Caldos únicos en el mundo
El vino de Madeira conquista los paladares con su sabor único y su característica longevidad
Las referencias históricas apuntan a que el primer vino de Madeira data de mediados del siglo XV, algunas décadas después de que los portugueses llegaran al archipiélago.
La localización estratégica de este conjunto de islas las convirtió durante la época de los descubrimientos en una parada obligatoria para los barcos que viajaban hacia América.
Fueron precisamente esos largos viajes marítimos de exploradores los que dotaron al vino de Madeira de la longevidad, el frescor y la acidez característicos por los que se le conoce hoy día, ya que los productores maderienses empezaron a añadir destilado de uvas para evitar que los caldos se estropearan durante la travesía.
Sin embargo, pronto descubrieron que el bamboleo y las altas temperaturas a las que estaba sometido durante el viaje dotaban al vino de un sabor único -que se empezó a conocer como “vinho da roda”- y decidieron recrear ese mismo proceso en tierra firme.
En la actualidad son reconocidos por su sistema de vinificación único en el mundo, en el que los caldos son calentados a altas temperaturas por grandes períodos de tiempo mediante un método conocido como “estufagem” y son sometidos a ciertos niveles de oxidación.
Gracias a esta técnica, los vinos de Madeira están considerados uno de los más longevos que existen y pueden conservar intactas sus propiedades incluso meses después de abrir la botella.
“El vino de Madeira se destaca por su autenticidad, su longevidad y su resistencia (...) Al contrario de otros vinos, que tienen como enemigo al oxígeno, el de Madeira está habituado a lidiar con este condicionante en todo su proceso de producción”, explicó a Efe un portavoz del Instituto del Vino, el Bordado y la Artesanía de Madeira (IVBAM).
Esta entidad pública, que se encarga de promocionar la tradición vinícola de la región, recuerda que “las condiciones par- ticulares de la isla como la orografía, el suelo y el clima también tienen un gran impacto a la hora de definir los caldos que se elaboran”.
Precisamente, la orografía accidentada, el suelo de origen volcánico, la proximidad con el mar, y su clima suave y extremadamente húmedo, marcan las peculiaridades de la isla, donde las viñas se sitúan en bancales regados por un impresionante sistema de canales de más de 120 millas de longitud, denominados “levadas”.
De la superficie total de la principal isla del archipiélago, la propia Madeira, 500 hectáreas están ocupadas por viñedos que producen castas como Sercial, Verdelho, Boal, Malvasia y Tinta Negra.
“Es un vino que habla más de castas y menos de estilos, ya que su frescura procede de la acidez típica de las variedades de uvas y del clima suave de la isla”, señaló Humberto Jardim, director de una de las principales compañías vinícolas de Madeira, Henriques & Henriques.
Esta firma, afincada en el municipio de Câmara de Lobos, procede de una familia de latifundistas que tradicionalmente comercializaba las uvas producidas en sus tierras con clientes ingleses y, actualmente, es la única empresa del sector que tiene viñedos en propiedad, de los que procede una parte significativa de sus caldos.
Gran parte de los vinos de Henriques & Henriques abandonan el territorio de Portugal, como ocurre con cerca del 80 % de toda la producción vinícola de Madeira, que está destinada a la exportación.
“Es un producto con elevado prestigio en algunos mercados internacionales y parte de ellos se mantienen fieles desde los primeros años de exportación”, explican desde el Instituto.
Los vinos maderienses acumulan año a año distinciones en galardones tan destacados como el International Wine Challenge de Londres, los Monde Selection de Bruselas o los premios que entrega la revista británica “Decanter”.
“Ha recibido críticas muy positivas, tanto por parte de los periodistas como por expertos, blogueros y otras entidades del sector”, destacó el portavoz del IVBAM.
Más de cinco siglos después, el vino de Madeira vuelve a embarcarse en un viaje en alta mar para conquistar todos los rincones del mundo.