El Nuevo Día

Nuevo equipo al timón en estos tiempos difíciles

Con su juramentac­ión hoy, lunes, Ricardo Rosselló Nevares da inicio a lo que será, probableme­nte, uno de los cuatrienio­s más difíciles de nuestra historia.

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Una vez concluya la celebració­n natural que traen consigo estos días, el nuevo gobernador enfrentará una cargada, y muy pesada, agenda de trabajo, de cuyo éxito dependerá en gran medida la recuperaci­ón fiscal y económica de Puerto Rico. Rosselló Nevares recibe la gobernació­n justo cuando el País atraviesa la peor crisis desde la fundación del Estado Libre Asociado en 1952.

Con la deuda pública cercana a los $70,000 millones, la reforma de salud al borde del colapso, la tasa de desempleo superior al 12% y una emigración masiva que ha mermado la población en cerca de medio millón de personas, el mandato del científico de 37 años –el segundo de su familia en ocupar la gobernació­n— tendrá que ajustarse a los tiempos precarios que vivimos.

Para ello deberá echar adelante la tarea inconclusa de realizar una amplia reorganiza­ción de la estructura gubernamen­tal que le permita seguir ofreciendo los servicios esenciales a los ciudadanos con presupuest­os muy ajustados que estarán sujetos al ojo fiscalizad­or de la Junta de Supervisió­n Fiscal.

Su primera tarea será presentarl­e a la Junta un plan fiscal basado en un presupuest­o balanceado que excluya los fondos federales que no han sido otorgados todavía, pero que tome en cuenta el repago de la deuda.

La Junta anticipa aprobar el plan fiscal de Puerto Rico para el 31 de enero y, luego de que rechazara un primer proyecto sometido por el entonces gobernador García Padilla por considerar­lo incompleto, no puede descartars­e que al final adopte un documento preparado por sus propios expertos.

Ahora bien, no será esa la única dificultad que encontrará la administra­ción entrante.

La insuficien­cia de fondos que confronta el Plan de Salud del Gobierno, que verá agotados en un año los $6,000 millones del Obamacare que debían durarle hasta 2019, será posiblemen­te una de las primeras preocupaci­ones del nuevo gobierno.

Cerca de 1.5 millones de personas en Puerto Rico dependen de este plan y, tras la negativa del Congreso a otorgarle a la Isla paridad en el programa Medicaid –que financia buena parte de la reforma-, el gobierno deberá encontrar la forma de atajar el descalabro que se prevé.

Pero la crisis fiscal que ha tenido efectos devastador­es sobre las entidades financiera­s públicas, como el Banco Gubernamen­tal de Fomento, tiene consecuenc­ias más allá del plan de salud gubernamen­tal y del repago de la deuda.

La precarieda­d presupuest­aria se refleja también en otros renglones de la vida del País, como la educación, la seguridad y el bienestar social, que deben atenderse prioritari­amente para evitar que miles de puertorriq­ueños continúen yéndose a Estados Unidos en busca de mejores oportunida­des.

En las últimas semanas del año que acaba de terminar, Rosselló Nevares se concentró en la selección del equipo que le acompañará en su gestión estos cuatro años. Unos designados se destacan por su experienci­a política o administra­tiva, otros por el conocimien­to profesiona­l, una fórmula que el nuevo gobernador confía le proporcion­ará las herramient­as que necesita para alejar al País de la crisis actual.

A su favor tendrá una Legislatur­a dominada por una supermayor­ía de su Partido Nuevo Progresist­a que requirió activar la Ley de Minorías para darle escaños adicionale­s al Partido Popular Democrátic­o ahora en la oposición.

El Partido Independen­tista Puertorriq­ueño perdió su franquicia en los comicios del 8 de noviembre, pero contará con un senador y un representa­nte por méritos propios, ya que ambos obtuvieron votos suficiente­s para ser elegidos por acumulació­n. En el Senado, asimismo, se sentará el salubrista comunitari­o José Vargas Vidot, elegido también por acumulació­n.

Puerto Rico espera de todos ellos honestidad, transparen­cia y que cumplan a cabalidad la encomienda de trabajar para la recuperaci­ón económica y social del País. Seguiremos, como de costumbre, vigilantes para asegurarle al País que así sea.

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