Crisis, caos e incompetencia
El País sufre una crisis fiscal y económica. Por un lado, el pago de la deuda disminuye la prestación de los servicios esenciales al pueblo y, por otro, los partidos políticos principales siguen apostando a una estructura político-económica que ya se agotó. De esa manera, pretenden “resolver” la crisis con más impuestos al pueblo, sin tocar a los grandes intereses y sin cambiar el mecanismo político.
Como si esto no fuera poco, los gobiernos coloniales han demostrado una incompetencia administrativa que raya en lo criminal. Las expresiones de Juan Zaragoza en estos días son un claro ejemplo del caos que existe en Hacienda y estamos seguros en otras agencias, como el Banco Gubernamental de Fomento y la Autoridad de Carreteras, sólo para dar dos ejemplos.
Si algo positivo tiene esta crisis es que ha puesto al descubierto tanto la incapacidad del sistema como la de sus gobernantes en la tarea fundamental de administrar el País.
Las expresiones del secretario Zaragoza nos advierten que Hacienda no ha estado a la altura de la agencia que tiene la responsabilidad de estimar, cobrar y recibir todos los ingresos que llegan al Gobierno para su funcionamiento. Entre otras deficiencias, señaló el mal uso de los recursos humanos, la falta de mecanismos para medir la producción y rendir cuentas, la ausencia de una adecuada gestión gerencial y un sistema de información obsoleto. Deficiencias que impiden detectar y enjuiciar a los grandes evasores, fundamentalmente a las corporaciones y profesionales de alto nivel.
Con este cuadro administrativo pretendían implantar y cobrar un IVA de 16% cuando no han podido captar el actual y, además, pretendían devolver $1,200 millones en alivios contributivos cuando tampoco han podido devolver la mayoría de los reintegros.
Cuando un secretario de gabinete hace expresiones tan graves, significa que la situación existente es peor. Significa que la agencia necesita una reestructuración inmediata o, de lo contrario, reinará el caos.