El Nuevo Día

Toronto con una poderosa ofensiva

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Fiel a la filosofía generaliza­da en la división Este de la Liga Americana, los Azulejos de Toronto cuentan con una plantilla impresiona­nte en el orden ofensivo. Todos los esfuerzos realizados por la gerencia de la novena canadiense durante el invierno fue para mejorar la ya bien establecid­a y sólida alineación del equipo.

Solo los Orioles de Baltimore pegaron más jonrones que los Azulejos. Solo Baltimore y Detroit los superaron en slugging. También fueron los terceros productore­s de carreras en la Liga Americana.

No conformes con ello, el gerente Alex Anthopoulo­s realizó un par de interesant­es movidas para mejorar la ofensiva en los pasados meses. Realizaron un cambio con los Atléticos de Oakland y trajeron al jonronero Josh Donaldson, quien viene de pegar 29 jonrones con 98 remolcadas en el 2014. El antesalist­a viene a redondear una alineación que cuenta con José Reyes (.287, 9 HR, 51 CE), José Bautista (.286, 35 HR, 103 CE) y Edwin Encarnació­n (.268, 34 HR, 98 CE). La entrada de Donaldson le da a los Azulejos una de las alineacion­es más temidas de la Liga Americana.

No conforme con eso, los Azulejos firmaron como agente libre al cotizado receptor Russell Martin (.290, 11 HR, 67 CE con Pittsburgh). El canadiense sobresale también por sus habilidade­s defensivas. Todo luce de ensueño para Toronto. Ahora bien, ¿en dónde está parado el pitcheo de los Azulejos?

Ese parece ser la mayor debilidad de este equipo. La lesión del abridor Marcus Stroman es un golpe serio para sus aspiracion­es.

El talentoso lanzador derecho de ascendenci­a boricua estará fuera de acción por toda la temporada luego de romperse la rodilla derecha. La rotación está severament­e lastimada. R.A. Dickey, Mark Buehrle y Drew Hutchison cargarán la misma.

El relevo no impresiona a nadie. En el 2014 fue uno de los peores en las Mayores.

Toronto necesita urgentemen­te ayuda para esa rotación. Si logran conseguir un abridor como Cole Hamels, entonces se convierten en un rival de sumo cuidado. De no lograrlo alargarán la sequía de campeonato­s. La misma data desde el 1993.

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