Batallas diarias
En la obra Odisea, Ulises o también llamado Odiseo, se encumbra como un hombre inteligente, capaz de salir airoso, por encima de cualquier obstáculo.
La inteligencia, entendida como un alto coeficiente intelectual, permite guardar información y utilizarla para resolver problemas. Entre sus bemoles y sostenidos tenemos a las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Es menester subrayar que la base y columnas de estas, es la inteligencia emocional (intrapersonal e interpersonal) de Daniel Goleman, puesto que, si la poseemos, conocemos, controlamos y utilizamos nuestras emociones.
Odiseo, dueño de más de una inteligencia (nos referirnos a las inteligencias múltiples de Gardner), pasó a la Historia mediante esta obra clásica de Homero, no solo por ser un hombre inteligente, sino porque la inteligencia emocional que logró desarrollar, lo hizo triunfador en circunstancias que cualquier hombre o mujer hubiera desfallecido.
Día a día nos enfrentamos a situaciones, a veces insospechadas, que nos exigen activar esa inteligencia emocional, tan valiosa, para demostrarnos que somos los amos de nuestras decisiones y los jefes de nuestros pensamientos y acciones.
Cuando Odiseo vive desesperanzas, no se lamenta, ni se entristece, se apodera de la calma y piensa en hallar una salida a esas enormes dificultades.
Y en el instante en que sus enemigos lo ofenden y pretenden tomar todas sus pertenencias, él no sale a pelear, sabe que no es el momento, sonríe y espera.
¡Admirable reacción! Y cuando llega la ocasión los encara y los liquida.
Nosotros en nuestras pequeñas batallas diarias, nos entristecemos, nos enojamos, dejamos salir nuestra ira, incluso a veces hacia gente que no tiene nada que ver.
Luego, reflexionamos, pero ya "derramamos la leche". Es complicado, por supuesto; sin embargo, el recordar a Odiseo, alienta y, ¡de qué forma!
Homero, con su obra "La Odisea" (siglo VIII a.C.), nos muestra cómo los resultados no son en un dos por tres, sino que existe un momento justo para actuar y vencer.