Defender lo indefendible
El Congreso de la República sea presta a destituir a la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Lo hará, según su potestad, aduciendo una “causa grave” cuya gravedad –como mínimo– es discutible: haber permitido –con base en un informe de Servir– que uno de sus miembros continúe siéndolo a pesar de haber sobrepasado el límite de edad de 75 años. Se arguye que los miembros de la JNJ se “confabularon” para dejar en el cargo a la magistrada Inés Tello.
La inquina persecutoria de las mayorías del Congreso no es muy difícil de dilucidar. Aquí no hay audios ni videos que evidencien corrupción a gran o pequeña escala, como pasó en el caso de Los Cuellos Blancos del Puerto, que puso al descubierto la descomposición moral del Consejo Nacional de la Magistratura. Tampoco se trata–comoaducen lospr oponentes–de una institución de origen ilegítimo ,“obra del` lagarto' Vizcarra”. Fue creada con el respaldo mayoritario de las bancadas (Fuerza Popular, PPK, Apra, Acción Popular, Nuevo Perú) que conformaban en ese entonces el trunco Congreso 20162021, y ratificada por un 86% de la ciudadanía en un referéndum.
Pero que carezca de origen espurioo no esté–hasta donde conocemos–signada por la corrupción no hace de la JNJ una institución ejemplar por la que uno debiera inmolarse. Su accionar ha sido más que deficiente. Casi cinco años después de instalada, la situación de jueces y fiscales provisionales sigue siendo la misma. Ni sanciones ejemplares ni nombramientos transparentes y edificantes. El propio nombramiento dela ahora suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides, tras una “entrevista” para el olvido, en la que esta hizo gala de sus carencias argumentativas y pobre bagaje intelectual, nos revela – como una fábula con moraleja– la mediocridad del accionar de la JNJ y la predominancia de la cultura del amiguismo en lo que debería ser un ente constitucional autónomo regido por la meritocracia y la búsqueda constante de la excelencia.
Las verdaderas razones de las mayorías en el Congreso, sin embargo, son de otra índole y tienen que ver con las atribuciones de la JNJ en un contexto preelectoral. Todas tienen como objetivo asegurar un resultado “óptimo” en las elecciones generales del 2026 y, para ello, “necesitan” asegurarse que entidades clave como la ONPE y el Reniec no vuelvan a caer en manos de“rojos y caviar es ”. Un segundo objetivo –un tanto solapado– es tener algún nivel de influencia en la designación de jueces y fiscales cuando la inmensa mayoría de sus “líderes políticos partidarios” enfrentan sendos procesos por corrupción, enriquecimiento ilícito o por conformar una organización criminal. Es decir, la destitución de la JNJ no es un fin en sí mismo, sino el mecanismo por el que debe responder a sus propios e inconfesables fines. O, para ponerlo en criollo, no es por amor al chancho, sino a los chicharrones.
Congresista de la República
“Las verdaderas razones tienen que ver con las atribuciones de la JNJ en un contexto preelectoral”.