El Nuevo Día

NO SACRIFIQUE­S TUS HORAS DE SUEÑO

No dormir bien o solo hacerlo por unas horas tiene consecueni­cas nefastas para la salud

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Entre los casos extremos que Miguel Dávila, neurólogo y especialis­ta en medicina del sueño, ha recibido en su oficina, está el de un paciente que, desesperad­o porque el día no le alcanzaba para cumplir con todas sus obligacion­es, le rogó que le diera las pautas para dormir solo dos horas y media. “Ese paciente estaba loco, pensaba que dormir era perder el tiempo”, recuerda.

De acuerdo con Dávila, cada vez hay más personas que por las exigencias de la vida moderna, deciden sacrificar horas de sueño, o que por efectos del estrés y las preocupaci­ones duermen mal. Muchos no les dan la debida importanci­a a estos problemas, aun cuando pueden traer consecuenc­ias nefastas para la salud.

“La mayoría de la gente solo piensa en hacer dinero, en producir y producir. Eso causa estrés, hace que la gente se desespere, y muchos de los problemas del sueño se explican por eso”, señala Dávila. Según él, no pocos lo consultan porque se despiertan en la madrugada pensando en cómo cerrar un negocio o en cómo pagar el crédito de la casa. A eso hay que sumar los hallazgos de estudios internacio­nales que señalan que cada vez es más frecuente que factores intrínseco­s de la vida moderna, como las fuentes de energía y lumínicas, el estrés, el estímulo de las nuevas tecnología­s y las exigencias laborales, están desvelando a la humanidad. “El estrés que produce la gran demanda de tipo económico hace que la gente se someta a jornadas laborales extensas, que modifican los horarios de sueño normales y alteran el ritmo biológico del cuerpo”, asegura el psiquiatra Franklin Escobar, miembro de la Fundación Sueño Vigilia Colombiana.

Los efectos de trabajar por turnos también son dramáticos, toda vez que el cuerpo -sostienen los expertos- no está hecho para trabajar entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Por si fuera poco, la gente lleva a la cama el trabajo en portátiles, deja el celular encendido bajo la almohada (que hace las veces de despertado­r) y se desvela con videojuego­s o viendo televisión. (EMOL)

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