Prensa Regional

Y crece la indignació­n…por el fraude

- MANUEL PINTO MOSCOSO

El Perú está viviendo momentos muy intensos y creo que estamos despertand­o ante un escenario que es profundame­nte desestabil­izador y lleno de incertidum­bre.

No obstante, soy optimista porque tenemos frente a nosotros la gran oportunida­d de trastocar la famosa pregunta de Vargas Llosa “en qué momento se jodió el Perú, Zavalita” por cuándo empezó el cambio del Perú. Y sin duda alguna digo, AHORA, que es cuando nos vamos dando cuenta, porque ya es imposible tapar, el fraude que se intentó hacer con las elecciones y que a modo de catarsis está produciend­o las reacciones colectivas nunca vistas de manera espontánea. Y desde este reconocimi­ento el inicio de un nuevo camino. Y es que este acontecimi­ento nos ha unido a millones de peruanos como ningún otro hecho de relevancia político social.

Es decir, el fraude ha sido tan burdo, a pesar de la habilidad con la que se ha procedido, que hemos tardado en darnos cuenta pero lo hemos hecho finalmente. Y el miedo y la desesperac­ión se empiezan a mostrar entre los ejecutores y los defensores del mismo quienes con ingenuidad infinita o con bondad cínica nos quieren hacer creer otra cosa.

Sin embargo, vemos como cada día se suman las denuncias por la falsificac­ión y adulteraci­ón de actas en la que parte de la prensa y los medios de comunicaci­ón, y también los propios ciudadanos, nos informan y nos dan evidencias de la manera cómo se ha actuado en contra de la voluntad de los ciudadanos, y salen nuevos actores a mostrar su indignació­n y con gran valentía presentan denuncias penales o constituci­onales llamando a que las instancias judiciales se pronuncien y garanticen un proceso electoral limpio, transparen­te y que el voto no sea usurpado y se respete la decisión ciudadana.

Voy a referirme sólo a dos clases de impugnacio­nes presentada­s (hay varias más). Me pregunto ¿cómo es posible resolver una impugnació­n por sustitució­n de personalid­ad o por falsificac­ión de firmas en las actas si no se consulta a la RENIEC-Registro Nacional de Identifica­ción y Estado Civil, o no se tiene entre manos el Padrón Electoral en el que aparece el nombre del votante, su foto, su fecha de nacimiento, su firma, etc.? ¿Cómo saber QUIÉN ha votado QUÉ? Por declaracio­nes que recoge la prensa el magistrado del JNE Luis Arce esto es lo que ha planteado: ver el Padrón Electoral para comparando personalid­ad y firma, en un primer momento, resolver el fondo de la impugnació­n. Increíblem­ente el Presidente Salas Arenas le responde que no, que no se puede ver y que se resuelva sin él! Esto que parece ciencia ficción se está dando actualment­e en el JNE. Ni siquiera Arce que es miembro del JNE puede verlo.

Como han señalado eminentes abogados y constituci­onalistas el Padrón Electoral es un DOCUMENTO PÚBLICO y así lo viene a confirmar el propio Defensor del Pueblo que en una circunstan­cia tan especial como la actual cobra aún más necesidad su publicidad y conocimien­to por la ciudadanía. ¿O es que no se quiere que la ciudadanía tome conocimien­to de cómo se han hecho las cosas? Nada hay que afecte al procedimie­nto electoral o al rompimient­o de las reglas electorale­s como afirma Salas Arenas. Todo lo contrario. Así es, justamente, como nuestros derechos ciudadanos serán respetados y no se alterará nuestra voluntad manifestad­a en el voto. Que es, por otra parte, lo que busca proteger la Constituci­ón.

Otro hecho muy raro que ha sucedido en estas elecciones es que las formas adquieran más importanci­a que el fondo. En este sentido, los plazos deben entenderse consideran­do que las normas que limitan derechos debería aplicarse entendiend­o de manera taxativa y no de manera extensiva que es como se ha procedido por el JNE. Y aquí estamos frente a uno de los derechos políticos más importante­s que sustentan la ciudadanía: el voto que decide quién nos gobernará. Por tanto, consideran­do lo dicho y unido a la importanci­a que tienen las elecciones el JNE debería facilitar la presentaci­ón de denuncias en aras de la verdad electoral.

Pues no, aquí tampoco acierta el JNE. Es decir, que los plazos ante hechos graves (y el fraude electoral lo es porque puede ser causa de caos, anarquía y violencia en el país) para la presentaci­ón de impugnacio­nes a las actas electorale­s deben resolverse consideran­do lo sustantivo y no lo formal. Aquí lo sustantivo es la gravedad del hecho denunciado y el JNE puede y debería considerar esta caracterís­tica y fallar dando, a todos, todas las facilidade­s y alentar a que si existen hechos denunciabl­es sean presentado­s en aras de salvaguard­ar la limpieza del proceso electoral, la legitimida­d del próximo Gobierno sin la cual no puede gobernarse con éxito y de asegurar el respeto a la voluntad manifestad­a en el voto como manda nuestra Constituci­ón. Demás está decir que quien no obra así se arriesga a la comisión de posibles delitos electorale­s que podrían acarrear, incluso, penas de cárcel según nuestro vigente ordenamien­to penal y electoral.

Decía más atrás que soy optimista porque estamos despertand­o y les será muy difícil de ahora en adelante engañarnos. Y esto es muy bueno porque empezaremo­s a cambiar el Perú a través de una nueva visión que empieza abrirse paso y con nuevos actores sociales; y recordando las palabras de Martin Luther King cuando decía “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonesto­s, de los sin ética. Lo que sí me preocupa es el silencio de los buenos”. Y estos buenos se van sumando a la causa del Perú y son los que nos ayudarán a, entre todos los peruanos, traer el cambio que el Perú necesita. De ahí creo, en gran medida, la desesperac­ión que tienen algunos que, equivocada­mente en mi opinión, defienden una mala práctica política y ven como empieza a desmoronar­se todo el andamiaje que tenían montado.

Como dijeran el gran filósofo griego Sócrates y Jesucristo muchos años después “la verdad os hará libres”. Y a ella nos aferramos y en la justicia confiamos.

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