El vaivén político que nos atrasa
En nuestro esfuerzo para promover a Puerto Rico, más allá de nuestras fronteras locales, se destaca la promoción del país como destino de inversión. Sin embargo, ¿de qué sirve todo ese esfuerzo si todavía imperan obstáculos a dicha inversión?
Uno de esos ejemplos es la normativa recién impuesta, bajo una enmienda al reglamento conjunto, que adopta una norma inflexible y absoluta que prohíbe el desarrollo de calles privadas dentro de proyectos de urbanización. Esto representa otro caso de vaivén político ya que, a tono con nuestro derecho civil patrimonial, en el año 2012, la regla sobre la existencia lógica y previsible de accesos privados, fue validada por nuestro Tribunal Supremo. Esta permitió finalmente establecer un marco regulatorio claro que daba certeza jurídica y claridad a la comunidad de propietarios que compraron y a los inversionistas que crearon comunidades con accesos privados.
Con mucho esfuerzo, hemos empleado diversos mecanismos como las leyes 20 y 22, hemos promovido nuestros incentivos industriales y turísticos, además de destacar nuestra actividad comercial y nuestra amplia oferta de propiedades de inversión, con el fin de atraer el capital del exterior a nuestro terreno local.
Nos felicitamos y abrazamos públicamente cada vez que logramos convencer a diversas industrias de las ventajas de hacer negocio en Puerto Rico, pero no analizamos con profundidad los impedimentos que existen a largo plazo para lograr que esa inversión sea sostenible.
En ese sentido, el cambio reciente a dicha regla en el Reglamento Conjunto, marcó un grave retroceso en nuestra aspiración de lograr certeza en el clima de inversiones en el sector inmobiliario, amarrando la reglamentación a una norma absoluta de calles públicas. Este cambio va en detrimento de aquellos accesos privados que fueron desarrollados por inversión privada y que la comunidad de propietarios, que allí invirtió, tiene la expectativa de mantener privado.
La decisión que tome el Estado sobre este tema, será determinante de la carta de presentación que tendremos frente a la comunidad de inversión y propietarios que seguirán de cerca lo que decidamos sobre este neurálgico asunto. Sin embargo, el problema va más allá de este ejemplo. La falta de certeza dentro de los marcos legales de reglamentaciones y permisos, combinado con una falta de visión empresarial hace que en situaciones críticas como la mencionada laceremos oportunidades futuras de inversión local e internacional.
No podemos seguir promoviendo a Puerto Rico como un lugar ideal de inversión si no primero creamos un ambiente de certeza legal que no esté amarrado a la falta de voluntad política. No podemos seguir dando un paso adelante para que poco después demos uno para atrás.