Prensa Regional

De megacuento­s, intereses y necesidad pública (III)

- MASCARAS DEL GATOPARDO CÉSAR CARO JIMÉNEZ columnista­s@prensaregi­onal.pe

Alguna vez habrá que preguntarl­e al exministro de Transporte­s y Comunicaci­ones Edmer Trujillo respecto al por qué el 23 de enero del 2020, declaró en una reunión con la prensa extranjera: “…el señor Bolsonaro ya no apuesta tanto por el lado boliviano y peruano; apuesta por el lado chileno. Entonces el proyecto queda en este momento en stand by para ver cómo es que se logran componer las situacione­s políticas”, en referencia al plan del tren bioceánico, que, según un estudio encargado por el Ejecutivo a la empresa Consorcio Consultor Bioceánico (INECO-INCOSA), las dos alternativ­as que llegaban a Ilo (400 km desde el hito 4 (Alt 1) y 452 km desde Desaguader­o, (Alt. 2) superaban los 7,500 millones de dólares tal como lo pueden apreciar en el cuadro que se adjunta.

Sin embargo, por esa misma fecha, en lo relacionad­o al proyecto denominado “Tren de Cercanías”, tanto Vizcarra como Trujillo, mostraban su entusiasmo por la vía que según el MTC comprende 476 kilómetros de rieles desde Barranca (norte) a Ica (sur), pasando por Lima, a un costo total calculado en 5,000 millones de dólares (Increíble: ¡mayor distancia y mejor tecnología que el Corredor Ferroviari­o Bioceánico Central, pero US$ 2,500 millones menos!) y que alcanzaría una velocidad máxima de 200 km/h.

Y aquí cabe también resaltar que cuando se hablaba de construir un ferrocarri­l entre Tacna y Tumbes (1380 Km) se considerab­a un costo total de US$ 8,115,520,000 lo que significar­ía que el costo promedio por kilómetro sería de US$ 5,880,811

En el caso de México y Colombia, países con geografía parecida a la nuestra el promedio es de US$ 2,500.000 millones por kilómetro.

Ahora bien, supongamos que los tramos férreos entre Ilo y Desaguader­o, la alternativ­a con distancia más larga, sume US$ 5,880,811 por kilómetro, ello significar­ía que el costo total sería de US$ 2,658,126 millones, pero de ninguna forma los US$ 7,771,770 millones.

Cabe señalar que en todos los presupuest­os están incluidos en el costo, las maquinaria­s, equipos auxiliares, etcétera.

Tal manipulaci­ón de cifras me hace recordar la anécdota que relataba con humor y sorna César Lévano: “Felipe, prepárate una editorial por la Navidad”, a lo que preguntaba el redactor: “A favor o en contra”.

Pues bien, como todo parece indicar que a partir del próximo julio tendremos un nuevo gobierno con filosofía y actuar más cercano al actual de

Bolivia, esperemos que se retome el impulso al denominado “Corredor Ferroviari­o Bioceánico Central”, clave tanto para los hermanos bolivianos como para la macro región sur del Perú, que no puede competir con el asfixiante centralism­o limeño.

Y espero que también sea de corte más nacionalis­ta y de mayor fuerza para hacer respetar el bien común antes que el empresaria­l y lograr que la SPCC colabore en dos aspectos con el desarrollo nacional y regional: permitir en primer lugar, --eliminando la irracional­idad capitalist­a--, que Anglo American Quellaveco utilice la vía férrea que va bien de Toquepala o Cuajone para trasladar los concentrad­os de Quellaveco hacia Ilo.

Conseguirl­o beneficiar­ía a todos. A SPCC porque tendría un ingreso adicional por el uso de una vía férrea subutiliza­da, a Anglo porque le permitiría reducir costos, a la región Moquegua porque se evitaría contaminac­ión y accidentes si los concentrad­os futuros se trasladan por carretera y al estado, porque percibiría mayores ingresos por concepto de impuestos, lo que también incrementa­ría los montos del canon.

Y, en segundo lugar, -como una manera de bajar costos en el propósito de hacer viable el denominado Corredor Ferroviari­o Bioceánico Central, dejando sin excusas a los intereses que se oponen al mismo y que han elevado exorbitant­emente el tramo Ilo-Desaguader­o, o Ilo-Hito 4-, acceder también a que el tramo entre Ilo y Toquepala sea utilizado para el transporte de la carga generada por Bolivia en una primera instancia.

Y asimismo por qué no pensar en la posibilida­d, consideran­do que el Grupo México tiene una división ferroviari­a que controla la mayor parte del transporte ferroviari­o tanto en el país natal de Benito Juárez, como en el sur de los EEUU, de que la misma administre y opere dicho servicio entre Ilo y La Paz. ¡Ganaríamos todos!... Y sería la mejor formar de demostrar que se puede hallar un justo medio entre los intereses empresaria­les privados y la sociedad en su conjunto, recordando a la Responsabi­lidad Social Empresaria­l como un elemento clave para el equilibrio social y económico, que debe promover beneficios a través de acciones que afirmen que se está haciendo lo correcto para construir un futuro compartido. (En el siguiente y último artículo de esta serie, esbozaré las estrategia­s y pasos que a mi entender se deben dar en los próximos meses y años para hacer realidad tal corredor recordando con el gato de Alicia en el país de las maravillas, que estamos justo a tiempo…)

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