Son aimaras y buscan sepultar la ignorancia
Tienen un programa radial que procura concienciar sobre la discapacidad y el trato desigual
La Paz, Bolivia.- Si el Gobierno no hace lo necesario en Bolivia para concienciar sobre la discapacidad, será desde la radio donde se haga como se han propuesto varias mujeres con hijos con diversidad funcional con el programa radial “Distint@s e Iguales”.
Exalta Sinka, Dolores Marca y Eugenia Quispe, tres indígenas aimaras de El Alto, ciudad vecina a La Paz, toman los micrófonos y María Eugenia Vargas les graba para poder emitir también todo en vídeo con la debida traducción a la lengua de signos.
No pretenden solo dirigirse a personas con discapacidad, sino también al chófer que no quiere subir a su taxi a una persona en silla de ruedas “porque es mucho bulto o cree que no va a pagar”, cuestiona Marca, o al médico que no atiende a un niño con discapacidad intelectual “porque tiene miedo”, según Vargas.
“Que por lo menos se pongan un poquito en nuestros zapatos”, pide la productora del programa y directora de la productora radiofónica Praya, Claudia Vargas, quien critica que se les mire raro cuando “son distintos pero tienen el derecho a ser iguales”.
Estas mujeres, que cuentan con poca financiación, pretenden hacer un programa de radio al mes y visitar centros, colegios, entrevistar a madres y colgarlo en redes sociales para que pueda llegar a toda la población.
No tienen estudios, pero se han capacitado para hacer radio. No sabían siquiera qué era la discapacidad hasta que sus hijos fueron diagnosticados, pero quieren que a otras personas no les pase lo mismo.
En el primer programa habla Exalta Sinka de su propia historia y de su hijo, Ulises Saúl Vargas, que tiene una discapacidad auditiva.
Cuando era aún bebé -ahora tiene 18 años- Ulises no contestaba cuando le llamaban por detrás y un médico confirmó a su madre que no escuchaba.
“¿Cómo no va a escuchar? Opérele, agarre un clavo y sáquele la suciedad y luego va a escuchar”, le pidió Sinka al doctor; era su “ignorancia”, la misma que tiene cualquier persona que no ha oído hablar de las discapacidades.
Esta mujer aimara decidió aprender a “hablar con la mano”, después de sufrir “la soledad” y que su marido la culpara de “haber procreado” a un niño así.