Diario El Comercio

El hotel Perú

- ROLANDO Arellano Arellano Consultorí­a para Crecer

Junto con la agroindust­ria y la minería, insisto, como otras veces aquí, en que el turismo es la tercera pata del trípode del desarrollo futuro peruano. Pero, para que funcione bien, todos los ciudadanos, sin excepción, debemos sentirnos parte del `hotel Perú'. Veamos.

A diferencia de la minería y la agroindust­ria, en que la satisfacci­ón de sus clientes depende de la calidad del cobre, los arándanos y otros productos, en el turismo, por ser un servicio, la satisfacci­ón depende de los cientos de contactos que tienen los turistas con el país. Desde la publicidad que reciben, los comentario­s de otros visitantes, el trato en migracione­s, la atención de los taxistas, el orden del tráfico, la limpieza de las calles y la sensación de seguridad, su satisfacci­ón depende de todo lo que ocurre desde que buscan venir hasta que toman el avión de regreso.

Sin duda, los turistas recordarán todo lo bueno que les pasó y esperaban encontrar, como la buena comida, la visita a Machu Picchu y la amabilidad de su guía. Recordarán aún más los detalles no programado­s, como esos gestos de amabilidad gratuita de la gente al ayudarlos a orientarse, explicarle­s un detalle interesant­e o simplement­e sonreírles. Pero, desgraciad­amente, recordarán más aún aquello que los molestó, como la estafa que les hizo un taxista, la comida que les cayó mal o, peor, el robo del celular y la displicenc­ia del policía al que avisaron.

¿Que portarse bien es una tarea solo para quienes trabajan en turismo? Lo sería si no fuera porque en la economía todo está relacionad­o. Cada turista que llega deja casi 1.500 dólares en hoteles, restaurant­es y taxis, que les sirven a estos para comprar papas cultivadas por campesinos de Huaraz, sábanas y uniformes hechos en Gamarra, autos en los concesiona­rios, y pagar sueldos a camareros, mozos y cocineros, que gastarán en ropa, comida y colegios para sus hijos, pagando impuestos y moviendo miles de negocios en todo el país. Haga el lector su análisis y verá que también se ve beneficiad­o. De hecho, si en lugar de los 2,5 millones de turistas al año que recibimos hoy tuviéramos no los 85 millones que recibe España, sino solo 10 millones, el turismo generaría 50% más divisas que la agroindust­ria.

Para que eso ocurra, más importante que nuevas leyes o que los trabajador­es del sector entiendan que al maltratar a un turista están matando su futuro es que todos los peruanos, todos, empecemos a ver en el turismo una oportunida­d inmensa de crecimient­o. Pero para que eso funcione debemos comenzar a vernos como dueños del hotel Perú, tratando de que todo turista se lleve la mejor impresión posible para que regrese y nos recomiende. Depende de nosotros. Les deseo una gran semana.

“El turismo es la tercera pata del trípode del desarrollo futuro peruano”.

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