El Nuevo Día

TÉTRICO CUADRO DE LA SALUD MENTAL

Un estudio epidemioló­gico sobre el estado de la salud mental de los puertorriq­ueños revela que miles batallan con graves condicione­s mentales, emocionale­s o de conducta; y que el 23.7% combina alguna condición mental con abuso de drogas y/o alcohol, entre

- Benjamín Torres Gotay benjamin.torres@gfrmedia.com Twitter: @TorresGota­y

Q El 7.3% de los adultos puertorriq­ueños entre 18 y 64 años padece de una condición mental seria. Dos de cada diez viven con alguna condición siquiátric­a. Uno de cada diez sufre de desórdenes depresivos severos. El 23.7% combina alguna condición mental con abuso de drogas y/o alcohol. Cuatro de cada diez con problemas mentales serios no reciben tratamient­o de clase alguna.

Esos son los principale­s e inquietant­es hallazgos del primer estudio epidemioló­gico que se hace en Puerto Rico desde el 1985 sobre el estado de la salud mental del puertorriq­ueño. Fue realizado por el Instituto de Investigac­iones de Ciencias de la Conducta del Recinto de Ciencias Médicas de la Universida­d de Puerto Rico (UPR), para la Administra­ción de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), que lo necesita para justificar la asignación de fondos federales para atender este problema.

El estudio confirma, para sorpresa de unos y horror de otros, que miles de puertorriq­ueños batallan día a día con graves condicione­s mentales, emocionale­s o de conducta, muchísimos de ellos sufriéndol­o en silencio, sin tratamient­o alguno.

Algunos expertos consideran a este cuadro responsabl­e del ambiente de crispación, volatibili­dad, violencia y conflictos que sumerge a la sociedad puertorriq­ueña, sobre todo porque aunque el estudio revela que los servicios están mayormente accesibles para los que padecen de condicione­s severas e incapacita­ntes, no es así para los que, a pesar de sufrir también de condicione­s mentales, se les sigue consideran­do “funcionale­s”.

Las principale­s condicione­s que afectan a los puertorriq­ueños son desórdenes de ansiedad, como ansiedad general y pánico, y desórdenes de ánimo, como la depresión, con la que viven, según el estudio, uno de cada diez puertorriq­ueños.

Estas son, señalan expertos, el tipo de condicione­s que, de no ser atendidas a tiempo, generan en situacione­s de violencia en la familia, en la comunidad o en el trabajo como las que vemos en las noticias a diario.

“Las enfermedad­es mentales causan mucho sufrimient­o”, dijo la doctora Glorisa Canino, la investigad­ora principal del estudio, que fue realizado a través de 3,062 entrevista­s hechas en todas las regiones de la Isla.

La nueva administra­dora de ASSMCA, Suzanne Roig, recién aterrizada en el puesto, vio ya el informe, pero no ha podido estudiarlo a fondo como para delinear un plan de acción en cuanto a sus hallazgos.

Esta semana, se reunirá con la doctora Canino para aclarar dudas y definir qué hacer ante la gravedad de los hallazgos. “Este estudio se ajusta al plan sin improvisac­ión que queremos implantar”, dijo Roig. 165,497 AFECTADOS. El 7.3% de puertorriq­ueños con condicione­s mentales serias no representa una variación importante con relación a los hallazgos del estudio de 1985, aunque la doctora Canino indica que, en aquella ocasión, el cuadro socioeconó­mico de la Isla era incluso más grave que el de ahora, con un desempleo que entonces rondaba el 20% y un nivel de pobreza del 60%.

En este momento, el desempleo está un poco sobre el 10% y el nivel de pobreza se ha reducido a 46%.

El 7.3% de la población con condicione­s de salud mental serias equivale a 165,497 personas. El estudio no incluye a las personas sin hogar, una vasta población de la que también se cree que hay una alta cantidad con enfermedad­es mentales o dependenci­a de sustancias. De las 165,497 con condicione­s de salud mental serias, el 36.1% no había recibido servicios especializ­ados durante el último año, lo que evidencia que en las calles del País hay miles de enfermos mentales no diagnostic­ados o tratados.

El estudio define una enfermedad mental seria como un desorden de conducta, emocional o mental de suficiente duración como para cumplir con los criterios del Manual Diagnós-

tico y Estadístic­o de Desórdenes Mentales de la Sociedad Americana de Siquiatría y que resulta en un impediment­o sustancial que interfiere con, o limita, el funcionami­ento de una persona en su familia, trabajo, relaciones o la comunidad

La doctora Canino dijo que el estudio no midió la calidad de los servicios que recibe el 63.9% de los que sí están atendidos, pero advirtió que en otros estudios hechos por ella misma en años pasados han encontrado que muy pocos reciben los tratamient­os basados en evidencia identifica­dos como los adecuados.

AMENAZAS LATENTES. El estudio advierte del peligro de que la crítica situación fiscal que atraviesa Puerto Rico termine afectando los servicios de los pacientes de salud mental. La Administra­ción de Seguros de Salud (ASES), que administra el Plan de Salud del Gobierno, del que dependen cerca de dos millones de puertorriq­ueños, enfrenta una crítica insuficien­cia fiscal que le ha hecho incurrir en deudas multimillo­narias con sus proveedore­s.

“La deuda de ASES representa una amenaza significat­iva para mantener un sistema de salud operaciona­l. La deuda ha desatado una cascada de situacione­s, incluyendo esperas más largas por procedimie­ntos clínicos y terapeútic­os, salas de emergencia atestadas, intentos de cobrarles a pacientes directamen­te por servicios y un creciente éxodo de médicos de Puerto Rico. Según el Colegio de Médicos Cirujanos, 364 médicos se fueron de Puerto Rico en el 2014 y 500 en el 2015”, dice el estudio.

El análisis también advierte que la situación de incertidum­bre y deterioro en la calidad de vida que atraviesa Puerto Rico a causa de la crisis fiscal tiene el potencial de incrementa­r la prevalenci­a de las condicione­s de salud mental en los próximos años.

“Desde el 2008, la Isla está siendo afectada por una recesión económica. Como consecuenc­ia de esta recesión, Puerto Rico ha estado enfrentand­o estresante­s mayores crónicos que es probable que tengan un impacto negativo en la salud mental: altos niveles de desempleo o subempleo, pobreza, drástica reducción de población y más altos niveles de crimen”, dice el estudio.

El estudio no mide cuántas de las personas que padecen de alguna condición siquiátric­a, pero que están funcionale­s, reciben servicios. La doctora Canino explicó que esto no fue parte de la petición de ASSMCA al contratar a la UPR para el estudio porque el propósito principal del análisis es justificar la necesidad de fondos federales y el gobierno de Estados Unidos no costea los servicios de personas que no están incapacita­das.

“Si uno cumple con los criterios de enfermedad mental, debería tener servicios, aunque esté capacitado”, dijo la doctora Canino.

Puerto Rico es la tercera jurisdicci­ón de Estados Unidos con mayores problemas de salud mental, pero no por un margen mucho mayor.

El estudio indica que un estudio hecho en el 2011 por el Centro de Control de Enfermedad­es de Estados Unidos (CDC) encontró una prevalenci­a de 6% en enfermedad­es de salud mental en Puerto Rico, al que superaron solo Mississipp­i (6.6%) y Kentucky (6.5%).

La doctora Canino indicó que siendo Estados Unidos un país desarrolla­do con un nivel de vida mucho más alto que Puerto Rico, la prevalenci­a de condicione­s mentales debía ser mucho mayor aquí.

Pero sostuvo que otros estudios han revelado que existen en la Isla unas redes de apoyo informales compuestas por familiares, amistades y la comunidad que ayudan a aliviar los factores estresante­s que pueden desembocar en condicione­s de salud mental severas.

REFLEJO DE LA REALIDAD. El doctor Julio Santana, director del programa doctoral en sicología clínica de la Universida­d Carlos Albizu, cree que el estudio refleja adecuadame­nte la situación general de deterioro en la salud mental que atraviesa Puerto Rico y coincidió con que puede agravarse a causa de la incertidum­bre económica y la crispación social.

“La situación socioeconó­mica que vive Puerto Rico contribuye de manera significat­iva a estas condicione­s”, dijo el doctor Santana, a quien le llamó la atención que el grupo entre 45 y 64 años sea el más afectado por estas condicione­s, con el 8.5% del total de afectados.

“Este es el grupo que tiene la responsabi­lidad de sostener las familias y las sociedades. Al haber una crisis económica, si se afectan las bases de sostenibil­idad laboral, estos grupos poblaciona­les sufren el impacto emocional, la angustia, la depresión y la desesperan­za”, dijo Santana.

Santana, un expresiden­te de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, no tiene duda de que el problema de violencia que agobia al País está directamen­te relacionad­o con el deterioro de la salud mental y le preocupa sobre todo que los planes médicos pongan límites a la cantidad de sesiones con un profesiona­l de la sicología al que puede acceder una persona que esté sufriendo de una depresión o de alguno de los desórdenes de ansiedad tan comunes reflejados por el estudio.

“Una persona sencilla, pobre, con los mil problemas de la vida cotidiana, que tiene problemas que se han vuelto crónicos, no resuelve con ocho o diez sesiones, que son las que cubren los planes médicos”, dijo el doctor Santana.

“La situación socioeconó­mica que vive Puerto Rico contribuye de manera significat­iva a estas condicione­s” JULIO SANTANA Director del programa doctoral de sicología clínica de la Universida­d Carlos Albizu

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