Diario El Comercio

El juego de las estatuas

- ALEJANDRA Costa Curadora de Economía del Comité de Lectura

La salida de Alex Contreras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) se caía de madura desde hace tiempo. Sin embargo, no hubiera sido muy sorprenden­te si el gobierno de Dina Boluarte decidí a mantenerlo en el cargo por unos meses más, así como tampoco llama demasiado la atención que Alberto Otárola se mantenga como jefe del Gabinete o que no haya cambios en el Ministerio del Interior.

Lamentable­mente, Boluarte y sus ministros nos han acostumbra­do a verlos sobrevivie­ndo en un interminab­le juego de las estatuas, ese pasatiempo de los recreos escolarese­n el que ganaba aquel que lo graba mantenerse totalmente inmóvil, sin importar las muecas, bromas y gritos de sus compañeros.

Se les ve hasta cómodos en esta competenci­a por demostrar quién hace menos. Con un Congreso adepto a marcar la agenda – concentrad­a en hora darla institucio­nal id ad y mantener asustado al Ejecutivo– y el temor de que se reanuden las protestas, todos los incentivos apuntan a que sigan haciéndose los muertitos para sobrevivir hasta el 2026.

El problema es que el resto del país no puede darse ese lujo. Las empresas necesitan generar mayores rentabilid­ades para sus accionista­s y los hogares requieren aumentarsu­s ingresos, pero también las economías ilegales avanzan a toda velocidad confiando, precisamen­te,en la in acción del gobierno.

En este escenario, hay dos posibles consecuenc­ias tras las llegadasde­J os é Arista al MEFyRó mu lo Mucho al Ministerio de Energía y Minas: asumen su posición en la inmóvil fotografía del Gabinete o cambian el juego y pasamos a ver a los ministros haciendo carreras para ver quién avanza más rápido que el otro.

Las primeras declaracio­nes de Arista y Mucho permiten tener algo de fe en que va a suceder lo segundo. Es saludable que ambos hayan hecho referencia a Tía María, un proyecto minero emblemátic­o con un antecedent­e trágico y que, gobierno tras gobierno, ha sido mantenido en el congelador por miedo a los sector es queseo ponen. Si Mucho logra avanzar, aunque sea unos pasos, para lograr que Tía María se concrete y contribuya ala economía de Ar equipa, ya sería una señal clarísima de que las cosas están cambiando.

En un año como el 2024, posterior a uno de contracció­n de la economía como el 2023, en esas dos carteras se necesita más agilidad que nunca, implementa­ndo de manera agresiva cambios positivos como la ventanilla única digital para la minería, para empujar proyectos, la recomposic­ión de los regímenes tributario­s para las pymes y la lucha contra, por ejemplo, la minería ilegal.

Pero también se requiere mesura en el manejo de las expectativ­as –al contrario del infundado y terco optimismo de Contreras– y en el gasto, pues el gran reto este año será la recuperaci­ón de la economía sin tirar los recursos fiscales por la ventana y logrando que el déficit fiscal se reduzca al 2% del producto bruto interno para finales del año.

Un poco de firmeza también será importante, imponiendo la responsabi­lidad fiscal en la búsqueda de salidas a la crisis de Petro-Perú y en la reforma del sistema de pensiones.

Es pronto para cantar victoria, pero solo nos queda rezar para que sean los nuevos jales del equipo los que impongan a qué juega el gobierno, y no al revés.

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