Los insurgentes Trump y Cruz
Este parece ser el año de los insurgentes políticos en los Estados Unidos con el aparentemente amplio apoyo popular a Donald Trump, Ted Cruz y Bernie Sanders. Sin embrago, uno de los resultados más confiables de las primaras, tanto demócratas como republicanas, es que usualmente los candidatos del establishment resultan vencedores.
Por establishment me refiero a las elites políticas que forman las estructuras de los partidos políticos y los colaboradores que los financian. Los candidatos del establis
hment- Bush en 2000, McCain en 2008, Romney en 2012, entre otros - reciben el apoyo económico y los endosos de las elites políticas desde temprano y aunque haya candidatos insurgentes que inicialmente parezcan amenazarlos, estos usualmente no duran mucho. Sin apoyo de las estructuras de poder y el dinero que esto trae es difícil montar una campaña prolongada. En este ciclo electoral los candidatos del
establishment, como Jeb Bush, Chris Christie y Marco Rubio quedaron rápidamente rezagados por Trump y luego por Cruz. En el verano se pensaba que Trump era un asunto pasajero. Obviamente esto no ha sido el caso. Aquí voy a tratar de explicar el fenómeno de las candidaturas insurgentes en el Partido Republicano en este ciclo electoral.
Podemos decir que dos razones explican el auge de Trump y Cruz: El descontento con las elites políticas y el tema de la inmigración. Ambos hasta cierto punto están relaciona- dos. El descontento con el estatus-quo en el Partido Republicano se viene reflejando desde hace varios años. El Tea Party - una alianza de grupos de derecha anti establishment y anti gobierno - comenzó a ganar fuerza con la reelección de Barack Obama en las elecciones de 2012. Estos grupos argumentan que el Partido Republicano se ha olvidado de sus ideales, que no es lo suficientemente conservador y que solo le sirve a los intereses de las grandes corporaciones.
Curiosamente, este fenómeno se viene viendo dando desde hace un tiempo en los países europeos. Allí, las coaliciones históricas surgidas luego de la Segunda Guerra mundial se comenzaron a disolver, la participación política y la afiliación con los partidos “tradicionales” comenzó a bajar y partidos populistas de derecha comenzaron a ganar terreno en varios países. Este fenómeno se ejemplifica con la formación y avance de partidos alternativos como Syriza en Grecia, y Podemos y Ciudadanos en España, entre otros. En ese sentido, esta insurgencia anti
establishment se ha observado en las demo- cracias occidentales desde hace ya más de una década y se ha intensificado en años recientes.
El segundo aspecto que ha impulsado a estos candidatos insurgentes es el tema de la inmigración. Luego de la derrota en las elecciones de 2012, el Partido Republicano investigó por qué perdió las elecciones. Uno de los hallazgos principales fue el bajo voto de los latinos por su candidato Mitt Romney. Un estudio del Pew Research Center indicó que Obama ganó el 71 por ciento del voto latino, versus el 27 por ciento de Romney. Basándose en esto, el Partido republicano comenzó una agresiva campaña para atraer el voto latino. Sin embargo, tal parece que el frenar la inmigración es un tema muy importante para la base del partido y que ha sido usado muy hábilmente por Trump. La base del partido se ha inclinado fuertemente en contra de la inmigración pues lo ve como una amenaza laboral y un asunto de seguridad nacional. Hasta candidatos más moderados como Bush y Rubio han tenido que asumir posiciones anti inmigración. Como resultado, el establishment republicano está preocupado pues calcula que, si Trump fuera el candidato del partido, puede perder las elecciones por el rechazo de las minorías, sobre todo de los latinos. En las próximas semanas veremos si se repite la historia usual y gana un candidato convencional o si prevalece uno de los insurgentes.