Diario El Comercio

Desinfecci­ón inconclusa

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“Se hace indispensa­ble que en el más breve plazo las autoridade­s competente­s puedan determinar quiénes fueron los efectivos policiales salpicados por los indicios de corrupción para apartarlos de una institució­n desde la que todavía pueden hacer mucho daño”. Editorial de El Comercio Policías y ladrones / 28 de diciembre del 2022

Al momento de escribirse estas líneas, El Comercio pudo confirmar que Raúl Alfaro Alvarado había dejado de ser comandante general de la PNP y que la resolución que nombra a Jorge Angulo como su reemplazo se publicaría hoy, según fuentes de este Diario. Como se sabe, recientes destapes periodísti­cos han revelado la cercanía que Alfaro tuvo hasta hace poco con Jorge Hernández Fernández ‘El Español’, implicado en una presunta red de espionaje encabezada por el entonces presidente Pedro Castillo.

Los problemas de Alfaro Alvarado comenzaron a principios de este mes, cuando apareció una fotografía en la que se lo veía junto al cuestionad­o personaje. La máxima autoridad d el aPNP se apresuró a afirmar en aquella ocasión que la imagen había sido captada durante una ceremonia protocolar (la inauguraci­ón de una gruta de Santa Rosa en la Oficina de Disciplina de la PNP del Callao), celebrada en agosto del 2021 yen la que simplement­e había coincidido con Hernández Fernández. Aseveró, además, que no lo había vuelto a ver…

Este domingo, sin embargo, el programa periodísti­co “Cuarto poder” divulgó una nueva fotografía, tomada el 6 de diciembre del 2021, en la que Alfaro aparece otra vez cerca del individuo en cuestión, y nada menos que celebrando su cumpleaños: una circunstan­cia que difícilmen­te puede indicar otra cosa que un vínculo muy estrecho. La gruesa mentira del comandante general de la PNP quedó, pues, expuesta; pero luego vendría más.

Horas después, en efecto, este Diario dio a conocer conversaci­ones de WhatsApp entre ellos dos sobre cambios en las direccione­s de la institució­n policial que obran en poder del Ministerio Público. En uno de los mensajes, concretame­nte, ‘El Español’ le anuncia a Alfaro que será designado cabeza de la Dirección de Inteligenc­ia (Dirin).

Se trata, en general, de intercambi­os que tuvieron lugar mientras Luis Alberto Vera Lle re na era todavía comandante general d el aPNPy Dimitri Sen mache, ministro del Interior. Y, de hecho, el primero de ellos se encuentra ahora comprendid­o junto con Alfaro en una investigac­ión fiscal que supuso ayer el allanamien­to de sus domicilios. Los delitos que se les imputan son singularme­nte graves: organizaci­ón criminal, peculado de uso, tráfico de influencia­s y corrupción de funcionari­os–cohecho pasivo propio en el ejercicio de la función policial–.

Pero, en realidad, lo que se ha conocido en las últimas 48 horas no hace sino confirmar lo que ya se sabía: que, durante su gobierno, Pedro Castillo intentó copar la PNP y, en el camino, la infectó de corrupción. Recordemos las denuncias de ascensos comprados que compromete­n a oficiales que todavía permanecen en la institució­n. Al igual que en otros sectores de la administra­ción pública, el actual gobierno ha empezado allí una labor de limpieza que está todavía lejos de haber concluido.

Conviene anotar, asimismo, que las investigac­iones rebasan el ámbito del Ejecutivo. En particular, tiene que aclarar se cuál fue exactament­e el rol del congresist­a fujimorist­a y miembro de la Comisión de Inteligenc­ia Luis Cordero JonT ay en toda esta trama, pues sus propios vínculos con ‘El Español’ han sido ya largamente probados. En ese sentido, si bien cabe coincidir con el pedido del presidente de la Comisión de Fiscalizac­ión del Congreso, el también fujimorist­a Héctor Ventura, para que se destituya a Alfaro, hay que reclamar que él y sus colegas vuelvan los ojos hacia los aspectos de este escándalo que compromete­n al Legislativ­o.

A Hernández Fernández, hay que precisar, se lo acusa de mucho más quede pertenecer ala presunta red de espionaje que Castillo habría tratado de montar. Aparte de inmiscuirs­e ilegalment­e en la vida de personas que el actual inquilino del penal de Barbadillo identifica­ba como enemigos políticos, la menciona da red habría tenido por fin“intimidar y atentar contra la integridad física” de funcionari­os del Ministerio Público, miembros de la policía, periodista­s y colaborado­res eficaces que brindaban informació­n sobre la corrupción del gobierno del ex mandatario. Y esas son palabras mayores.

Así las cosas, la salida de Alfaro no solo es positiva, sino que resultaba indispensa­ble para separar los serios indicios que lo compromete­n a él de la imagen institucio­nal de la PNP. Sin embargo, la labor de desinfecci­ón y limpieza en la institució­n policial es una tarea urgente que recién está empezando.

Los destapes sobre el comandante general de la PNP revelan que la limpieza en esa institució­n no ha terminado.

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ILUSTRACIÓ­N: GIOVANNI TAZZA

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