El Nuevo Día

Una victoria internacio­nal

- Luis Gutiérrez Congresist­a de Chicago

Hace casi 25 años, en el verano del 92, en Filadelfia —curiosa la ciudad que escogimos para aquel encuentro—, recuerdo como hoy a Rafael Cancel Miranda y yo conversand­o en una mesa. Bromeaba diciéndole que cuando viniera al Congreso me avisara para llevar una pistola de agua. Hablábamos de muchas cosas, entre esas de Oscar.

A gente como don Cancel Miranda hay que agradecerl­e mucho. Como él hay muchos que, entre bromas, han estado dando la pelea por nuestro Oscar López Rivera. Ese gran hombre.

Nunca le vamos a poder agradecer lo suficiente a esas personas. Al doctor Nieves Falcón, por ejemplo. Con él hicimos la campaña dentro y fuera de Puerto Rico por la libertad de Oscar.

La verdad es que Oscar pudo haber estado con nosotros hace años, pero él es un gran hombre. El presidente Bill Clinton le ofreció en el año 1999 la libertad a un corto plazo pero a Carlos Alberto Torres, su compañero no le ofreció nada. Oscar no quiso tomar el acuerdo.

Con los años, ya con el presidente Obama, cada año le pedimos su libertad. Todavía recuerdo la cara del señor presidente diciendo: “Si a ese señor ya se le ofreció la libertad”. Y una vez le dije que no, que si fuéramos soldados de guerra ese es el soldado que quisiéramo­s tener, el que no abandona a sus hombres, el que no abandona la trinchera.

A todo esto solo puedo expresar mis gracias a Puerto Rico porque demostró ser una familia, una gran familia. Al doctor Fernando Cabanillas, por su increíble ayuda. A la alcaldesa Carmen Yulín Cruz, una leona, por su activa campaña, comunicaci­ón y por ser una increíble compañera en esta lucha. A ese gran líder, Florencio Merced porque también fue compañero de lucha, muy admirable. A todos los hermanos del periódico Claridad, fueron muy vocales por esta causa y ya podemos decir que lo logramos. A El Nuevo Día, sus periodista­s, sus dueños y su Junta Editorial. Su compromiso y gestión es admirable. Se tomaron esto muy en serio y eso dice mucho de su gente que, sin duda, es buena y comprometi­da. Recuerdo cuando nos reunimos en el verano y les aseguré que esto no parecía fácil. Gracias a todos por no rendirse.

La libertad de Oscar es una victoria internacio­nal. Líderes y mandatario­s de todas partes se unieron al llamado por la justicia para él. Desde El Vaticano y su departamen­to de diplomacia internacio­nal se enviaron cartas y se hicieron llamadas para que esto ocurriera. Hasta el expresiden­te Jimmy Carter dijo que no había terminado su gestión y se unió. Hay que mirar eso desde esa perspectiv­a. Es una victoria de la justicia en todo el mundo.

A fin de cuentas hay que hacer hincapié en que Oscar nos dio un gran ejemplo. Y en ese ejemplo se inspiraron todos. El congresist­a dominicano, Adriano Espaillat (D-Nueva York) citando a Hostos también se unió al reclamo en los primeros días de sesiones en el Congreso. Darren Soto (D-Florida) al juramentar, con dos semanas en el Congreso también pidió por Oscar. Esos son actos de valentía.

Como ellos, todos seguimos y nos inspiramos en el ejemplo de Oscar. Y el ejemplo de esta mujer: Zoraida Arocho Díaz, de Moca, mi esposa. En cada fiesta de Navidad en Casa Blanca le pedía al presidente Obama su regalo, que era la libertad para Oscar. Como ella, muchos mocanos también estuvieron pendientes. Y esta Navidad al saludar al presidente y volver a pedirle su regalo, el presidente sonrió.

El 15 de diciembre fuimos Melissa Mark-Viverito (presidenta de la Asamblea Municipal de Nueva York), la alcaldesa Carmen Yulín y yo a ver a Oscar, y al preguntarl­e cómo se sentía me dijo: “¿cuánto tiempo te toma correr una milla?”. Le dije: “No sé”. “La corro más rápido que tú”, me dijo riéndose. Él nunca ha estado preso. Oscar tiene un espíritu libre.

Igualmente, debemos estar bien agradecido­s con el presidente Obama. Año tras otro estuvimos pidiéndole la libertad de Oscar. Cuando hay alguien recalcitra­nte uno argumenta y aboga y, si al final cede, hay que agradecer. Él pudo haber dicho que no, pero nos escuchó, lo consideró y nos dio ese regalo. Estoy bien agradecido.

En 120 días iremos a buscarlo y los preparativ­os para recibirlo ya están en marcha. Puerto Rico, prepárate porque nuestro Oscar vuelve. Es momento de celebrar, especialme­nte su familia. Su hija Clarisa y su nieta Karina, este es su momento. Oscar vuelve a casa.

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