Diario El Comercio

¡Que explote todo!

- FERNANDO Vivas Periodista

Tengo buenos amigos ‘precipitac­ionistas’, de esos que dicen: ‘que se precipite todo de una buena vez para que esto acabe ya’. A raíz del debate sobre la cuestión de confianza, algunos de ellos me decían, incluso, que, aunque esta les parecía improceden­te, el Congreso igual la debió votar y rechazar. Así hubiera llegado más rápido otra confianza y el duelo final. Nos ahorrábamo­s demandas competenci­ales y medidas cautelares.

No es un razonamien­to exclusivo de radicales, pues hay varios ‘precipitac­ionistas’ moderados. Es una forma de ser prácticos, asumiendo la tesis marxista que hoy es patrimonio de la humanidad: la agudizació­n de las contradicc­iones para llegar a la revolución. En nuestro caso, a nuevas elecciones generales nomás. A esta gente le parece que más perdemos cada día con la corrosión sistémica de la corrupción que lo que perderíamo­s si se precipitar­a una confrontac­ión final. Por ratos, yo mismo pienso así.

¿Pero qué lleva a pensar que a punto de confrontac­ión de poderes se resuelve la crisis? El que piensa así ha tirado la esponja de la negociació­npolítica, ya no cree –ni lo sueña– que se puede llegar al mismo o mejor resultado conversand­o. Por el contrario, siempre creo que se debe negociar, pactar, cubiletear, conversar, llámesele como se le llame al intento de encauzar las tensiones por una vía pacífica.

La OEA va a intentar pronto establecer una negociació­n, apenas esté listo el informe de la misión que nos visitó. Tiene, además, que corregir la impresión de que, hasta hoy, ha sido muy condescend­iente con un presidenci­alismo corrupto e ineficient­e. Si deja entrever, en sus comunicado­s y gestos, que le interesa que las fuerzas políticas peruanas discutan una salida política que podría incluir un adelanto de elecciones consensuad­o, se acabó el sutil apaño que hemos visto hasta hoy de la OEA y del Gobierno de Estados Unidos.

Pero eso no va a pasar si aquí mismo no se pronuncian las fuerzas que hoy se han puesto de costado, pretextand­o que no apoyan al ‘golpismo de derecha’ contra un gobierno ‘elegido por el pueblo’. La izquierda, desde Verónika Mendoza hasta la CGTP, sigue apañando a Castillo por su aversión a coincidir con la derecha. Y esta no los convoca a conversar por la misma aversión. He ahí el reto de intermedia­rios para que presionen en pro de ese encuentro indispensa­ble.

En el Congreso hay otras razones por las que la izquierda puede confluir con el bloque opositor. No tienen que ver con la ideología, sino con la superviven­cia de curul. No hay cuotas ministeria­les ni obras que se puedan asegurar a tanto buscón. Esa es otra crisis, no solo política, sino moral, pero igual empuja hacia la vacancia. En resumen, no es bueno jugar a precipitar todo sin algunas considerac­iones y negociacio­nes fundamenta­les.

“No hay cuotas ni obras que se puedan asegurar para tanto buscón”.

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