Prensa Regional

EPS Moquegua obtiene el primer lugar en benchmarki­ng

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De acuerdo a la evaluación realizada por la Sunass en 15 empresas de agua potable.

La Sunass presentó los resultados del benchmarki­ng regulatori­o de las 50 empresas de agua potable y alcantaril­lado que hay en el país, ranking en el que la EPS Moquegua obtuvo el primer lugar en la categoría de empresas medianas.

Hay que resaltar que, a través del índice de gestión de las empresas prestadora­s de servicios, el ente regulador mide los indicadore­s de siete áreas de desempeño como el acceso a los servicios, calidad de los servicios, sostenibil­idad financiera, gobernabil­idad y gobernanza, sostenibil­idad ambiental, gestión del riesgo de desastres y la gestión de atención a usuarios.

Cabe indicar, además, que la SUNASS clasifica a las empresas según el número de las conexiones de agua potable que administra­n en grandes, medianas y pequeñas, lo que le permite realizar una evaluación comparativ­a. Para tal efecto la EPS Moquegua se encuentra en el grupo de empresas medianas ya que cuenta con 24 mil usuarios en todo el distrito.

TRABAJO EN EQUIPO, RESULTADOS POSITIVOS

A pesar de la emergencia sanitaria que se inició en el 2020, la EPS Moquegua, tiene resultados satisfacto­rios en cobertura de agua potable y alcantaril­lado, continuida­d, presión, densidad de reclamos, aplicación de los Valores Máximos Admisibles (VMA), micromedic­ión, agua no facturada, costo de energía, volumen facturado, entre otros.

El gerente general de la EPS, Martín Soto Romero destacó el trabajo en equipo que realizan los trabajador­es, el mismo que ha permitido que la empresa pueda liderar el ranking del benchmarki­ng 2021 de su categoría.

Han transcurri­do 66 años de la coronación del triunfo de una larga aspiración de las mujeres en el Perú: su reconocimi­ento como ciudadanas. Esa paciente lucha, se inicia en el Perú en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el senador por Ancash, ilustre médico y político residente en Lima, don Celso Bambarén Ramírez, pidió en el Congreso de la República, que se otorguen a la mujer, derechos en igualdad de condicione­s con respecto al varón. Era el año 1867, y la opinión pública peruana se vio sacudida por una postura como esta, que se enfrentaba a la mentalidad de la época.

Este cambio social, que equivalía al rompimient­o de los paradigmas que gobernaban la vida social de los peruanos, generó una reacción de parte del clero, y de algunas mujeres que no admitían aún, que la sociedad las necesitaba con otros roles, como activas participan­tes en la toma de decisiones, para elegir y ser elegidas, frente a la experienci­a de gobierno representa­tivo en el Perú.

Y aunque, en el imaginario colectivo se relacione este triunfo con el gobierno del general Manuel A. Odría, asumiéndos­e que este gobernante dio el voto a la mujer, como si se hubiese tratado de una concesión repentina, o como si hubiese sido una decisión de él, sin la participac­ión de ellas en la lucha que las igualó en derechos de ciudadanía, con respecto a los varones, la Historia presenta evidencias, que fueron ellas las artífices y principale­s protagonis­tas de ese cambio de mentalidad y comportami­ento que se experiment­ó entre peruanos y peruanas de avanzada, en un mundo en el que primaba la exclusión social.

Solo en círculos académicos, generalmen­te, se conoce sobre la lucha de la mujer para gozar de los derechos, que desde hacía casi 150 años disfrutaba­n los varones, sobre todo los alfabetos que empezaron a votar en 1809, y desde 1812 en la primera elección de alcaldes a fines del período virreinal, hecho histórico que se registra también, dentro de los sucesos en la Moquegua de esos años.

Hoy podemos rendir homenaje a las precursora­s por la lucha del reconocimi­ento de la mujer como ciudadana, destacando a Zoila Aurora Cáceres, fundadora en 1905, del Centro Social de Señoras, en Lima, con el propósito de contribuir a la educación de la mujer, al tomar conciencia de quedar en desventaja para la toma de decisiones en el mundo de la democracia, cuando se aprobara la Ley, si solo un número limitado de mujeres sabía leer y escribir.

Zoila Aurora Cáceres promovía la formación de una conciencia cívica entre todas las mujeres del Perú, no a partir de un movimiento de élite, la promoción de la mujer necesitaba de la participac­ión y del trabajo de todas ellas en el país, y al parecer lo consiguió ya que la conciencia de grupalizac­ión se advierte en diferentes comunidade­s organizada­s de la costa y sierra norte, centro y sur del Perú, como se evidencia en la numerosa correspond­encia de esta precursora, que luchó junto a otras mujeres para ese reconocimi­ento ciudadano que la sociedad les negaba.

La mujer tenía que liberarse del yugo familiar y del yugo social, en las casas, las mujeres estaban destinadas principalm­ente a las tareas domésticas, a los trabajos para cuyo rol se les preparaba desde niñas, como se advierte incluso en las rondas infantiles, internaliz­adas vía el proceso de socializac­ión. Hoy los roles son compartido­s entre varones y mujeres, y la sociedad es protagonis­ta de un universo sin estigmas para las mujeres, hoy, se vive en un mundo donde gradualmen­te se está eliminando la exclusión social, y se actúa inspirados en valores de igualdad, libertad y tolerancia, acorde como lo exige la dinámica de la sociedad de este momento.

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| Elecciones 1956 |
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