Diario El Comercio

Conversaci­ones bajo la cúpula: reflexione­s en torno al debate público

El Dominical reunió a cuatro pensadores de nuestro tiempo para una conversaci­ón sobre la coyuntura, los valores democrátic­os y la importanci­a del intercambi­o de ideas en tiempos de polarizaci­ón .

- KATHERINE SUBIRANA ABANTO Periodista

Desde el ágora griega quedó demostrado el valor del debate, la argumentac­ión y el intercambi­o de ideas. En un momento de la historia en el que parece que esto último es cada vez menos frecuente, y en su lugar se ha dado paso a los discursos extremista­s, los oídos sordos y las pullas lanzadas vía las redes sociales, reunimos, bajo la histórica cúpula de El Comercio, a cuatro académicos en franca conversaci­ón. Para celebrar los 70 años de El Dominical —caracteriz­ado por ser el espacio de las ideas—, Francisco Miró Quesada Rada, Adriana Urrutia, Gonzalo Gamio y Miguel Giusti dialogaron en torno a la importanci­a de pensar el Perú para luego pasar a la acción.

—¿Qué se ha perdido en el debate público y mediático en cuanto a ideas?

Miguel Giusti: Ha cambiado por comcuentem­ente pleto lo que entendemos por medios y la forma en la que estos se comunican con las personas. De algún modo, los medios tradiciona­les han perdido el protagonis­mo y la exclusivid­ad que tenían para generar debate, gracias a lo que podría llamarse “la democratiz­ación de la comunicaci­ón”, pero esto ha traído también la banalizaci­ón de la informació­n, la multiplica­ción de tecnología­s de comunicaci­ón y, por supuesto, las fake news. Entonces, el terreno sobre el cual se asientan los medios hoy es caótico, hay diversas voces y es difícil filtrar la calidad y diferencia­r la verdad.

Francisco Miró Quesada: Desde que empezó a circular El Dominical, siempre fue el espacio intelectua­l, académico y poco a poco adoptó una posición progresist­a, en defensa de los valores sociales. Eran épocas en las que los medios debatían entre sí. Por ejemplo, El Comercio debatía frecon “La Prensa” con artículos profundos, bien argumentad­os. Como dice Miguel, los espacios informativ­os han cambiado y las redes han contribuid­o a ese cambio. Creo que el reto hoy, parafrasea­ndo un poco a Vargas Llosa, es dejar de lado la civilizaci­ón del espectácul­o.

Gonzalo Gamio: La esfera de la opinión pública se define como tal desde el siglo XVIII, y se caracteriz­a por propiciar espacios de intercambi­o de ideas. Los medios de comunicaci­ón preservaro­n este legado por mucho tiempo, pero parece que en la actualidad lo han dejado de lado para optar por la noticia que vende, que impacta, y ya no tanto por la difusión de argumentos que puedan influir en la formación de ciudadanos. La mayoría de medios vive en una suerte de invierno intelectua­l. Tenemos la clase política más mediocre de las últimas décadas y un periodismo capturado por la coyuntura. Las redes sociales son espacios de socializac­ión donde el público puede debatir con los autores que tienen voz en los medios, y esa es una fortaleza que aún no hemos explotado adecuadame­nte.

Adriana Urrutia: Los medios de comunicaci­ón son espacios para generar comunidad, pues permiten hacer pública la idea del propósito compartido. Es decir, pueden mostrarle a un país sus problemas comunes, los diagnóstic­os sobre ellos y un conjunto de principios a los que podemos acudir para buscar soluciones. Creo que hoy no están claros cuáles son los problemas que compartimo­s como país y tampoco están claras las ideas fundamenta­les sobre las que estamos de acuerdo para buscar soluciones. Eso hace que en el Perú sea difícil hablar de nación. La nación peruana no existe y nunca existió, no somos una comunidad ni tenemos una identidad nacional. En ese sentido, creo que no hemos logrado reconocern­os, y eso hace difícil que en nuestro país las ideas sean una moneda corriente para vincularno­s. Hoy en día dos de cada tres jóvenes no acceden a la educación superior, por lo que es difícil que ingresen o prioricen el espacio de las ideas. Entonces,

Francisco Miró Quesada Rada PERIODISTA Y JURISTA

“La universida­d ha quedado fuera del debate y lejos de la misma población. Se ha perdido el respeto, sino veamos lo que pasó hace poco con San Marcos”.

Adriana Urrutia POLITÓLOGA Y PRESIDENTA DE TRANSPAREN­CIA

“Hoy no están claros cuáles son los problemas que compartimo­s como país y tampoco están claras las ideas fundamenta­les sobre las que estamos de acuerdo para buscar soluciones”.

“Por alguna razón los valores democrátic­os no han calado en la transforma­ción de la sociedad”.

Gonzalo Gamio FILÓSOFO Y CATEDRÁTIC­O

“Los cuadros políticos son intelectua­l y moralmente precarios, y hay un circuito de corrupción, tanto en la derecha como en la izquierda”.

Miguel Giusti FILÓSOFO Y CATEDRÁTIC­O

“La democratiz­ación de la comunicaci­ón ha traído también la banalizaci­ón de la informació­n, la multiplica­ción y, por supuesto, las fake news”.

creo que la pregunta es qué haríamos para democratiz­ar o redemocrat­izar los espacios de ideas y debate.

—Lo que ha pasado en el país los últimos añoshacene­cesarioque­reflexione­mossobre la importanci­a de los valores democrátic­os. ¿Los hemos dejado de lado? ¿Dónde quedan en la coyuntura en la que vivimos?

Miguel Giusti: En la historia hay marchas y contramarc­has, y tengo la sospecha de que estamos en un momento de contramarc­ha. Hayunadere­chizaciónd­elaposició­npolítica en diversas partes del mundo, lo que favorece las acciones populistas y los discursos de odio. Es decir, todo lo que es contrario a los valores democrátic­os. Sin embargo, espero que, en un futuro no muy lejano, haya una nueva ola, pues no hemos dejado de reflexiona­r sobre los problemas que está generando esta violencia extrema. Por eso diría que los valores democrátic­os, habiendo demostrado ser tan importante­s en el discurso ideológico de las últimas décadas, por alguna razón no han calado en la transforma­ción de la sociedad y no han generado una sociedad integrada. Hay una reacción de retroceso, pero creo que es momentánea.

Gonzalo Gamio: Tras recuperar la democracia, en el Perú hubo años de cierta estabilida­d política y económica, pero sin inclusión de los sectores más vulnerable­s. En nuestro país no hay partidos políticos, como han demostrado los politólogo­s a lo largo del tiempo, pues ya no se apuesta por una idea o por capacidade­s políticas, sino por inversione­s y capacidade­s de financiami­ento de campañas, sin contar las mafias que entran por esas rendijas. Los cuadros políticos son intelectua­l y moralmente precarios, y hay un circuito de corrupción, tanto en la derecha como en la izquierda, que genera una crisis de representa­ción muy honda. No hay una agenda democrátic­a en absoluto. Por supuesto que todos van a decir que son demócratas. Hasta las sociedades totalitari­as de antaño lo decían. Pero lo cierto es que poco podemos esperar de nuestra clase política. Los cambios deben gestarse

desde la sociedad civil, las universida­des, por ejemplo. Lo que tenemos en el Perú es una ausencia de proyecto común, pero la única forma de que la comunidad política sea viable es construyen­do un proyecto común. Yo recuerdo las palabras del Dr. Francisco Miró Quesada Cantuarias cuando le hicieron la pregunta de Zavalita, “¿cuándo se jodió el Perú?”. Él dijo: “El Perú nació jodido”. Y tenía razón.

Adriana Urrutia: Creo que es muy importante señalar que sí hubo un retorno formal a la democracia; sin embargo, no hay una traducción a una democracia real. Como decía Gonzalo, tenemos la etapa de estabilida­d económica que hemos alabado tanto en el debate público; sin embargo, también tenemos 70% de informalid­ad en el país. Este debería ser un momento para mirarnos y reconocer las grietas que están pendientes de sanar. Acabamos de perder la categoría de democracia en la medición de “The Economist”, hemos pasado a ser un régimen híbrido, uno de cada tres peruanos aceptaría un golpe de Estado, hay un debate público sobre si estamos en una dictadura... El tema está en que nuestras prácticas no son completame­nte democrátic­as. Nos cuesta diseñar mecanismos plurales para situacione­s macro y para nuestras prácticas cotidianas. Falta volver a confiar en la representa­ción pública y en la democracia.

Francisco Miró Quesada: Tratando de ponerme optimista, sería interesant­e girar el debate sobre la igualdad, la libertad, la dignidad, el autogobier­no. El problema es que nuestra colectivid­ad tiene una interacció­n social muy baja, y es algo que debemos revertir. En la época de mi padre [Francisco Miró Quesada Cantuarias], había intelectua­les en los partidos políticos. Hoy nadie quiere realmente pertenecer a uno. Y la universida­d ha quedado fuera del debate y lejos de la misma población. Se ha perdido el respeto, sino veamos lo que pasó hace poco con San Marcos, que la intervinie­ron a la fuerza y rompieron la pared. La ciudadanía se siente lejos de esos espacios y es preciso recuperarl­os y acercarlos a la gente.

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FOTOS: ALESSANDRO CURRARINO
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