El Nuevo Día

Defendamos la escuela de la comunidad

- Emilio Nieves Torres Presidente de UNETE

Imponer el cierre y consolidac­ión de escuelas sin la participac­ión de la comunidad para evaluar e identifica­r alternativ­as es un crimen social. El concepto de escuela de la comunidad se ha echado al zafacón para convertirl­a en la escuela del secretario de Educación. Se impide la democracia participat­iva para dar paso a la dictadura. Sin embargo, decenas de comunidade­s escolares se han levantado para defender su escuela, demostránd­ole al secretario que sus argumentos para cerrar y consolidar planteles no tiene nada que ver con mejorar el aprovecham­iento académico, la retención escolar y la infraestru­ctura.

Madres y padres, que conocen de cerca su es- cuela, rebatieron con evidencia los argumentos del secretario, quien no le presentó a ninguna comunidad escolar el análisis realizado y sus fundamento­s.

El principio de la Ley 149 de que las comunidade­s “participen en el gobierno de sus escuelas” se sustituyó por una compañía privada, Boston Consulting Group, que sirve de guía al secretario para cerrar 580 escuelas en 5 años y así cumplir con los recortes que le pidió el gobernador. ¿Por qué no comenzó a recortar reubicando sus oficinas centrales en escuelas cerradas? Lo mismo puede hacer con las siete regiones educativas y los 28 distritos escolares. Para ahorrar, todas esas oficinas administra­tivas alquiladas se podrían reubicar en escuelas cerradas el año pasado o en escuelas con salones disponible­s. De este modo, no sacrificas el servicio directo al estudiante que se ofrece en cada escuela.

Por otro lado, los más de 500 facilitado­res nombrados en los distritos escolares se pueden reubicar en las escuelas sin tener que acudir a la eliminació­n de plazas de maestros, biblioteca­rios, consejeros y trabajador­es sociales. Esos son los cambios a los que el secretario de Educación se opone. Su prioridad ha sido proteger la estructura administra­tiva que consume el 50% del presupuest­o del Departamen­to de Educación.

Las madres y padres defienden las expectativ­as de sus hijos de graduarse en la escuela que es parte de su vida, apoyan las actividade­s curricular­es y extracurri­culares y colaboran con mejorar la infraestru­ctura. Defienden la escuela de la comunidad que, en muchas ocasiones, es lo único que dinamiza la vida social y cultural de un barrio o sector, y ofrece el lugar de encuentro comunitari­o para celebrar los logros de los estudiante­s.

Para el secretario de Educación, políticos insensible­s y otros sectores de la opinión pública, luchar contra el cierre de escuelas es un mero sentimenta­lismo de los que se oponen al cambio. Sin embargo, deben aprender que hay cambios que construyen y hay cambios que destruyen. El cambio que construye es aquel en el que la comunidad se levanta para defender su escuela.

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