“Reinfectados pueden sufrir más que con la primera enfermedad de COVID-19”
Desde Estados Unidos, el especialista en salud pública explica qué aprendimos, qué viene y qué necesitamos entender para enfrentar el nuevo incremento de casos del coronavirus a casi tres años del inicio de la pandemia.
En diciembre se cumplen tres años desde que China notificó la aparición de una“ne umoníaví rica” en la ciudad deWu han. Más de mil días después, casi siete millones de muertos oficiales en el mundo (217 mil en el Perú) y sucesivas olas que cada vez golpean a poblaciones más específicas, el agotamiento físico y emocional de la pandemia supone un reto mayor para atender el nuevo aumento de contagios
—¿Qué implica decir que estamos en una quinta ola a casi 3 años de pandemia?
Estamos en un momento completamente diferente de la pandemia. Desde el punto de vista epidemiológico, estamos en la quinta ola porque desde noviembre hay un incremento sostenido de casos. Pero la gran consecuencia de determinar si estamos en una ola es qué impacto tiene sobre la población. Tenemos que ver lo que está pasando en EE.UU. y Europa, donde en setiembre, octubre y noviembre hubo un aumento sostenido de hospitalizaciones. Hubo días en los que morían más de mil personas. Los que están hospitalizándose y muriendo en esta parte del mundo son personas muy mayores, en sus ochentas y noventas, personas que no están vacunadas o que no han recibido sus refuerzos; o personas de cualquier edad que tienen condiciones que las predisponen a complicarse como cáncer, trasplantes, diálisis renal, debilitadas con enfermedades de Alzheimer, en cama. Ese es el impacto de la quinta ola.
—La cobertura de la cuarta dosis es muy baja. Luego de meses de campañas antivacunas tratando de hacer creer que no sirvieron las primeras, ¿cómo convencer de que se necesita?
La baja cobertura sucede en todo el mundo. La adopción de tercera, cuarta o quinta dosis es menor porque existe una fatiga del público. Quizá la única manera de convencerlos es hacer un paralelo con la gripe. Antes de la pandemia, la gripe en EE.UU. mataba a alrededor de 45 mil personas cada invierno y los que morían eran los niños menores de 5 años y mayores de 65. La vacuna contra la gripe es anual y protege de enfermedad y muerte. En este caso es similar.
—¿Qué sabemos ahora de las secuelas del COVID-19?
Es un problema muy serio de salud pública. Este mes en EE.UU. han aparecido reportes de cómo la fuerza laboral ha sufrido mucho porque entre 5% y 10% de trabajadores no pueden regresar a su trabajo por los síntomas persistentes. Entre el 20% y 30% de personas que se contagiaron y no llegaron al hospital pueden tener COVID-19 persistente hasta con más de 100 síntomas que van desde dolor de cabeza, debilidad, síntomas corporales y de la salud mental, ansiedad, depresión, etc. Es una realidad y un problema de salud pública porque además del embalse de casos de cáncer o diabetes ahora van a llegar miles de casos de gente que tiene `long COVID' y que se siente débil.
—Hay quienes creen que una buena forma de conseguir anticuerpos es enfermándose.
Acaba de salir un estudio en la revista “Nature Medicine” del 10 de noviembre que demuestra que las personas que se han reinfectado tienen 3 veces más probabilidades de desarrollar problemas pulmonares, 3 veces más probabilidades de sufrir problemas cardíacos y 60% mayor probabilidad de tener trastornos neurológicos que los pacientes que habían tenido una sola infección. La reinfección no es que te va a proteger más ni te ayudará a tener defensas. Una persona reinfectada puede sufrir más con la segunda enfermedad que con la primera.
—¿Es posible que a estas alturas se vuelva a obligar a usar mascarillas
?
La gente tiene que entender que el uso de mascarillas no debe depender de un decreto o la orden del ministro sino de mi necesidad de protegerme. Si soy mayor y vulnerable, no puedo esperar un decreto para usarla, sino porque entiendo que me puedo infectar porque aún circula el virus.
“Las secuelas del COVID-19 son un problema de salud pública que se une al embalse de cáncer y otras enfermedades no diagnosticadas”.