruebe la nueva Constitución.
—Mensaje contaminado—
Stéphanie Alenda, directora de Investigación de la Facul
tad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, dice que el Gobierno se viene manejando de forma muy errática. “Por inexperiencia en la función gubernamental, se está generando l a sensación de inoperatividad y de desgobierno”. Si Boric prometió que no habría más “zonas de sacrificio” en el país (como las del `Chernóbil chileno'), no se entiende por qué no se previó el paro de los trabajadores del cobre.
“Los datos dicen que el presidente Boric es el peor evaluado en sus primeros cien días desde el 2014, con un 54% de desaprobación. Una de las explicaciones podría ser que el Gobierno no se maneja en una línea clara, hay zigzagueos permanentes, y eso contamina la percepción”, dice la experta.
¿Qué sucede a la interna del Gobierno? Para la especialista, el choque entre dos formas de pensar. “Por ejemplo, el Partido Socialista pide ampliar el Estado de excepción en la Araucanía y el Bío Bío; y del otro lado está el Frente Amplio, que opina que es una ruta incómoda para una gestión que apuesta por cambios estructurales, a pesar de que chocan con la necesidad de pragmatismo”.
Es verdad que habrá menos incertidumbre si Boric gana el plebiscito –hoy por hoy, según el diario “La Tercera”, solo un 11% “quiere que la nueva Carta Magna se apruebe tal como está propuesta”–, pero mantener la estabilidad no dependerá solo de él. Alenda recuerda que sus reformas son muy costosas y que podría haber desfases en un contexto de crisis global.
A ello habría que sumarle los propios tropiezos. Ella concluye: “Si se vuelve a paralizar la producción del cobre o se afecta la agricultura, las tendencias recesivas de la economía mundial podrían acentuar los problemas”. Entonces, el mandatario tendrá que enfrentarse a desafíos muchísimos más serios y se le hará más complicado despejar los problemas.
“El cuidado del medio ambiente es una obligación moral que tiene consecuencias directas e inmediatas”. Gabriel Boric Presidente de Chile