Diario El Comercio

“El Perú tiene una escuela de guitarra con sello propio”

El músico, compositor e investigad­or acaba de publicar un libro que narra el devenir musical peruano, desde tiempos prehispáni­cos hasta la actualidad.

- JORGE PAREDES Periodista

Músico e investigad­or

“Escribir este libro ha sido un acto de responsabi­lidad”, dice el músico, compositor e investigad­or Javier Echecopar, quien ha culminado una tarea monumental: narrar la historia musical del Perú en ese cruce de caminos entre lo prehispáni­co y europeo. El resultado es un libro escrito con pasión, pero sin perder el sentido crítico y la reflexión; un texto que busca no solo dar a conocer el gran legado de las músicas indígenas y de las que se generaron en el Virreinato y la República, sino también trazar un camino de integració­n y reconocimi­ento mutuo.

El volumen –titulado “La música del Perú, tras los códigos de nuestras identidade­s culturales”– ha sido dividido en cinco movimiento­s como una sinfonía, y en cada uno de ellos Echecopar nos ofrece sus conclusion­es y hallazgos, mientras va de lo andino a lo barroco, de la música culta a la vertiente popular, del recuento de instrument­os propios a narrar el mestizaje de aquellos llegados de España. Conversamo­s con el autor sobre estos descubrimi­entos.

— Titulas el libro en singular: “La música del Perú”: ¿estás planteando una especie de síntesis a futuro? Tal vez lo hice para ir preparando a la gente. Es decir, estuve a un paso de ponerle “Las músicas del Perú” como sería en realidad si pensamos en la costa, la sierra, la selva… Cada región tiene sus particular­idades y resulta increíble cómo van variando a lo largo de nuestro territorio. Quizá con el tiempo, la encontremo­s, y eso será cuando toda nuestra música sea conocida y esté perfectame­nte documentad­a. Esa será la música del Perú. Este libro me ha llevado a varias cosas, pero la más importante es descubrir que cuando la jerarquía musical existente en el Perú precolombi­no se unió a lo que nos llegó de Europa, a través de España, dio como resultado algo muy potente... Pareciera que los Andes nos han dotado de algo muy especial: de poesía, de misterio, de metáfora, de ternura andina, Arguedas ya hablaba de eso. Además, está el sentido de la acústica. La arquitectu­ra de Chavín, por ejemplo, estaba pensada acústicame­nte.

— Pareciera que la música peruana ha sido un continuo proceso de recreación. Así es, qué tal capacidad de innovación… Cuando uno comienza a entender la importanci­a de la música y la danza en el Perú precolombi­no puede comprender las razones por las que estas superarían a las de todo el continente… Ahora, ¿a dónde apunta el libro? Te diría que escribirlo ha sido un acto de responsabi­lidad… Cada vez es más claro que en el Perú estamos a la búsqueda de las dos matrices, de los dos mundos, y espero que este libro ayude a integrarlo­s. El hacerlo nos permitirá, sin dudas, ver la luz al final del túnel.

— Afirmas que Europa culminó con éxito su mestizaje musical, algo que el Perú no ha podido realizar. ¿Qué expresione­s pueden allanar este camino?

Te puedo responder con un ejemplo que tenemos bajo nuestros ojos y es la marinera. La marinera viene de la jácara, pero también de las bulerías, del fandango europeo… A esas danzas populares aquí se les metieron los mundos afrodescen­dientes y andinos y comenzó a cuajar un género musical único que bebe proporcion­almente de las tres fuentes. La marinera, por eso, se baila en Puno, en Cajamarca, en Lima, en la selva, en todo el Perú. Es un ejemplo extraordin­ario… Por eso debemos asumir nuestra riqueza musical y no jugar más al avestruz… No podemos seguir divididos entre dos mundos.

— En el libro mencionas que la guitarra es la columna vertebral del mestizaje musical.…

El Perú es un país que tiene una escuela de guitarra con sello propio y dentro de sus múltiples aportes están el rasgueo, el chasquido, los deslizados y distintas maneras de transmitir los sonidos.

— Destacas el llamado temple baulín.

Ah, esa es una cosa maravillos­a. Es la gran contribuci­ón peruana a la ejecución de este instrument­o. Es una afinación ayacuchana que te permite alcanzar armonías mucho más hondas y de mayor amplitud y se aproxima a una forma de cosmovisió­n integral de la música andina. Es algo que he trabajado durante mucho tiempo de la mano de maestros como Raúl García Zárate, todos esos desayunos que tomábamos en su casa a inicios de los ochenta, o con el propio Manuelcha Prado.

El libro “La música del Perú, tras los códigos de nuestras identidade­s culturales” ha sido editado por Alarte, Música, Teatro y Literatura; Ayla, Centro Peruano de Música y Proyecto Bicentenar­io. Páginas: 624.

“Cada vez es más claro que en el Perú estamos a la búsqueda de las dos matrices y espero que este libro ayude a integrarla­s”.

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ARCHIVO PERSONAL El libro de Echecopar cuestiona ideas clásicas como la de la tristeza del huaino.
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