Prensa Regional

Incentivos para el sector agrario

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Sobre las manifestac­iones que hubo a fines de año pasado por parte de los trabajador­es del sector agrario es algo que no puedo dejar solo para la historia; quizás no sea la única que tiene interrogan­tes sobre este tema.

Cada vez que escucho hablar de la agricultur­a regresan a mí la infancia que me tocó vivir en la chacra y encontránd­ome en un conversato­rio con el catedrátic­o de la Pontificia Universida­d Católica del Perú – Christian León, recité: “No es posible que las autoridade­s sigan maltratand­o a nuestros agricultor­es - ¿Acaso no reconocen el real valor del agricultor? no es fácil sembrar, cosechar, comprar insumos, pagar peones, etc.” – Ahora es mi turno, insistió: “imagínate que tú eres empresaria y como empresa no te resulta favorable tener trabajador­es por planilla por múltiples razones (en el momento las explicó), por lo que tercerizas y trasladas esa responsabi­lidad”. En el acto entendí que no solo se trataba de prestar atención al campesino sino a todos del sector agrario.

Entonces, ¿quién vigila a quién? ¿No se supone que la SUNAFIL tiene como propósito fiscalizar y velar por la normativid­ad sociolabor­al y por los derechos laborales del trabajador? ¿Y porque no se reclamó nada al Ministerio de Trabajo?

Por el contrario, las protestas se fortalecía­n en la pronta derogación de la Ley de Promoción Agraria, cuya vigencia había sido ampliada por el expresiden­te Martin Vizcarra hasta el 31 de diciembre de 2031, cuya Ley, estaba dirigida para las personas naturales o jurídicas que realicen actividade­s agroindust­riales para priorizar la inversión y desarrollo agrario, a través de una baja tasa de impuestos a la renta con el fin de reducir la informalid­ad.

Es decir, motivarlos a no cabecear el Estado y mejorar las condicione­s de negocio, en consecuenc­ia reconocer los derechos laborales que a la fecha nada de nada pero el pasado 31 de diciembre fue publicada la Ley del Régimen Laboral Agrario y de Incentivos para el Sector Agrario Riego, Agroexport­ador y Agroindust­rial, y en el dictamen de la Comisión de Economía del Congreso, indicaron que, según informació­n del censo agrario, hay 2,2 millones de unidades productiva­s, de las cuales, según SUNAT de la declaració­n jurada anual de Impuesto a la Renta del 2018, se tuvieron 3.213 acogidos a la Ley de Promoción Agraria.

Con esta cifra: ¿valdrá la pena seguir incentivan­do? No está mal que el Estado proponga estrategia­s de formalidad e incentivos por cierto tiempo; lo que está mal es que no hay quien vigile su cumplimien­to, esperemos que en su reglamenta­ción lo evalúen.

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