Año nuevo, suerte nueva
Alrededor de todo el mundo se llevan a cabo un sinnúmero de rituales para recibir el nuevo año.
La despedida del año suele estar cargada de interrogantes. Cada año se repiten los rituales de la Nochevieja que prometen un futuro ensalzado de suerte, aunque muy pocos conocen el origen de estas costumbres.
Las ceremonias para despedir el año ya se practicaban en la antigua Roma cuando con la adopción del calendario gregoriano la Iglesia Católica oficializó el 31 de diciembre, día de San Silvestre, como el último día del año.
LENTA EVOLUCIÓN
La celebración de origen pagano rebosada de ritos para atraer la buena fortuna y de costumbres regionales ha traspasado con el tiempo las fronteras geográficas. Esta lenta evolución se refleja en la costumbre de compartir en familia o entre amigos una última cena durante las últimas horas del año. Con el festín de Nochevieja las antiguas tribus paganas buscaban levantar un círculo de protección alrededor de los suyos con el cual espantar la mala suerte en los meses venideros.
Al aproximarse los últimos segundos del año, el alboroto y el ruido de las explosiones de petardos y fuegos artificiales brindan tradicionalmente protección en contra de los demonios de la mala fortuna.
En algunos países de las regiones alpinas de Europa se organizan desfiles de figuras bestiales o encapuchadas que al ritmo de campanas, ollas o tambores espantan a los malos espíritus. Frente al alboroto de estos desfiles empalidecen los petardos que alborotan la Nochevieja boricua.
TRADICIONES DISIMULADAS
Otras curiosas tradiciones no se exponen tan abiertamente. Tal es el caso de la costumbre italiana de regalarse entre amigos y familiares ropa interior roja para vestir en la despedida del año. Quién en esa noche se la pone se asegura suerte en el amor durante el próximo año. Un requisito insalvable es que la sexy tanga o el calzoncillo rojo se echen a la basura a la mañana siguiente, sólo así la suerte perdurara.
Esta pícara tradición, con algunas variaciones, ha sido adoptada en países como México, donde se favorece el uso del color amarillo en la prenda interior para atraer dinero, o Brasil, donde el color blanco promete un año de paz y armonía.
CENAS DE TEMPORADA
El gusto por una elaborada cena de fin de año se comparte también a través de los hemisferios y es curioso ver como nuestra predilección por el arroz con gandules y el lechón refleja en el menú de la Nochevieja antecedentes históricos. En muchos países europeos, pero también en diversos estados nortea-
mericanos nunca falta esa noche sobre la mesa un plato de lentejas, un grano muy parecido al gandul. Ya sea en espesas sopas o en elaborados guisos, la costumbre popular ve en las lentejas monedas y las considera un talismán para atraer riquezas en el año nuevo.
También la inclinación por servir carne de cerdo en la cena de Nochevieja, en lugar de aves o pescados, ha sido copiada en muchas regiones. Considerado un símbolo de la fertilidad desde la antigüedad, el cerdo, ya sea asado o a la varita, suele brindar prosperidad y riqueza a quien lo disfrute en esta noche. A CORRER EN NOCHE VIEJA
No todas las tradiciones o rituales de este día han tomado siglos en añejarse. Una de las más recientes y populares es la carrera de San Silvestre que busca despedir corriendo el 31 de diciembre. La primera de estas competencias se celebró en São Paulo en el 1925. Desde entonces la carrera de 10 kilómetros del día de San Silvestre se organiza en muchas de las capitales del mundo. Algunos de los eventos más concurridos son la Carrera de San Silvestre Vallecana en Madrid, la BOclassic en la ciudad de Bolzano en Italia, el Spiridon-Silvesterlauf en Francfort, el Silvesterlauf de Zurich o la Corrida de São Silvestre en la ciudad de Oporto en Portugal. BUSCANDO SUERTE
Casi todos los ritos de la despedida del año buscan asegurarnos la suerte en los meses venideros. El ritual español de comerse una uva con cada repique de las últimas doce campanadas del año refleja como ninguno el apetito humano por alcanzar esta aspiración. Otros rituales no son tan conocidos en nuestras costas, como el ritual celta de encender velas de colores para hacer realidad ciertos deseos o la costumbre alemana de comer repollo para que no falte el dinero, esto gracias al parecido que comparten las anchas hojas de “Kraut” germano con los billetes. BRINDIS DE MEDIANOCHE Pero finalmente es el brindis a la medianoche el que consagra la suerte venidera y da sentido a todos los otros rituales. La selección de bebidas es hoy en día bastante cosmopolita, aunque la tradición occidental favorece la champaña francés, el cava español o alguna otra variedad de vino espumante con el fin de que nuestros sueños para el año nuevo se eleven como las burbujas en la fina copa de flauta.
Opciones no menos festivas las ofrece el brindis con sidra, con coquito o con los ponches navideños o el vino caliente de especias que se prepara en Inglaterra o Alemania. En otras regiones, donde el clima es más difícil de encarar, se recurre a bebidas más fuer- tes. En Rusia nunca falta el vodka, mientras los escandinavos favorecen el aquavit y los escoceses reciben el año nuevo con una hot pint a base de cerveza, whiskey y huevo.
Pero, indistintamente del lugar, el aspecto en que todos alrededor del planeta parecen coincidir es que al concluir la Nochevieja, la mejor manera de disfrutar del inicio del Año Nuevo y de toda la suerte conjurada es reposando de la merecida resaca. Para información sobre estos destinos, consulta a tu agente de viajes.