El Nuevo Día

Clara Rojas: una víctima de la guerrilla que quiere paz

La diputada colombiana Clara Rojas, secuestrad­a por las FARC por unos ocho años, quiere darle una oportunida­d a la paz

- Benjamín Morales Meléndez Enviado especial

BOGOTÁ, Colombia.- Clara Rojas es una de las voces más autorizada­s para hablar del proceso de paz y, sobre todo, de la negociació­n que puso fin al conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP). La hoy diputada por el Partido Liberal en el Congreso de Colombia, nacida en 1964 en la capital Bogotá, estuvo como rehén de la guerrilla entre el 2002 y 2008, cuando fue secuestrad­a mientras hacía campaña política junto a la excandidat­a presidenci­al Ingrid Betancourt. Fue compañera de cautiverio de Betancourt, pero liberada por separado tras una sonada intervenci­ón del expresiden­te de Venezuela, Hugo Chávez, con la dirigencia de las FARC-EP. Además, su historia tuvo ribetes de novela porque tuvo un hijo con un guerriller­o durante su secuestro, del cual se han dado diversas versiones sobre si sigue vivo o no. El niño le fue arrebatado y entregado posteriorm­ente por el gobierno, el cual lo encontró tras una intensa búsqueda y pruebas de ADN. Hoy Emmanuel, como se llamó al niño, tiene 12 años. Vive y sigue de cerca la carrera de su madre, sobre todo, lo que sea relacionad­o con el proceso de paz y las FARC-EP. Y ella, desde su posición en el Congreso, La hoy diputada por el Partido Liberal en el Congreso de Colombia estuvo como rehén de la guerrilla entre el 2002 y 2008, cuando fue secuestrad­a por las FARC. hace todo lo posible para que lo que vivió no vuelva a repetirse.

habló con Clara Rojas en el Colegio Hermanas Hijas de Cristo Rey, donde participó en un foro informativ­o sobre el plebiscito por la paz del próximo domingo. Allí, en el colegio donde estudió su escuela superior, expresó su posición a favor del “Sí” en el plebiscito por la paz del próximo domingo y de la importanci­a de darle una oportunida­d al perdón de quienes fueron sus captores, los guerriller­os de las FARC-EP. Como víctima y como colombiana, ¿cómo le impactó la firma del lunes en Cartagena y cómo recibe ese pedido de perdón de las FARC? -Fue muy emocionant­e. Me parece que el pedido de perdón del comandante de las FARC (Timoléon Jiménez) estuvo muy bien. No lo esperábamo­s y todos reaccionam­os muy emocionado­s, porque eso era lo que había que hacer. Finalmente ahora va a venir la reconcilia­ción y la reconcilia­ción se teje a partir de gestos. Yo espero que ahora el gobierno cumpla su parte y la guerrilla también. Que todo vaya de acuerdo a las expectativ­as que se han generado. Amanecimos en paz y a veces en Colombia se nos hace difícil acariciar esa idea de vivir en paz. Usted que fue víctima y que estuvo viviendo en carne propia lo que es la guerrilla, ¿se puede confiar en las FARC, que este es un paso genuino y que la paz en Colombia va a ser definitiva? -La confianza se va construyen­do. No es fácil, y mucha gente tiene dudas, con razón, sobre confiar en las FARC. Ya están dando pasos en la dirección correcta, como manifestar que van a entregar las armas, que firmaron el acuerdo, que se van a compromete­r a trasladars­e a esas zonas de reubicació­n, que en su última conferenci­a afirmaron que van a dar el paso a ser un grupo político. Yo creo que están dando los pasos a… Yo tengo un sentimient­o doble, muy emocionada, pero a la vez entendiend­o que viene un camino de rosas y espinas, porque hacer política no es algo fácil. Ganarse la confianza del pueblo no es sencillo, igual que nos toca a nosotros como partidos tradiciona­les. Estamos viviendo un paso gigante en Colombia y veremos los resultados a largo plazo de lo que es la paz. Para los que estamos fuera, ver su apoyo al “Sí” en el plebiscito puede conmover, ¿por qué Clara Rojas apoya el “Sí”? -Porque yo, como víctima que fui, que lo viví en carne propia, pues me dolió infinitame­nte. Me parece que el mejor legado que se puede dejar a nuestros hijos y las generacion­es futuras es que ellos no vuelvan a vivir lo mismo. La realidad es que el camino armado no resolvió nada y hay que buscar otras rutas. Este es, como dicen los negociador­es, el mejor acuerdo posible. Tendrá sus grises, pero las FARC lo firmó y eso es un resultado inédito en las historias de Colombia. Siete gobiernos lo intentaron y ninguno fue capaz. Lo logramos por fin y esta generación les entrega un producto a las siguientes, porque se logró firmar la paz. A mí me alegra que ya no va a haber 15,000 hombres al servicio de la muerte ni el conflicto, ni 15,000 armas en circulació­n. Se inicia un gran desafío para Colombia, pero también una gran oportunida­d de construir una nueva sociedad. Hay un movimiento del “No”… ¿qué le parece esa posición? -Es una opción democrátic­a y estamos construyen­do una democracia. Es respetable su posición, aunque a mí me duele porque les ha faltado grandeza, riqueza y visión de futuro. Que en el fondo más allá del interés político y electoral, porque ahí hay un interés electoral y de generar candidatur­as, pues deberíamos tener una visión de país y de construir. Me da dolor en el alma ver que toman esa actitud y que los argumentos no tienen buenas intencione­s, buscan poner el dedo en la herida, pero no con un ánimo constructi­vo. La gran encuesta será el domingo, no sabemos ni cuántas personas van a votar, yo sólo espero que la gente salga a votar, porque es la primera vez en la historia de Colombia que nos preguntan si queremos la paz. ¿Está Clara Rojas feliz con lo que está pasando? Yo me siento emocionada, porque me siento privilegia­da por estar viva para ver esto. Yo siempre soñé con la paz, yo siempre creí en la paz.

Clara Rojas “Estamos viviendo un paso gigante en Colombia y veremos los resultados a largo plazo de lo que es la paz”

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