Pamemas familiares
En penosas ocasiones hemos visto cómo algunas personas se desentienden de sus padres, madres, abuelas o abuelos.
Honoré de Balzac (1799-1850), maestro fundador francés de la novela realista, describe la sociedad con sus caracteres diferenciados.
En Papá Goriot, podemos apreciar el abandono que sufre un padre por parte de sus hijas, quienes luego de obtener su herencia, por adelantado, se olvidan de él.
Aunque es una novela del siglo XIX, su trama sigue siendo real.
Progenitores que trabajaron toda su vida, se desprenden de sus inmuebles para dar paso a la vivienda que habitarán sus descendientes.
Debo precisar, que el cuarto mandamiento de la Ley de Dios: “Honrarás a tu padre y a tu madre”, lo siguen al pie de la letra, hijos e hijas agradecidos; por lo que se ve, aman a sus padres y se desviven por hacer agradables sus últimos años en esta vida terrenal.
Sin embargo, distinguimos que también hay de los otros, los que después de lograr su objetivo, se olvidan de lo dado y los padres se convierten en estorbo, fastidio.
Pensar que todos llegaremos a la senectud, salvo que nos muramos antes.
Los jóvenes creen que su lozanía es eterna; se saben fuertes y se sienten los dueños del mundo.
Y como diría un vals: “Pobre vieja, ella que tanto te quiso y llegó hasta el sacrificio para mandarte a estudiar”.
Unos dirán:“Es su obligación”.Y,¿se puede traducir el amor de los padres y madres por los hijos en los enseres que los primeros ofrezcan?
Cada padre o madre da lo que tiene y puede, y aún más. Los hijos, hijas, nietos y nietas, ¿dan los que tienen y pueden?
¿Nos acordamos que abuelo o abuela se dejó de comprar cosas para darnos, porque nuestros padres no tenían trabajo en algún tiempo?
Es doloroso ver llorar a un niño, éste llora porque le duele o porque le quitaron algo.
Un abuelito o abuelita, si llora, es consciente de que no lo quieren, que son molestia.
Y cuando nuestros progenitores se van de este plano existencial; gemidos, llantos, pamemas, nada más (en algunos casos).
¿Será que se dieron cuenta de lo que hicieron y se pesan porque ya no les pueden comprar un pastel o escuchar una vez más esa historia?
Sembremos para cosechar, tengamos en cuenta que hay hijos o nietos nuestros, observando lo que hacemos con nuestros antecesores.