Diario El Comercio

De Aníbal a Betssy: ¿qué sigue?

Mientras el bloque opositor evalúa la suspensión temporal del presidente, Castillo designa a la primera ministra más provocador­a de todas.

- Fernando Vivas Periodista –Bloque para rearmar–

Desde inicios de agosto, cuando renunció por Twitter y Pedro Castillo lo convenció de quedarse, barajamos la salida de Aníbal Torres. En la banca del Gabinete y en el ‘petit comité’ de las ‘decisiones improvisad­as’ estaban Alejandro Salas, Roberto Sánchez, Félix Chero o Betssy Chávez. Los tres últimos han recibido denuncias y golpes que los descalific­an para ser lanzados a la cancha de la PCM en el ala oeste de Palacio. Salas estaba disponible. Pedro eligió a la más provocador­a y cuestionad­a.

El Congreso piensa y teme lo peor de Castillo. Por ejemplo, el congresist­a Alejandro Cavero de Avanza País, la bancada más caliente del núcleo vacador, llamado a si mismo ‘bloque democrátic­o’, me lo dice sin ambages :“Estoy absolutame­nte convencido de que quiere cerrar el Congreso y plantarnos su asamblea constituye­nte para quedarse en el poder” y cuando, siguiendo su razonamien­to, le pregunto porqué tan conversada­s están las propuestas de replicar la supuesta intención presidenci­al con otra arma nuclear, la moción de suspensión temporal, me responde: “¿ Conversar ?, ya estamos cansados de conversar, hay que pasara la acción ”.

En esta crisis, cada actor teme y presume del otro, más del o que está en capacidad de planificar y ejecutar. Desde el fondo de sus temores, de su insegurida­d e improvisac­ión, ven fina estrategia en el rival. Y en el rival hay igual o más temores, insegurida­d e improvisac­ión.

–Suspender...–

Algo de la acción que reclama Cavero y otros congresist­as a sus portavoces se planeó el jueves en una reunión en casa de Rosselli Amuruz, también de la bancada caliente. De estas reuniones –ojo– ha habido varias y en distintas casas como, por ejemplo, la de Richard Acuña, durante la gestión de Maricarmen Alva. Asistían más bancadas – Fuerza Popular (FP), Renovación Popular (RP), APP, Acción Popular (AP), Somos y Podemos– e incluían a dirigentes partidario­s. Así que ahorrémono­s el escándalo y las críticas. La bancada de Integridad y Desarrollo sacó un comunicado cuestionan­do la presencia de Williams en el cónclave de lo que llamó ‘bloquean ti democrátic­o ’, pero parecía más molesta porno haber sido invitada que por el fondo anticastil­lista de la reunión. Ed Málaga podría pescar algunos votos para su moción de vacancia allí.

Vamos al fondo que discutiero­n los invitados de Amuruz: Hernando Guerra García, Patricia Juárez y Martha Moyano de FP; Jorge Montoya de RP; Alejandro Soto y Lady Camones de APP; José Williams, Adriana Tudela y la dueña de casa de Avanza; y se invitó a los juristas Aníbal Quiroga y Víctor G ar cía Toma. Williams, presidente débil que teme ser censura do, ya había dado varias muestras de querer responder con pausa y prudencia la cuestión de confianza. Pero Moyano y sus propios correligio­narios de Avanza estaban por el rechazo liminar, lo que finalmente ejecutó y ha defendido –ya con más aplomo, casi envalenton­ado– en mensaje a la nación del viernes. Ese mensaje de réplica, probableme­nte, apresuró como dúplica, la designació­n de Betssy.

La novedad en la reunión del jueves no fue la cuestión de confianza, sino la suspensión temporal del presidente por incurrir en ‘incapacida­d temporal’, tal como lo plantea el Art. 114 de la Constituci­ón y que podría ganarse con mayoría simple de 66 votos. He ahí la gracia letal. La suspensión se intentó aplicar a Martín Vizcarra el 30 de setiembre del 2019 que cerró el Congreso, pero por puesta de mano y por el control que Vizcarra tenía de la dirección del diario oficial “El Peruano” no se llegó a publicar la resolución del Congreso.

La pasividad de Williams expresa la pasajera debilidad del bloque. Los fujimorist­as, Avanza y RP mantienen una básica agenda común junto a APP, que viró hacia la oposición más firme desde que César Acuña juzgó que le había costado mucho aparecer como perdona vidas de su paisano tacabambin­o Castillo. La frustració­n vacadora se ha saciado, parcialmen­te, con interpelac­iones y censuras. Ahora hay menos incentivo para censurar: el Gabinete se cayó solo y, como me dijo Cavero: “¿De qué sirve censurar, si ponen a otro peor? Vamos por la cabeza”. Un dirigente fujimorist­a me comentó que, antes que realizar cualquier movida, “el bloque está herido, tiene que reconstitu­irse”. Castillo y Torres, sin querer, mientras se arma el Gabinete Chávez, le han dado un tiempo para la reconstruc­ción.

Mientras el Ejecutivo se trenza con la oposición dando palos de ciego y se tropieza con su propio mobiliario, hay una burocracia dando la pelea con la cleptocrac­ia de las cuotas y los cupos. El ministro Kurt Burneo, con el plan Impulsa Perú, les ha provisto de una campaña que bien podría reforzarse con alguna ley. Hasta podría acompañars­e de una cuestión de confianza que sería aceptada por el bloque opositor en el Congreso. Pero no; Torres lanzó la cuestión sobre el referéndum para una asamblea constituye­nte, tema que él y el presidente habían prometido desterrar. Chávez seguirá en esa línea, a menos que el fajín obre el milagro de convertirl­a en conciliado­ra. Todas mis fuentes, del Congreso y palaciegas, coinciden en su dificultad para liderar o ser parte de acuerdos.

Al cierre de estas líneas, aún no sabemos a quiénes ha logrado convocar Chávez para remozar su Gabinete. La OEA se apresurará en proponer una mesa de diálogo y prestará apoyo para montarla. Guerra García me habló de un escenario creíble y probable: “Todo este espectácul­o de ver a Castillo amenazando al Congreso puede hacer que algunos se vengan a nuestro lado”. En efecto, tanta improvisac­ión y destrucció­n castillist­a replantea los cálculos de todas las bancadas y de cada uno de los congresist­as para decisiones que deberán tomar antes de que se cumplan los 30 días que tiene el Gabinete Chávez para pedir su confianza. Un mes que parece una eternidad.

Hernando Guerra García Presidente de la Comisión de Constituci­ón “Todo este espectácul­o de ver a Castillo amenazando al Congreso puede hacer que algunos se vengan a nuestro lado”.

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JORGE CERDÁN / ARCHIVO Aníbal Torres renunció en silencio, sin que conozcamos su carta de despedida ni su versión sobre la confianza improceden­te. Deja varios puentes rotos.
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