Miles varados entre dos países
Crece la tensión en la frontera entre Grecia y Macedonia, una ruta clave para los refugiados
QIDOMENI, Grecia.— La Policía en Macedonia empleó ayer gas lacrimógeno y granadas aturdidoras después de que varios cientos de refugiados sirios e iraquíes, frustrados por días de retrasos para cruzar la frontera con Grecia, derribaran una puerta en un cercano paso ferroviario.
Miles de personas llevan días atrapados en la frontera, sobrepasando la capacidad de un abarrotado campamento en los campos cercanos, mientras esperan a que las autoridades macedonias les permitan continuar su viaje hacia los Balcanes; solo un puñado de personas de países concretos han podido cruzar cada día.
Los migrantes se habían abierto paso por la fuerza ante la Policía griega para llegar a la puerta, coreando “¡Abran la frontera!” y “¡Queremos ir a Serbia!”, el siguiente país a Macedonia en la ruta migrante ha- cia la Europa occidental.
No había noticias de detenciones o lesiones por el choque del lunes.
Unas 6,500 personas están varadas en el lado griego de la frontera.
Algunas llevan hasta ocho días allí, con poca comida o refugio y mientras Macedonia acepta solo a un puñado de personas cada día.
La Policía abrió el cruce para recibir a unas 50 personas antes del mediodía de ayer, tras mantener la cerca cerrada durante ocho horas; tras los choques volvió a cerrarse el paso.
El paso de Idomeni es clave en la ruta de migración masiva, que ha provocado una crisis en toda Europa.
Más de un millón de personas ha llegado al continente desde enero de 2015, la mayoría en pequeñas embarcaciones de contrabandistas desde Turquía y de las islas griegas del Egeo.
Tras enviar en un principio mensajes de hospitalidad, las autoridades europeas luchan ahora por gestionar la situación.
Hungría ha cercado sus fronteras, negándose a aceptar migrantes, y otros países europeos dicen que aceptarán a nadie como contempla el acuerdo de reparto de refugiados de la Unión Europea.