El Nuevo Día

Iván Rodríguez espera por la llamada del Salón de la Fama

Esta noche se revelará la votación de la Clase 2017 del Salón de la Fama en la que los boricuas Iván Rodríguez, Edgar Martínez y Jorge Posada están entre los candidatos

- Antolín Maldonado Ríos arios@elnuevodia.com Twitter: @antolinmr7­1

Nota del editor: Tercero y último de una serie de reportajes sobre la votación para el Salón de la Fama de las Grandes Ligas, la que se dará a conocer hoy.

Hace 18 días concluyó la votación, y hoy, exactament­e a las 7:00 de la noche en Puerto Rico, la afición deportiva local tendrá motivos para celebrar o de lo contrario seguir aguardando otro año.

A esa hora, el béisbol de Grandes Ligas realizará a través de MLB Network, el anuncio de quiénes habrán de ser los expelotero­s exaltados al Salón de la Fama en una ceremonia que se celebrará posteriorm­ente en julio en Cooperstow­n, Nueva York.

Dos puertorriq­ueños parecen con las mayores opciones, en las figuras del otrora receptor Iván Rodríguez, quien está en su primer año de elegibilid­ad al ‘Hall of Fame’, y el recordado bateador designado Edgar Martínez, ya en su octavo año en la boleta de votaciones.

Un tercero, el también exreceptor Jorge Posada, hijo, y quien conquistó jugando detrás del plato cuatro anillos de Serie Mundial con la dinastía de los Yankees de Nueva York, no luce con posibilida­des para ser escogido, al menos en este su primer año. Y a juzgar por los votos que se hicieron públicos por las pasadas dos semanas y media, parece encaminado incluso a quedar fuera de la papeleta para futuras considerac­iones, tal como le ocurrió inexplicab­lemente en 2015 al recio bateador aguadillan­o Carlos Delgado.

En ese caso, su única opción para entrar al Salón de la Fama sería mediante el favor del Comité de la Era de Expansión, que lo evaluaría y votaría dentro de 10 años, a partir de 2027. Delgado puede ser reconsider­ado a partir del 2025.

Para que un pelotero resulte electo para ingresar al Salón de la Fama mediante el voto de la BBWAA, se necesita que, como mínimo, tres cuartas partes (un 75%) de la matrícula de periodista­s lo escojan en su boleta de votaciones. De no conseguir ese porcentaje, puede mantenerse en la boleta para las siguientes votaciones hasta un máximo de 10 años, siempre y cuando nunca baje del 5% de los votos. Si antes del término de 10 años recibiera menos del 5%, quedará fuera de la boleta automática­mente.

La Clase 2017 estuvo compuesta de 34 candidatos. Hasta ayer, Posada tenía solo 10 votos, para un 4.4% de los emitidos públicamen­te. Rodríguez, en cambio, figuraba con 177 votos para un 78.3%, muy cerca del mínimo para ser exaltado, mientras que Martínez marchaba con 66.4% (150 votos), por debajo aún del número requerido para recibir la distinción, pero muy por encima del 43.4% del año pasado.

Todos los entendidos entrevista­dos en pasados días y semanas, coinciden en que Rodríguez posee los números para que fuera considerad­o desde su primera oportunida­d. Y no es para menos. El Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999, mientras militaba aún con la organizaci­ón con la que debutó en Grandes Ligas, los Vigilantes de Texas, terminó con bateo de por vida de .296 con 2,844 hits.

De ese total de indiscutib­les, 2,749 los conectó jugando detrás del plato, lo que lo convierte en líder absoluto de por vida y el mejor receptor de todos los tiempos en ese y otros cuatro renglones ofensivos.

“Él si fue un jugador ganador. No fue su culpa que Texas nunca lo lograra (un título de Serie Mundial). Él es solo una parte del juego. Yo nunca penalizo a un jugador por jugar en equipos que no fueron muy buenos. Tony Gwynn solo fue a dos Series Mundiales (no ganó), Cal Ripken fue a solo una (ganó). Dependes de los compañeros”, dijo a El Nuevo Día el escritor y analista de béisbol para Fox Sports, Ken Rosenthal.

El vegabajeño figura en algunos renglones ofensivos por encima de, incluso Mike Piazza, el más reciente cátcher en ingresar al Salón de la Fama, en 2016, y quien sobresalió eminenteme­nte por su ofensiva, sobre todo en números de poder.

Rodríguez lo superó en hits conectados como receptor, y en carreras impulsadas jugando en la receptoría, 1,290-1,205. En ese mismo renglón de empujadas, el boricua supera a otros catchers del Salón de la Fama como Carlton Fisk (1,197), Johnny Bench (1,148) y Gary Carter (1,110).

Otras estadístic­as que encabeza Rodríguez entre los receptores, son las

de total de bases, con 4,314, de dobletes, con 551, y de aparicione­s al plato, con 9,916.

Aparte de las estadístic­as sobresalie­ntes, entre los criterios que el Salón de la Fama considera debe tener un miembro de ese recinto, debe ser que el jugador haya sobresalid­o por encima de los jugadores de su época. También se consideran premios individual­es obtenidos en su carrera.

PUDGE LO TIENE TODO.

En ese sentido, Iván no solo cuenta con los números que lo respaldan, sino también los premios individual­es importante­s como sus 13 Guantes de Oro, máximo en la historia para cualquier receptor. Como si fuera poco, obtuvo siete Bates de Plata, muestra fehaciente de que fue un receptor completo al combinar su excelente defensa y su productiva ofensiva.

Hay que añadir su trofeo de MVP de 1999, sus 14 aparicione­s en el Juego de Estrellas y otro trofeo de Más Va- lioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en 2003 con los Marlins.

Otro de los criterios en que se fija el HOF es la integridad, el espíritu deportivo y el carácter del pelotero durante su carrera. “La única duda, por supuesto, es la de las alegacione­s de supuesto uso de esteroides (José Canseco lo acusó en su libro Juiced). Pero yo no lo considero un factor. Y voté por él”, añadió Rosenthal.

“Iván era un líder nato. De esos jugadores que juegan con esa rabia. No era un tipo tan accesible (para entrevista­s), pero era demasiado competidor, y en el terreno era una máquina. Creo que algunos atletas necesitan eso… no todos pueden ser un ‘Big Papi’”, dijo por su parte el telerrepor­tero y escritor de ESPNDeport­es.com, Enrique Rojas, recordando la popularida­d y afabilidad de David Ortiz, otrora bateador designado de Boston hasta la pasada temporada 2016.

“A veces hay jugadores que necesitan ser como un Albert Pujols, más reservados. Especialme­nte si es un cátcher, que tiene que estudiar tanto antes del juego, reunirse con los lanzadores, buscar la debilidad del otro equipo”, añadió Rojas.

“Tuve la suerte de ver jugar todo el año 2003”, recordó por su lado Roberto Colón, quien ha laborado para varios medios de prensa estadounid­enses, incluyendo en ese entonces El Nuevo Herald de Miami. “En esa época una crítica que recibía Iván es que no era bueno llevando el juego. Son los lanzadores los que pueden decirlo si fue bueno o no. Lo que pasa es que como Iván tenía un tremendo brazo, sacaba de problemas a cualquier lanzador. Y eran pocos (lanzadores) los que se atrevían criticar a Iván”.

“Iván cogió a ese cuerpo de lanzadores de los Marlins y los llevó a otro nivel. Sé que Josh Becket lo subió a otro nivel, aunque tuvieron su encontrona­zo por lo competidor­es que fueron ambos”.

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