Diario El Comercio

Todo es falso, pero renuncio

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“En tiempos de crisis como los que vivimos, no se puede permitir que institucio­nes claves para nuestra democracia se sigan empañando”. Editorial de El Comercio Salpicando a la fiscalía / 1 de diciembre del 2023

Dos días atrás, el entonces miembro de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) Henry Ávila Herrera presentó su renuncia a esa institució­n. En carta dirigida a su presidente, Humberto de la Haza Barrantes, señaló que lo hacía por las menciones que había hecho de él Jaime Villanueva en las declaracio­nes que prestó en el contexto de la investigac­ión que se le sigue en el Ministerio Público a la suspendida fiscal de la Nación Patricia Benavides. Villanueva, como se sabe, fue asesor de esta última y ahora es testigo en el proceso que la involucra.

El contenido exacto del testimonio aludido aún no se conoce, pero el periodista Ricardo Uceda reveló el último domingo en las páginas de este Diario que, durante el gobierno de Pedro Castillo, Villanueva habría presenciad­o la solicitud de uno o varios favores de un miembro de la JNJ a Félix Chero, a la sazón titular de Justicia. Cosa que, de ser cierta, sería desde lue go materia de investigac­ión y escándalo. La hipótesis que se deriva de esa informació­n, lógicament­e, es que el integrante de la JNJ en cuestión sería Ávila. Y, de hecho, ayer la Procuradur­ía General del Estado (PGE) le solicitó al fiscal de la Nación interino, Juan Carlos Villena, que inicie diligencia­s preliminar­es por los presuntos delitos de cohecho pasivo propio y cohecho activo genérico contra Ávila y Chero.

En su carta a De la Haza que mencionamo­s al inicio, Ávila niega la veracidad de lo sostenido por Villanueva en su declaració­n –la que, curiosamen­te, parece conocer en detalle– y afirma que esta contiene “un conjunto de hechos notoriamen­te falsos sobre ciertas verdades que atañen” a su conducta (una fórmula un tanto enredada de ensayar un desmentido), antes de agregar que rechaza enérgicame­nte y con indignació­n “todos esos contenidos malintenci­onados y agraviante­s”. Desconcert­antemente, sin embargo, llega luego a la conclusión de que, “ante tales circunstan­cias y en interés de garantizar la integridad, transparen­cia e institucio­nal id ad de la JNJ, lo más prudente y aconsejabl­e” es, en su opinión, alejarse del cargo que ostenta. Es decir, asevera que todo lo que le imputaría Villanueva es falso, pero renuncia… Un auténtico reto a la razón, porque si lo que le atribuye el exasesor de la señora Benavides no tiene asidero en la realidad, lo que correspond­ería es que permanecie­se en el cargo. ¿Cómo así contribuye su renuncia a la integridad, transparen­cia e dela JNJ? No se sabe.

En honor a la verdad, habida cuenta de la inconsiste­ncia de su argumentac­ión, lo que se levanta es, más bien, la sospecha de que sí ha existido algo irregular en su conducta. Una circunstan­cia que afecta la ya mellada imagen de la mentada institució­n, en momentos en los que todos sus miembros enfrentan en el Congreso una denuncia constituci­onal que plantea inhabilita­rlos por diez años (y, en consecuenc­ia, forzarlos a sus cargos inmediatam­ente ). Como se recuerda, ese proceso tiene como sustento el supuesto favorecimi­ento indebido de todos ellos a su colega Inés Tello para que permanecie­ra en su puesto a pesar de haber pasado ya los 75 años.

No conviene olvidar tampoco que en las declaracio­nes de Villanueva existen también referencia­s inquietant­es a Guillermo Thornberry, otro miembro de la JNJ, el que supuestame­nte habría filtrado informació­n a la fiscal Ben a vi des durante su proceso de evaluación. Si sumamos a ello las críticas que la JNJ ha atraído sobre sí por demorar mucho más allá del plazo permitido el pronuncia miento que tiene pendiente sobre la re considerac­ión presenta da por Ben a vides a su suspensión, resulta obvio que la una crisis de credibilid­ad muy severa. Y la solución que, con prescinden­cia de lo que vaya a ocurrir en el Congreso, deberían considerar sus integrante­s es la de dar, todos, un paso al costado.

Si alguien creyó que la JNJ así constituid­a iba a salvar la democracia, debería pensarlo de nuevo.

La argumentac­ión de Henry Ávila Herrera para apartarse de la JNJ es inconsiste­nte.

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ILUSTRACIÓ­N: VÍCTOR AGUILAR RÚA

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