Estremecimiento familiar
“El hijo”
★★★★★
Género: drama. País y año: EE.UU., 2023. Director: Florian Zeller. Reparto:
Hugh Jackman, Zen Mcgrath, Laura Dern. Dónde verla: en cines.
Lo hecho por Florian Zeller (París, 1979) es llamativo: ha escrito novelas, aclamadas y exitosas obras de teatro, y ya lleva dirigidos dos largometrajes. Todo apenas con 43 años. Su obra “El padre” –que ha sido puesta en escena en numerosos países, incluido el Perú, con la recordada actuación de Osvaldo Cattone– fue luego adaptada al cine por él mismo, con Anthony Hopkins como protagonista. Y los resultados de esa transición de las tablas a la gran pantalla fueron más que satisfactorios.
Apenas dos años d es pués, zeller vuelve a hacer el ejercicio de adaptar su propia obra, esta vez con “El hijo”. Si hay una primera cosa a destacar es que, al igual que en su anterior filme, el autor francés elude la representación demasiado teatralizada, un pie del que cojean muchas adaptaciones de este tipo. Zeller conoce y entiende los diferentes registros, y cuenta con notable habilidad para moverse entre ambos con soltura, seguridad y lucidez.
La historia de un muchacho (Zen Mcgrath) que sufre una crisis personal, y la forma en que sus padres (Hugh Jackman y Laura Dern) deben lidiar con la situación, luce convincente gracias alas actuaciones de los mencionados: personajes que al principio lucen inexpugnables, pero que a medida que se desarrolla el conflicto empiezan a desbaratarse.
La película es dura y chocante en su propósito de escudriñar hasta qué punto un hijo desestabiliza la vida de sus padres. Lejos de romantizar el vínculo, la historia que plantea Zeller apunta a derribar el tono idílico y la idea de una pureza afectiva sin concesiones. Sumado a ello, “El hijo” aborda la problemática relación entre la inestabilidad emocional y la a veces incontrolable condición biológica: si en “El padre” se exploraban los linderos de la demencia, aquí se hace lo propio con la depresión y sus consecuencias.
También es cierto que “El hijo” no alcanza los logros de su antecesora –es menos arriesgada, y a ratos peca de un dramatismo algo acartonado–, pero ello no impide ratificar el innegable oficio de su director, un nombre que valdrá la pena seguir por la promisoria carrera que lleva por delante.