El Nuevo Día

Jordania.

Es una maravilla natural al sur de Jordania, donde podrás pasar una noche en un campamento al estilo beduino y pasear sobre la joroba de un camello arábigo.

- Por Daniel Blumrosen El Universal / GDA

En Wadi Rum podrás atravesar un desierto interminab­le montado sobre un camello.

El calor es tan intenso -casi 104° F de temperatur­aque resulta un tesoro la diminuta botella de agua que compré en la tienda de una especie de terminal de autobuses. Esta marca el inicio del más famoso desierto jordano. El desolado y silencioso paisaje, casi marciano, sirvió como base de operacione­s del teniente del ejército británico Thomas Edward Lawrence -conocido como Lawrence de Arabia- durante la rebelión árabe de 1917 a 1918.

Wadi Rum no solo guarda historia. También es uno de los puntos turísticos más importante­s y místicos del Medio Oriente. El contenido de la botella disminuye mientras observo el desierto en la parte trasera de lo que los beduinos llaman “vehículos cuatro por cuatro”. No son más que simples camionetas de carga acondicion­adas para llevar hasta seis pasajeros. Adelante cabe uno más, junto al conductor, pero es el menos ocupado, porque la vista desde ahí no es tan privilegia­da: la inmensidad de este valle no puede asimilarse igual.

Se trata del sur de Jordania, a unas tres horas y media en automóvil de Amán, la capital. El calor es seco, pero aumenta conforme los vehículos avanzan dentro de los 720 kilómetros cuadrados que conforman un sitio en el que apenas nacen unos cuantos arbustos. La arena rojiza crea un tapiz casi interminab­le, hasta topar con riscos de texturas rudas y lisas y dunas enormes, esculpidas por los fuertes vientos de la noche, justo cuando Wadi Rum ofrece su rostro más seductor.

Los beduinos -cubiertos con el caracterís­tico turbante que los protege de la arena, las altas temperatur­as y el sol- sonríen. Hay una sorpresa justo detrás de uno de los cañones. La promesa es pasar la noche en el desierto, pero no en bolsas de dormir. Tampoco pasaré frío, ni tendré que convivir con insectos. CASETAS DE LUJO

La aventura consiste en dormir en campamento­s instalados en pleno desierto, cuyas tiendas de campaña, al estilo beduino, pueden reservarse por Internet. No hay demasiadas comodidade­s, pero no hacen falta. El olor a café con cardamomo, las enormes tiendas y los beduinos que tocan música típica en el centro de la enorme sala que también sirve de comedor, con cojines y mesitas casi al ras del suelo, inspiran calidez.

La sorpresa es mayor al entrar a mi tienda. Sí, está hecha de tela, pero sostenida por varillas, con chapa en la puerta y energía eléctrica. Tiene dos camas (matrimonia­l e individual) y algo que en verdad se agradece: baño propio, equipado con un potente calentador y hasta cortina en la bañera. Todo el piso de la habitación es de loseta. Es un hotel en el desierto. Para informació­n sobre este destino, consulta a tu agente de viajes.

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Wadi Rum está localizado al sur de Jordania, a unas tres horas y media en automóvil de Amán, la capital.

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