DESEMPOLVANDO

Don Luis Muñoz Marín, 18 de febrero de 1898-30 de abril de 1980. Su sepelio fue un duelo nacional. Prócer o qué. Como poeta, para mí, bueno. Bastó uno solo de sus poemas, para ser POETA. (Recuerdan al Panfletista de Dios…).

Otra etapa: lo que ocurrió en la década de 1930 con José Luis Alberto.

Lo ubico en el Valle de Collores, Juana Díaz, en una bohemia. Asunto de Poetas y Músicos. (Véase la Revista El Valle, Año 4.Volúmen # 2, Edición 16).

Era el año 1936, tenía 38 años; Lloréns Torres 60 y Ernesto Ramos Antonini, 64 días menor que Muñoz.

Entonces los tres eran independentistas. Dos cambiaron de tiendas y uno murió ansioso de la libertad de su pueblo, el 16 de junio de 1944.

El junte de aquel momento histórico fue un delicioso coloquio de dos próceres en ciernes y un consagrado de la poesía.

De acuerdo con la revista citada, allí pudo haberse planteado, aún en plena bohemia poética, lo que se barruntaba entre Muñoz Marín y Antonio Rafael Barceló.

Entonces agonizaba el Partido Liberal. (Ironías de la historia: hoy agoniza el partido que fundó el Vate dos años después).

Pero hay una deliciosa confesión de él, que naturalmente, tiene que estar en los archivos de la Fundación que lleva su nombre.

Ocurrió algo hermoso cuarenta y dos años después del junte en Collores. Esta vez fue en San Juan, Puerto Rico.

Dice Muñoz en un documento de colección: …pacientes como yo, a quienes no les gusta alejarse de la intimidad del hogar, se encuentran en ella en un ambiente acogedor de entendimiento y de afecto. Y agrega: así fue durante los días de mi enfermedad.

Eché de menos esa seguridad que dan todos ustedes. Yo que tanto he bregado con la salud de mi pueblo…admiro su paciencia evangélica.

Ese era el Luis Muñoz Marín en la intimidad de sus amigos.