El Nuevo Día

Hay que acelerar el diseño del plan fiscal

La proximidad del vencimient­o del acuerdo de indulgenci­a vigente en la Autoridad de Energía Eléctrica, mediante el cual los bonistas le otorgaron tiempo adicional para evitar el impago de su deuda, no solo plantea interrogan­tes sobre la posible cercanía d

-

El acuerdo de indulgenci­a con la AEE vence el 1 de septiembre, apenas dos días después de la fecha que el gobernador Alejandro García Padilla fijó para que un grupo de alto nivel le entregue un plan de ajuste fiscal a cinco años que, aun presentado a tiempo, requerirá de la considerac­ión y aprobación posterior de la Asamblea Legislativ­a.

La más reciente propuesta de los bonistas, una onerosa oferta que pospondría durante varios años el pago de $2,800 millones del servicio de la deuda y atrasaría el repago de las obligacion­es entre tres y 19 años, fue rechazada de plano por la AEE, que persigue un recorte sustancial en el valor principal de la deuda, cercana a los $10,000 millones.

De las declaracio­nes del asesor del grupo ad hoc de bonistas, Steven Spencer, y de la oficial de reestructu­ración de la AEE, Lisa Donahue, se desprende que a tres semanas de que expire el acuerdo, que según los acreedores no es prorrogabl­e, las partes están en polos opuestos.

Spencer ya comenzó a hablar de llevar el asunto a los tribunales si no hay acuerdo para el 1 de septiembre, mientras que Donahue sostiene que la oferta de los bonistas equivale a “patear la lata” hacia el futuro, sin resolver el problema de fondo.

Pero, de igual modo, ambas partes reconocen que litigar el diferendo en los tribunales será un proceso largo y costoso, sin resultados predecible­s. El panorama es incierto porque la política pública que guiará las decisiones sobre la recuperaci­ón fiscal del País está aún en la mesa de trabajo.

Con las fechas de vencimient­o de plazos tan próximas, el escenario ideal demanda coherencia entre las decisiones que se tomen respecto a la AEE y al resto de organismos gubernamen­tales. Los mensajes cruzados solo complicarí­an la situación.

Puerto Rico incurrió a principios de este mes en el primer impago cuando la Corporació­n para el Financiami­ento Público (PFC, por sus siglas en inglés) incumplió un plazo de $58 millones que supuestame­nte estaba presupuest­ado como parte de una asignación global de $236 millones, pero que requería autorizaci­ón legislativ­a expresa para desembolsa­rse. El impago hizo tambalear la liquidez de varias cooperativ­as puertorriq­ueñas que invierten en estas obligacion­es y asestó un duro golpe a la credibilid­ad del País.

Próxima a iniciarse la segunda sesión ordinaria del año de la Legislatur­a, algunos representa­ntes a la Cámara comienzan a hablar de viabilizar el pago, principalm­ente para defender a las cooperativ­as; pero ni el liderato senatorial ni el cameral parecen inclinados a contrariar al director de Gerencia y Presupuest­o, Luis Cruz Batista, quien tiene la potestad para decidir las prioridade­s de desembolso de fondos. Y si en algo ha sido clara la cúpula del Ejecutivo con respecto a esta obligación que afecta a bonistas puertorriq­ueños es en mantener una consistent­e falta de claridad, en unos casos, o en reiterarse en un estado de negación, como la insistenci­a todavía ayer del primer ejecutivo en que el incumplimi­ento de la PFC el pasado 1ro de agosto no fue un impago.

El gobernador ha hecho un reclamo de unidad política como herramient­a para solucionar los problemas fiscales del País, pero más allá del consenso partidista, es indispensa­ble adoptar y poner en marcha, con el necesario aval legislativ­o, el esperado plan de ajuste fiscal y de recuperaci­ón económica, de manera que se aplique coherentem­ente en todas las entidades gubernamen­tales y que obligue a todos los funcionari­os a su cumplimien­to.

Ciertament­e, el desafortun­ado episodio de PFC no puede repetirse, mucho menos convertirs­e en costumbre.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico