Potencial energía
El potencial es enorme aunque la tecnología todavía no se ha desarrollado lo suficiente para explotar los recursos al alcance de Puerto Rico
Si Puerto Rico pudiera usar el 10% de su costa norte y oeste para producir energía eléctrica a partir del movimiento de las olas, generaría lo suficiente para abastecer el 90% del consumo eléctrico de la Isla.
Y esta no es la única fuente de energía contenida en el mar que en teoría está accesible a Puerto Rico, según explicó el catedrático en ingeniería eléctrica de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez (UPRM), Agustín Irizarry.
Actualmente, en diversas partes del mundo se cosecha la energía oceánica de diversas formas. En Canadá y Francia, por ejemplo, se usan las fluctuaciones en el nivel del mar, producto de la marea, para producir electricidad, con una tecnología similar a la hidroeléctrica. En Japón y Hawái, entretanto, a nivel experimental se han puesto en marcha plantas que producen energía usando las diferencias en la temperatura del agua superficial y la que está en las profundidades del océano. En Portugal, España y Oregon, por el otro lado, se usa el movimiento de las olas para producir electricidad. Algunas de estas tecnologías, incluso, ya se están utilizando a nivel comercial.
“En Puerto Rico hay un potencial extraordinario para producir energía con las olas. Ya hay tecnología comercial para eso. Es algo que se ha estudiado y el norte es el área más energética. El noroeste es la mejor”, explicó Irizarry.
“Es un asunto de ver qué tecnología funciona para el oleaje local. Es una tecnología que todavía está en desarrollo y que ahora mismo, con la baja en los precios del petróleo, puede que no compita tan bien con los combus- tibles fósiles, pero es una cuestión de mercado y el momento”, dijo, por su parte, Efraín O’Neill, catedrático de ingeniería eléctrica de la UPRM.
ENERGÍA LUNAR. La energía oceánica más explorada y explotada en la actual es la que se produce a partir de las fluctuaciones en las mareas, que, a su vez, responden al efecto gravitacional de la órbita lunar. De hecho, desde el 1966 se extrae energía de las mareas con una planta, con una capacidad de 240 megavatios, en el estuario del río La Rance en Francia.
En esencia, esta tecnología lo que hace es crear una especie de represa que captura el agua cuando la marea está alta y la libera en la medida que baja el nivel del mar. La energía se produce cuando el agua se mueve entre el mar y la represa a través de turbinas.
Irizarry expicó que este tipo de producción es posible cuando las mareas producen fluctuaciones en el nivel del mar mayores a los cinco metros. En Puerto Rico, sin embargo, estas fluctuaciones en el mejor de los casos puede alcanzar los dos pies (0.6 metros). Es decir, la capacidad de producir electricidad en Puerto Rico con este tipo de tecnología es mínima.
Las corrientes marinas tampoco tienen mucho potencial en Puerto Rico. Primero, las principales corrientes oceánicas están lejos de la costa puertorriqueña. Segundo, las corrientes más cercanas no son lo suficientemente rápidas para mover las turbi-
nas que producirían la electricidad.
FUENTES TERMALES. La producción de energía a partir de las diferencias en las temperaturas del agua oceánica, por su parte, sí parece ser una posibilidad en Puerto Rico. De hecho, es un asunto bastante estudiado en la Isla y al menos se ha determinado que en Punta Tuna en Maunabo y en Caja de Muertos hay lugares lo suficientemente cercanos a tierra, donde la temperatura del fondo marino es de 68 grados Fahrenheit (20 grados Celsius) más fría que en la superficie, lo que es vital para que el sistema funcione, explicó Irizarry.
Esta tecnología, en esencia, usa el calor del agua superficial para evaporar algún líquido con un bajo punto de ebullición (como amonio y propano). El gas generado, entonces, es usado para mover las turbinas que crearían la electricidad. Posteriormente, el gas es enfriado con el agua extraída del fondo marino para convertirlo nuevamente en líquido y reiniciar el proceso nuevamente.
O’Neill indicó que el problema con esta tecnología es que no está del todo desarrollada a nivel comercial, por lo que se desconocen los gastos iniciales y recurrentes que implicarían. Además, trae consigo una serie de consideraciones ambientales, puesto que
implicaría el movimiento de grandes cantidades de agua.
Ruberto Chaparro, director del programa Sea Grant en Puerto Rico, explicó, por ejemplo, que se desconoce el impacto que esto tendría en los microorganismos y las larvas que viven en el mar y que son necesarias para el balance del ecosistema.
“Hay un gran potencial (y) se podrían hacer cosas experimentales, pero comerciales en este momento no, porque se desconoce mucho y la tecnología todavía está en desarrollo”, dijo Irizarry.
OLAS ELÉCTRICAS. De todas las potenciales fuentes de energía oceánicas, esta es la que más potencial tiene en Puerto Rico, explicó O’Neill. Un estudio del 2008 hecho por O’Neill, Irizarry y José A. Colucci, profesor de Ingeniería Química en la UPRM, arrojó un potencial de producción de casi 17,000 millones de kilovatios hora (kWh). Informes de las autoridades estadounidenses establecen que el consumo energético en Puerto Rico durante el 2012 fue de 18,628 millones de kWh.
“El potencial es muy bueno y es un área que está avanzando en el desarrollo tecnológico”, expresó Miguel Canals Silander, director técnico del Sistema de Observancia Costera y Oceánica del Caribe.
Hay diversas formas en que se puede convertir en electricidad el movimiento de las olas. Están las boyas solitarias que usan el vaivén para mover turbinas usando aire encapsulado; los sistemas de boyas que cobran formas de serpientes y que usan el movimiento que provocan las olas entre ellas para girar turbinas eléctricas; los osciladores subacuáticos que capturan y convierten la energía usando sistemas hidráulicos, y unas cámaras de gas en las que circula el aire a través de unas turbinas en la medida que sube y baja el nivel del agua con las olas.
“Yo creo que dentro de cinco o diez años esta tecnología haya superado los obstáculos y esté lo suficientemente madura para estar al alcance comercial”, indicó Canals Silander.
Entre los obstáculos que tiene estos generadores de electricidad está que no hay certeza en cuanto a los costos y efectividad. Además, se está trabajado con los asuntos relacionados con la corrosión y el largo de vida de estos sistemas.
“También está la parte ambiental. Estos sistemas tienen que estar anclados y tienen el potencial de disminuir el oleaje que llega a la orilla. Esto puede crear cambios en las corrientes y la sedimentación que pueden alterar la vida marina”, dijo Canals Silander.
“En Puerto Rico hay un potencial extraordinario para producir energía con las olas”
AGUSTÍN IRIZARRY Catedrático de Ingeniería Eléctrica de la
UPR en Mayagüez