Lo atropellaste, ¿por qué irte a la fuga?
Interesantemente, si realizamos el siguiente ejercicio de preguntar a cualquier ciudadano, ¿si atropellas a una persona la ayudarías o te irías a la fuga?, la contestación casi inmediata de la mayoría sin lugar a dudas sería la siguiente: “Pues claro que lo ayudo, es un ser humano”. Pero, diferente es el caso de lo que se está viviendo últimamente en Puerto Rico.
Las preguntas obligadas son: ¿acaso habremos olvidado asumir responsabilidad sobre nuestras acciones? ¿Dejamos la solidaridad que nos identifica como pueblo a un lado? ¿Cuál es el significado que le adjudicamos a la vida de un ser humano?
Claro está, muchos de nosotros pensamos y realizamos que lo correcto es ayudar, brindar socorro e incluso dar un seguimiento a la víctima. Esta línea de pensamiento está basada en las enseñanzas dirigidas por medios sociales, morales, éticos y religioso-espirituales que recibimos desde tempranas edades de ser solidarios y asumir responsabilidad sobre nuestras acciones. Aparentemente no es lo mismo decirlo que ser parte de la situación.
Que conste, no planteo una justificación de la acción inhumana de dejar la suerte echada de un ser humano que pueda estar herido e incluso al borde de la muerte. Pero me parece interesante que nuestros pensamientos no vayan acorde con nuestras acciones.
Aquí radica el cuestionamiento principal que debemos hacernos como individuos y como sociedad. Si hablamos en términos legales es mucho peor irte a la fuga que brindar la ayuda. En términos sociales, morales, éticos y religioso-espirituales estas acciones nos dejan una clara evidencia de lo lacerado que estamos como pueblo. Señoras y señores, hemos llegado a un punto crítico en el que no podemos permitir que la falta de conciencia, irresponsabilidad e insensibilidad sean la orden del día.