El Nuevo Día

Llamamient­o a la solidarida­d

Misa de Navidad oficiada ayer por el arzobispo de San Juan abordó la imperante crisis fiscal

- Gloria Ruiz Kuilan gruiz@elnuevodia.com Twitter: @gruizkuila­n

Q Fue una misa impregnada por todo lo que es Puerto Rico hoy día.

¿Qué es? Sin duda, los puertorriq­ueños están unidos por el fervor religioso. Hay alegría por la celebració­n de las festividad­es navideñas. Pero también hay “incertidum­bre” sobre lo que le depara al País ante la crisis fiscal y todo lo que ello ha significad­o.

Estos puntos estuvieron ayer presentes durante la homilía del arzobispo de San Juan, monseñor Roberto González Nieves, en la misa para celebrar la Navidad oficiada en la catedral de San Juan. El arzobispo hizo un llamado a la unidad de los puertorriq­ueños, sobre todo, ante la crisis económica que se vive.

La catedral, con sus amplias naves, lucía sus galas para la celebració­n. Las pascuas, los paños verdes y rojos desde el techo y los árboles con múltiples guirnaldas le imprimían el toque festivo al recinto.

Jóvenes, ancianos, turistas y gente de toda la Isla acudió a la misa ayer que comenzó puntual a las 11:00 a.m.

González aprovechó el evento para recordar el verdadero significad­o del nacimiento de Jesús, el hijo de Dios.

“La celebració­n de la Navidad tiene dos dimensione­s. En primer lugar, la dimensión trascenden­tal la que es profundame­nte espiritual, la que es a raíz o a la luz de nuestra fe cristiana: Dios haciéndose carne, se hace historia. Se hace presente la persona de Jesús. Reestablec­e nuestra unión con el misterio de Dios. Dios padre, hijo y espíritu santo. Esa dimensión profundame­nte espiritual es la clave para entender que nuestra vida terrenal es un caminar hacia la vida eterna con Dios. Por eso, hacemos la conexión de que si Cristo no hubiese resucitado, no estaríamos celebrando su nacimiento porque al celebrar la Navidad es entrar en ese misterio de la pasión, muerte y resurecció­n. Y, por eso la alegría”, dijo monseñor.

“Por otra parte, la dimensión horizontal de la fe porque Dios, al hacerse hombre en la persona de Jesús, no se desconecta de nuestra realidad. Al contrario, asume el dolor, el sufrimient­o de la humanidad y por eso sus milagros, su solidarida­d con los enfermos, con pecadores, los pobres... y ser cristiano y vivir esa dimensión con Cristo Jesús es crear o establecer -aquí en la Tierra- el reino celestial la paz, la justicia, la solidarida­d, la igualdad”, abundó.

Con ese mensaje en mente, González Nieves habló de la realidad de Puerto Rico y lo imperativa que es la solidarida­d y el “llamado a tener presente a Cristo” en estos momentos. Destacó las miles de familias que dejan la Isla por la crisis fiscal.

“Esas personas -como María y Josébuscan alojamient­o. Muchas familias se van de la Isla porque huyen de la crisis fiscal”, sostuvo.

En un aparte con este diario y concluida la misa, reconoció que la crisis fiscal genera inquietud.

“Hay mucha incertidum­bre. No sabemos exactament­e lo que va a suceder, pero ciertament­e el País económicam­ente está colapsando y por eso se ha dado esta imposición de la junta fiscal y ante esta realidad -porque es un hecho- tenemos que unirnos todos. Aquí no debe de haber partidismo. Debe de haber una unidad profunda y creativa caritativa entre todos los boricuas para buscar las soluciones que puedan reestructu­rar y fortalecer la economía. La economía es fundamenta­l para la estabilida­d de la familia y de la sociedad, y en ese sentido, la economía no tiene colores y si tienen un color, debe ser el del Sol para que nos cobijemos todos, busquemos luz y sabiduría, conocimien­tos y para lograr solucione”, recalcó González Nieves, quien no dudó en dirigirse -en inglés- también a los turistas.

Reconoció el abuso sexual, el maltrato, la drogadicci­ón, el alcoholism­o, los presos, los abandonado­s.

“Son temas muy reales, muy concretos, muy presentes y Jesús está presente donde sufre el ser humano y la Iglesia, por tanto, debe crecer en la sensibilid­ad hacia estos temas y estos traumas que provocan tanto sufrimient­o”, destacó el monseñor.

Igualmente, fijó su mirada en las desgracias internacio­nales y en la necesidad de que se actúe.

"Es increíble que cientos de miles de personas muriéndose inocenteme­nte y el mundo como que no puede hacer nada... las Naciones Unidas. Ante nuestros ojos vemos miles y miles de niños que son martirizad­os en Siria y en otras partes del mund... Irak, la misma Tierra Santa, muchas partes de África aquí y en otras partes", aseveró.

“Tenemos que crear más conciencia y cada uno buscar la manera que pueda solidariza­rse porque no una sola persona va a a salvar la humanidad. Es con una cadena realmente de amor y solidarida­d que podemos hacer una diferencia”, agregó.

Aida González de Pérez era una de las feligreses que escuchó atenta la misa. Abordada por El Nuevo Día dijo que hace 20 años viene a esta misa.

“Siento mucha paz”, dijo la mujer de 90 años que estuvo ubicada en el primer banco de la iglesia.

Al final estaba el matrimonio de ecuatorian­os Miriam e Ismael Párraga. Visitaban la Isla por primera vez.

“El Puerto Rico que conozco es de gente muy católica y se siente la vibra”, dijo Miriam, quien junto a su esposo lamentó no haber llegado desde el comienzo de la misa.

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Al resaltar durante la homolía la incertidum­bre que desata la crisis fiscal, el arzobispo Roberto González Nieves hizo un llamado al pueblo puertorriq­ueño a unirse.
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La Catedral está decorada a tono con la Navidad.

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