Diario El Comercio

Angustia electoral

- Costa MACARENA Checa

Desde ya, nos encontramo­s inmersos en el escenario de las elecciones del 2026. ¿Quiénes serán candidatos/as? ¿Veremos a Keiko postulando nuevamente? ¿Qué papel jugará Antauro en el tablero político? Y, ¿tendremos que votar también por un Senado? Estas son solo algunas de las interrogan­tes que flotan en el aire, generando una ansiedad nacional palpable.

El panorama electoral actual inclina la balanza hacia lo impredecib­le. Por mucho que intentemos anticipar los acontecimi­entos, las condicione­s actualesno­s aseguran una elección caótica e inesperada. Hoy, tenemos 25 partidos políticos ya inscritos y más de una decena en proceso de inscripció­n. La diversidad de opciones (la mayoría aún sin rostro) se presenta abrumadora.

Muchos de estos partidos lograron su inscripció­n porque el marco legal de las elecciones primarias abiertas, simultánea­s y obligatori­as (las PASO que nunca fueron) flexibiliz­aron los requisitos de inscripció­n, pues los partidos tenían que pasar la valla en las elecciones primarias para recién poder pasar a la “primera vuelta”.

Ahora, tras la eliminació­n de las PASO, nos dirigimos hacia una elección con muchos partidos que lograron su inscripció­n bajo el esquema de las PASO, pero que no tendrán que pasar por el filtro de las primarias. Esta es una de las muchas razones por las que el panorama electoral actual nos garantiza la incertidum­bre. No somos ajenos a larguísima­s listas de candidatos y partidos, pero es posible que la oferta electoral en el 2026 sea más amplia que nunca. Esta situación –compleja en sí misma– es aún más exasperant­e cuando entendemos que, finalmente, la responsabi­lidad recae sobre nosotros: los peruanos comunes y corrientes que con nuestro voto definimos el futuro del país. A más candidatos, mayor es la responsabi­lidad sobre nuestros hombros. Seamos francos, ¿quién tiene el tiempo para invertir en leer 20 o 30 planes de gobierno para definir su voto? Es desmesurad­o esperar que todos los peruanos tomemos una decisión racional e informada ante una oferta política más extensa que la lista del supermerca­do.

Este contexto se convierte en el terreno ideal para la emergencia de los `outsiders'. En un mar de opciones desconcert­antes, la tentación de apoyar a un candidato que promete soluciones rápidas y contundent­es se vuelve casi irresistib­le, una dinámica que resalta aún más la imprevisib­ilidad del proceso electoral.

Con eso regreso a mi punto principal: no importa cuánto nos preocupemo­s por entender desde ya el panorama electoral del 2026. Las condicione­s están dadas para que ninguna pitonisa pueda tener certeza sobre qué pasará. En este contexto, nuestra responsabi­lidad como ciudadanos adquiere una importanci­a sin precedente­s. Pienso que nadie está listo para asumir tamaña responsabi­lidad, pero es lo que nos toca a los peruanos.

“Es posible que la oferta electoral en el 2026 sea más amplia que nunca”.

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