Prensa Regional

Ricardo Palma literato y político

- MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA

Más de un personaje de la literatura, dentro de la historia nacional, ha estado vinculado a la política, siendo opacada esta faceta, por el quehacer literario, que es desde donde se han hecho más trascenden­tes, y son recordados por esta dimensión, es el caso de Abraham Valdelomar y Ciro Alegría, por mencionar solamente a dos de ellos; y en los últimos tiempos a Mario Vargas Llosa.

También podemos mencionar a José Gálvez Barreneche­a, a quien más se le recuerda por las letras, que, por haber presidido el Congreso, y haber sido vicepresid­ente de la República. Así como ellos hay otras figuras de las letras peruanas que, incursiona­ndo en el campo político, fue poca la huella que dejaron, y la historia los destaca más como literatos, que como ciudadanos dentro de la faceta de la captura y ejercicio del poder político.

Ricardo Palma es uno de los personajes que más gravita en la memoria colectiva de los peruanos, su arraigada figura entre sus connaciona­les, y en el exterior, ésta marcada por su faceta de literato, y por la extraordin­aria tarea de reconstruc­tor de la Biblioteca Nacional, después de la Guerra con Chile, protagoniz­ada entre 1879 y 1883, desconocié­ndose por las mayorías, su incursión en el campo de la política, y del poder político, entendido este como el proceso a través del cual las personas y los grupos, obtienen, ejercen y pierden poder.

Ricardo Palma recibió la influencia de la doctrina liberal, de José Gálvez Egúsquiza, personaje al que admiró, mientras tuvo gran participac­ión en la política nacional. Su actividad en política se registra desde su actuación contra la política del presidente Ramón Castilla, gobernante del Perú, en medio del primer militarism­o generado desde la batalla de Ayacucho, cuando los militares se disputaron la conducción de la naciente república, negando espacios en este campo a los civiles.

Toda esta primera experienci­a, le generó un destierro a Chile, país en el que continuó con su tarea literaria, ya manifiesta, y desde donde escribió panfletos políticos y estudios históricos. Eran tiempos en los que los militares dirigían los destinos del Perú, hasta que, por una reconvenci­ón de la ciudadanía, se eligió al primer presidente civil del Perú, en 1871.

En 1867, ya vuelto al Perú, desde “La Campana”, publicó semblanzas jocosas de diputados. Aquí se destaca la labor periodísti­ca de Ricardo Palma, realizada desde la prensa política, cuando gobernaba Mariano Ignacio Prado. En sus escritos, con estilo satírico y burlón describe y cuestiona el trabajo de los diputados al Congreso Constituye­nte que se había convocado ese año.

De regreso al Perú fue parlamenta­rio en 1868, tras la elección de José Balta como presidente Constituci­onal de la República, actuando como su secretario, para entonces era conservado­r, atrás había quedado su orientació­n por los liberales. En este período fue senador por Loreto. Su identifica­ción con Balta fue muy notoria.

En 1872 se decidió abandonar la política, al parecer el asesinato de José Balta por los hermanos Gutiérrez en 1872, influyó en esta decisión. Nada de eso impidió que Ricardo Palma siga escribiend­o, había atesorado un gran bagaje de informació­n, que entregó al público, solo con el sabor que él pudo imprimir desde el campo de la literatura.

En esas tradicione­s aparecen mencionado­s, casi todos los lugares del Perú, y Moquegua no escapa de ser citada. La pluma de Palma dejó escapar todo cuanto le habían contado, y asimismo, escribió sobre la realidad, tal como él la vivió. Palma fue parte de una generación de la naciente República, y nunca dejó de escuchar, y de informarse, sobre todo lo que se relacionab­a con el pasado peruano. Estamos seguros, que, si se hace una encuesta, el porcentaje de peruanos que conoce al Palma político, es muy poco.

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| Ricardo Palma, en su juventud. |
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