Análisis riguroso para combatir el virus del zika
Con casi 2,387 casos confirmados en Puerto Rico, de los cuales 339 son de embarazadas, la prevalencia y el comportamiento del virus del zika en nuestro país tienen que ser objeto de evaluación urgente, de manera que podamos concluir si estamos realmente e
La solución que presenten las instituciones gubernamentales debe comunicarse con argumentos sólidos y claros a la ciudadanía, en particular a los grupos poblacionales vulnerables que podrían sufrir más severamente los efectos del contagio, como las embarazadas y las personas con condiciones de salud preexistentes.
El diálogo franco puede nutrirse del insumo de un grupo de estudiosos independientes que analicen estadística y médicamente la incidencia de la transmisión del virus, así como la recomendación de los Centros para el Control de Enfermedades Infecciosas (CDC, por sus siglas en inglés) de fumigar la Isla con el plaguicida Naled.
El estudio debe incluir evidencia científica sobre las ventajas y desventajas de la propuesta fumigación con ese compuesto, distanciada de apasionamientos basados en exageraciones y generalidades dudosas.
Una vez concluido su análisis, el grupo independiente debe proporcionar una recomendación fundamentada al gobierno de Puerto Rico. La decisión última de fumigar con Naled y cómo se realizaría está en manos del gobernador y de la secretaria de Salud, quien prometió que se iba a ponderar la propuesta del CDC sin proceder a la ligera.
No hay duda de que el zika, un peligroso virus transmitido a través del mosquito Aedes aegypti y las relaciones sexuales, es un serio desafío salubrista que Puerto Rico tiene que combatir para evitar, entre otros, daño neurológico severo a criaturas por nacer. Esta condición, que siembra desconsuelo en las familias con niños afectados, se convierte también en una pesadilla económica para los familiares y el propio Estado.
Por consecuencias como ésa, la responsabilidad de protegernos del zika es de todos. Al margen del estudio serio que debería realizar el grupo independiente, las autoridades públicas y las instituciones salubristas del tercer sector pueden educar a la población sobre las protecciones disponibles de inmediato para combatir el mosquito en el hogar y sus alrededores. El uso adecuado de larvicidas y la eliminación de los criaderos en las residencias, oficinas y comunidades son responsabilidad de los ciudadanos, asistidos con educación provista por el Departamento de Salud y otras instituciones salubristas.
La protección tiene que abarcar la intimidad debido a la vulnerabilidad de la mujer en edad reproductiva, y debe aconsejarse con la misma urgencia con que se ha recomendado antes para atajar otras enfermedades de transmisión sexual, como el SIDA.
Nos toca a todos actuar con diligencia y urgencia porque en estos meses se espera un incremento de lluvia y calor que crean condiciones óptimas para que el mosquito se reproduzca.
El debate sobre la utilidad y los efectos de asperjar el plaguicida Naled para combatir al Aedes aegypti debe dar paso a un diálogo informado entre el gobierno y la comunidad científica para educar responsablemente a la población.
Un gran valor agregado de poner freno a la transmisión del zika es la posibilidad de disipar la intimidación que la presencia del virus causa en turistas prospectivos y el impacto adverso que miedos como estos representan para la industria turística, la que debemos proteger más que nunca en estos tiempos de crisis económica.
Para prevenir hay que hablar con conocimiento y facilitar a la población los mecanismos para protegerse. Por eso la tarea impostergable de las autoridades salubristas es actuar con rapidez y conocimiento certero.