Diario El Comercio

“En mi poesía hay esa mirada que cuestiona ese amor romántico”

El viaje, el amor, la denuncia. Cuarenta años de poesía se reúnen en “Una herida menor”, antología de una voz principal de la generación del ochenta.

- ENRIQUE PLANAS

La poesía como her i da. Una l esión revulsiva, que nos obliga a mirar y que lleva en sí la promesa de sanación. Una poesía tremendame­nte expresiva, que nos salva y nos anima a pensar, a ubicarnos en la vida. Para Rocío Silva Santisteba­n, los seres humanos somos no más que un pedazo de tiempo, y por ello, debemos construir en l o común, aparcando nuestra obsesión por lo individual. “Eso es algo que no estamos pensando bien en el Perú”, afirma, cuando iniciamos esta entrevista a propósito del lanzamient­o de su primera antología poética, recuperand­o poemas que representa­n cuarenta años de carrera. Un tiempo en que ella ha considerad­o la poesía un acto de profilaxis: sobre su país, el abandono, el egoísmo feroz. “Cuando leo poesía de otros, me hace sentir mejor”, afirma.

—Después de años de escuchar discursos en el Congreso, supongo que leer poesía es para ti un bálsamo.

No olvidemos que Sagasti, cuando asumió la presidenci­a, terminó su discurso citando a Vallejo. Y todo el mundo se burló de eso, lo que habla del nivel de primitivis­mo que tenemos en el Congreso.

—El prólogo del libro nos habla de tres temas centrales en tu poesía: el poema como viaje, como exploració­n íntima y como denuncia. Pienso si, en tu caso, viajar, amar y denunciar no tienen que ver con lo mismo. ¡Sin duda alguna! [ríe]. Viajar y reconocers­e, amar y desamar, y posicionar­te en el mundo, tratando de levantar la voz, forman parte de mi vida. Posicionar­te como mujer, pelearte como peruana, salir a las calles el mismo día que Manuel Merino se nombró presidente de la República, son parte de un acto vital que tiene que ver con la pulsión de la poesía. Uno puede escribir sobre la muerte, pero la pulsión de la poesía es el eros, es vitalidad.

—¿Crees que leer conceptos como “poesía femenina” o “poesía de mujeres”, tan usados en su momento para hablar del trabajo de tu generación, no resulta un tanto anacrónico? Como dice Rossella di Paolo: “Los poetas siempre por unidad, las mujeres a granel” [ríe]. Era una manera de ponerte en un cajón literario. ¿Qué tipo de poesía era esa? ¿Era poesía pura o poesía social? Entonces, nos calificaba­n como “poesía de mujeres”. Ahora esas definicion­es han dejado de tener sentido. La participac­ión de las mujeres en el ámbito de la poesía es 50-50.

—Si no es más…

Exacto. Ahora ya no hay esa idea específica, tener que ubicarte en un ámbito vinculado específica­mente al género. Y mira que Victoria Guerrero acaba de publicar un libro que se llama “La mujer” y Yuli Solís, una excelente poeta, también tiene toda una serie de referentes vinculados con lo corporal. O estas otras poetas jóvenes que escriben desde esta estética otaku y que además utilizan cosplay para poder cambiar de identidade­s. El ámbito de la teoría literaria feminista para poder entender los procesos de las mujeres tienen plena vigencia.

—Entras a la poesía cuando en el ambiente se vivía la marcada presencia de Hora Zero. ¿Cómo encontrar una voz en momentos en que había una forma de escribir poesía tan marcada y militante?

Siempre hay lo que Harold Bloom llamaba “la ansiedad de la influencia”. Lo que a mí me marcó fue la poesía de César Moro. ¡Era un desatado de la pasión! Pero también me interesaba su interés en el cuerpo del hombre como objeto amoroso. Mis lecturas eran descoordin­adas. Por supuesto que leía todo Hora Zero, el Enrique Verástegui de “Los extramuros del mundo” me fascinaba. Y también, por supuesto, a Toño Cisneros y su ironía fina, a Rodolfo Hinostroza, luego leí más a Blanca Varela, a Carmen Ollé, a contemporá­neas como Mariela Dreyfus, a Patricia Alba, poeta excelente que no ha vuelto a publicar desde hace treinta años. La poesía tan juguetona de Rossella di Paolo, uno va andando y todo eso marca la poesía. Yo no sé si tengo un estilo: tengo poemas de versos cortos, otro de versos largos. No sé cómo plantear este aprendizaj­e del estilo. Quizá mi estilo sea un “no estilo”, un `mix' de todo.

—¿Cómo ha cambiado tu visión del amor en tu poesía?

Mis primeros poemas son de una poeta adolescent­e, con las hormonas desatadas, sin duda, y llena de imágenes de amores contrariad­os. Como lo decía el mismo Moro:

“Amour a mort”, el amor a muerte, inspirado en la literatura, en la poesía, en el cine de ese entonces. Amábamos totalmente inspirados por la cultura. Hoy en día, las jóvenes feministas han descubiert­o y atravesado algo que nosotras no vimos: las imágenes equívocas del amor romántico. Ellas me han enseñado a deconstrui­r el amor romántico y a repensarme también en las relaciones amorosas de mi vida, las que no te voy a contar [ríe]. Digamos que, desde esa perspectiv­a, en mi poesía hay esa mirada que cuestiona ese amor romántico, que en mi caso era ultra apasionado, dar la vida en el amor, la pasión a más poder. Todo eso forma parte de un mito muy positivo para la poesía, pero que para la vida es un desastre.

 ?? ANTHONY NIÑO DE GUZMÁN ?? Rocío Silva Santisteba­n (Lima, 1963 ) es abogada, poeta y activista por los derechos humanos. Se desempeñó como congresist­a entre el 2020 y el 2021.
ANTHONY NIÑO DE GUZMÁN Rocío Silva Santisteba­n (Lima, 1963 ) es abogada, poeta y activista por los derechos humanos. Se desempeñó como congresist­a entre el 2020 y el 2021.
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Editorial: Animal de
Invierno Páginas: 120
Título: “Una herida menor. Antología poética 1983-2022”. Autor: Rocío Silva Santisteba­n Editorial: Animal de Invierno Páginas: 120

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