La AEE detuvo pesquisa sobre petróleo deficiente
La corporación pública ignoró una auditoría interna que evidenció la compra de crudo de peor calidad y, según un testigo, alteró el informe que contenía estas revelaciones
En lugar de llegar al fondo de los hallazgos preliminares que apuntaban a la posible adulteración de los análisis de la calidad del petróleo, la gerencia de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) detuvo la auditoría técnica que destapó las presuntas irregularidades, testificó ayer en el Capitolio un empleado retirado de la corporación pública. El químico analítico Abraham Ortiz Charriez ofreció su testimonio bajo juramento por cerca de cinco horas durante el tercer día de vistas públicas de la comisión especial del Senado que investiga la compra de combustible en la AEE.
Mientras Ortiz Charriez deponía, en la oficina del senador Aníbal José Torres, quien preside la comisión es- pecial, se recibieron llamadas anónimas sobre el testigo.
“Dicen (en las llamadas) que fue despedido de la Autoridad de Energía Eléctrica. Eso no es correcto de acuerdo al testimonio del deponente y al análisis del expediente de personal que la comisión pudo evaluar”, aseguró el legislador a este diario.
“Toda la documentación presentada valida el testimonio que da el testigo y testimonios venideros afirmarán lo que testificó el deponente en el día de hoy (ayer)”, agregó.
Ortiz Charriez sostuvo ayer que la Oficina de Compra de Combustible aceptó y pagó en varias ocasiones petróleo con niveles de azufre por encima de los estándares permitidos.
La consecuencia de esto, explicó, es que “encarece los costos operacionales y las facturas de los clientes de la AEE”, que terminan pagando el precio de un combustible de primera calidad sin serlo. A juicio del químico, el proceso de recibo y aceptación del combustible diseñado por la oficina de compra de la AEE permitía este tipo de irregularidad. Entre otras cosas, porque les confería un poder de decisión a los laboratorios privados que analizan las muestras de petróleo sin que demostraran un alto rigor de control de calidad y certeza científica.
“Los contratos, procedimientos corporativos y el manual administrativo necesitan incorporar los controles necesarios para proteger adecuadamente a la AEE”, recomendó.
El testimonio de Ortiz Charriez confirmó los hallazgos de una investigación sobre la compra de combustible en la AEE publicada por El Nuevo Día en 2014.
El empleado jubilado fue parte de un comité evaluador que en 2009 inició una auditoría técnica sobre el recibo de combustible, muestreo y análisis del destilado de petróleo búnker C. Esa evaluación fue encomendada por la Junta de Gobierno de esta corporación pública, presidida entonces por Luis M. García Passalacqua, quien testificó el segundo día de vistas.
El grupo solo pudo emitir un informe de hallazgos, a pesar de que ya había detectado una decena de incidentes irregulares con el despacho del petróleo, porque la auditoría presuntamente fue detenida entre finales de 2010 y principios de 2011 por el administrador de la oficina de auditoría interna, Gilberto Rivera Negrón.
Según Ortiz Charriez, ese único informe que pudieron presentarle a
García Passalacqua muestra el método irregular que sigue la AEE para aceptar el petróleo y las deficiencias en los laboratorios subcontratados por la corporación.
Señaló que, el 19 de mayo de 2010, el comité recibió una llamada para alertar que la AEE había aceptado un combustible transportado en una barcaza llamada Tennessee que estaba fuera de los parámetros de azufre. La investigación del grupo comprobó la confidencia.
El laboratorio Alchem, contratado por la AEE para realizar la muestra de esa barcaza, le advirtió a la Oficina de Compra de Combustible que, contrario a la certificación provista por el proveedor, el combustible arrojaba .51% de contenido de azufre, cuando el nivel permitido es .50%.
“Alchem repitió su trabajo, que confirmó su resultado”, señaló el testigo. “El mecanismo que se utilizaba para resolver estas controversias era asignar un tercer laboratorio como árbitro”, explicó.
Entonces, el laboratorio Saybolt hizo otro análisis que validó el resultado de Inspectorate, que era el laboratorio del proveedor del petróleo.
Ortiz Charriez declaró que cuando el comité evaluador pidió una prueba de corroboración con la misma muestra, Alchem pudo reproducir su resultado, pero Saybolt no lo consiguió.
Además, el químico dijo que Saybolt emitió su certificación de calidad inicial 35 minutos antes de realizar la prueba, según corroboró el comité al comparar la hora en que la máquina registró el análisis y la de la certificación emitida con los resultados.
Según el deponente, la auditoría técnica que realizaban no era bien vista ni por los dueños de los laboratorios, ni por el administrador de la oficina de combustible, William Clark, ni por el segundo al mando en esa división, Edwin Rodríguez, con quien incluso, aseguró, tuvo un altercado.
Poco después, la gerencia de la AEE suspendió la auditoría, aunque era una tarea comisionada por la Junta de Gobierno donde ya no estaba García Passalacqua sino José Pérez Canabal.
El testigo dijo que la oficina de auditoría interna le presentó a la Junta de Gobierno un informe distinto al que había preparado el comité evaluador, quienes se negaron a suscribir el documento por estar alterado.
ABRAHAM ORTIZ CHARRIEZ Miembro del comité de auditoría sobre compra de combustible en la AEE “Las personas que alteraron nuestro informe (de auditoría) lo hacen a sabiendas de que las irregularidades detectadas en la auditoría son muchas más”