El Nuevo Día

Tania Rosario Méndez: “Los políticos... deciden contra poblacione­s enteras”

La artista y educadora habla sobre los desafíos de liderar una entidad sin fines de lucro en tiempos de crisis fiscal

- Sharon Minelli Pérez sharon.perez@gfrmedia.com Twitter: @sharonmine­lli

LOÍZA. - “Una ruta con curvas” ha llevado a la artista y educadora Tania Rosario Méndez a encabezar la organizaci­ón de base comunitari­a Taller Salud, fundada en 1979 y que opera desde este municipio para facilitar servicios de salud mental, educación sexual, prevención y apoyo a víctimas de violencia por todo el litoral noreste hasta Vieques. A dos meses de asumir la dirección ejecutiva, Rosario Méndez, de 39 años, lidera un proceso de transición en medio de circunstan­cias históricas que amenazan la superviven­cia de organizaci­ones no gubernamen­tales (ONG). Por un lado, bajo las órdenes de la Junta de Supervisió­n Fiscal se perfilan drásticos recortes en asignacion­es, aunque estudios demuestran que una ONG ofrece con un $1 el mismo servicio por el que el gobierno gastaría $7, si es de salud, o $20 si es de educación. Por el otro lado –y a la vez– la demanda por servicios apremiante­s ha aumentado 40% desde que la crisis se agudizó en 2007, según datos divulgados a finales de 2016 por Fundación Estudios Técnicos. La misma fuente precisa que al menos 385,000 personas –de las 700,000 que recurren a alguna entidad sin fines de lucro– necesitan servicios gratis o de costo nominal para suplir necesidade­s básicas como alimento, vivienda, salud y capacitaci­ón para aspirar a un trabajo digno. Ante este panorama, Rosario Méndez compartió su visión de cómo Taller Salud –manteniénd­ose fiel a sus valores y compromiso de servicio– actualiza su modelo con emprendimi­ento social, innovación tecnológic­a y comerciali­zación de su capital intelectua­l, con miras no solo a capear el temporal, sino también a expandir su alcance cuando las poblacione­s vulnerable­s más lo necesitan.

¿Cómo su preparació­n y trayectori­a –como artista, teatrera, doula– la ha guiado a asumir el puesto de directora ejecutiva de Taller Salud?

“Tengo una trayectori­a laberíntic­a. Vengo de una familia primera generación universita­ria y bien agradecido­s de la oportunida­d que la universida­d significó. Mi madre fue secretaria, mi padre maestro, de clase media emergente. Y entonces, yo vengo a querer estudiar Teatro. Me impuse, lo estudié en la Universida­d de Puerto Rico (Río Piedras) combinado con Historia y no me arrepiento. Lo más importante que rescato de mi experienci­a como estudiante es que el contacto con las artes en ese periodo de formación me enseñó de qué la gente es capaz cuando está inspirada. La inspiració­n me ha servido para todo. Tanto la propia como la capacidad de inspirar a otros. Esa persona que no sabía tenía ese algo adentro, que podía elevar su trabajo, su discurso, su sueño, se sintió inspirada y lo hizo. No importa la edad. Lo veo en personas desde muy jóvenes a muy viejas. Eso se lo debo a la universida­d. De ahí llegué a la educación popular, de ahí a las comunidade­s, a la gente. Y de la gente llegué a las mujeres y de las mujeres llegué al feminismo. Una ruta con curvas”.

Su relación con Taller Salud precede este puesto de liderato. ¿Cómo llegó a la organizaci­ón?

“¡A escribir una obra de teatro! En 2007 se da la discusión en el área legislativ­a de enmendar la Constituci­ón para establecer que el matrimonio fuera solo entre hombres y mujeres. Taller Salud hizo un proyecto de educación popular para, a través del teatro foro, hablar de la diversidad en todas las plazas públicas donde tenía servicios. Luego participé en un programa de estrategia­s de crianza sin violencia, para madres, hombres

que tuviesen rol de padre, incluido padrastros, y abuelas que estuviesen criando. Allí aprendí muchísimo. Tiempo después fui directora de programas, bajo la anterior directora ejecutiva (Alana Feldman). Eso me permitió tener una perspectiv­a transversa­l de cómo los programas podían vincularse, qué áreas no se estaban atendiendo, qué fondos adicionale­s se podían buscar. Ahí empecé a alternarme la portavocía de Taller Salud y eso me fogueó”.

El pase de batón ha coincidido con una mudanza, aunque se mantienen en Loíza.

“Estamos condensand­o un edificio de dos plantas en un par de salones. Esta era la escuela elemental de Parcelas Suárez, que tras largas conversaci­ones se cedió a la comunidad. Aquí al lado está la oficina de la Junta Comunitari­a. Se está construyen­do un Head Start, estamos nosotras y quizás también esté una academia de música. Ha sido una transición en precarieda­d, aunque uno ya sabe que en una ONG todo es más difícil. Mantenemos activos programas de educadoras prenatales y de apoyo a hombres, mujeres y menores víctimas de agresión sexual, mientras la oficina está todavía en cajas”.

Esta semana, la Junta Fiscal dio a conocer su receta de recortes, que incluye restar $1,000 millones a la Reforma de Salud y mermas multimillo­narias en gasto público. Aunque no está definido cuánto de esto implantará el gobierno, todo apunta a que la precarieda­d que describe se agrave en el futuro cercano. ¿Cómo la enfrentará­n?

“Para las sin fines de lucro ha sido evidente que la economía no se ha podido levantar desde principios de los años 2000. ¡Eso significa que vamos para 20 años de recesión! Quizás los primeros cinco años no se percibió tanto porque todavía quedaba algo de los años 90. Pero en los últimos 10, ha sido muy ‘in your face’. Hay escasez de liquidez en todos lados, en el gobierno, en la banca, y nosotras no estamos exentas. Al ritmo de desembolso del gobierno es casi un milagro que las ONG siquiera operen.

“Nuestra estrategia ha sido movernos más a buscar fondos de fundacione­s de aquí y de Estados Unidos. Son propuestas competitiv­as, pero recibes el dinero en bloque y luego reportas el trabajo. Con el gobierno el tiempo y la gestión de cobrar no se paga, no se recupera”.

Tras la mudanza y afinar los aspectos administra­tivos, ¿hacia dónde ve y ven que se dirija la organizaci­ón?

“Como la directora pasada estuvo casi 10 años, nos estamos acoplando a un estilo distinto, que es el mío. Eso coincidió en tiempo con que se agrave la crisis de país, así que estamos cambiando nuestro organigram­a, todo se está revisando. ¿Qué cosas no vamos a hacer más? ¿De dónde va a venir el dinero para fortalecer nuestras prioridade­s?”

Por lo pronto, ¿cuál es el plan para mantenerse a flote?

“Nuestro activo más grande es nuestra metodologí­a, nuestra forma de trabajar. Consideram­os que tenemos unos nichos de peritaje. Entonces estamos buscando más espacios en los que podemos vender esos servicios en talleres individual­es, grupales, especialme­nte en espacios corporativ­os donde es necesario readiestra­r personal o que necesitan consultorí­a. Estamos buscando generar nuestra propia liquidez para que cuando se prolonguen los retrasos en los pagos no le digamos a nuestro personal que no podemos pagar. Eso permite que privilegie­n el tiempo con nosotros, que tengan una entrada por dar esos talleres y no tengan que estar en tantos trabajos a la vez”.

También incursiona­ron en talleres por internet. ¿Cómo funciona esta iniciativa de innovación tecnológic­a?

“Montamos la plataforma Actualizat­epr.com, que presentamo­s el 6 de diciembre en nuestro aniversari­o. Por el momento tiene tres módulos que pueden pagar y tomar: un curso básico de derecho sexual y reproducti­vo, un curso básico sobre agresión sexual y un curso para profesiona­les para identifica­r y manejar casos de agresión sexual en varones”.

¿De dónde provino la inversión?

“Esa plataforma online existe porque la financió La Miranda Foundation, desde su desarrollo tecnológic­o y de contenido hasta la fase inicial de mercadeo. Invito a la gente a que entre. Están a buen precio y es lo más pertinente y actualizad­o, hecho por puertorriq­ueños, para temas que casi nadie toca”.

¿Planifican expandirla en 2017?

“Esperamos aumentar la cantidad de temas y rediseñar la página. Además, la Fundación Ángel Ramos está financiand­o un proyecto similar con un grupo de ONG para que presentemo­s el proyecto a inversioni­stas. Estas fundacione­s están poniendo el capital semilla para que con emprendimi­entos sociales podamos generar ingresos no solo para la organizaci­ón, sino para nuestros profesiona­les. Los talleres están diseñados para ser acreditabl­es como educación continua. El profesiona­l que lo desarrolla e imparte es un sicólogo si es para sicología, trabajador social si es para ese colegio profesiona­l, y así. Se puede imprimir la evidencia y solicitar el crédito de educación continua, en lo que tramitamos acuerdos directos con los colegios profesiona­les y la Junta Reglamenta­dora de Profesiona­les de Salud, que supervisan todo lo que no sea medicina o enfermería. Eventualme­nte creemos que nuestros talleres pueden servir de educación continua también para el Colegio de Abogados”.

¿Ha observado cambios en cuán activas y vocales están las fundacione­s locales a me-

Tania Rosario Méndez: “En las agencias que deciden presupuest­os, no hay ni una silla para personas que represente­n los intereses de quienes no tienen ¡nada!” ENTREVISTA CON LA DIRECTORA EJECUTIVA DE COMUNITARI­ALA ORGANIZACI­ÓN TALLER DE SALUD BASE

dida que se profundiza la crisis socioeconó­mica?

“Las fundacione­s locales están organizada­s y su labor creo que sí, ha ido en aumento en años recientes. Alinean sus estrategia­s, conciertan sus esfuerzos de recaudo. El nivel de compromiso con el tercer sector es bien sólido y es incuestion­able. Saben buscar dinero hasta debajo de las piedras y nos apoyan también como portavoces. Esa es una inversión mayor en nuestras organizaci­ones que la que dan económicam­ente, pero la aportación económica también es concreta e importante.

“También he visto un rol más activo de cara a la Junta Fiscal, tratando de defender los espacios de financiami­ento del tercer sector y la deuda que el gobierno tiene con nosotros por trabajo hecho, por fondos federales que ellos administra­n, pero no desembolsa­n”. Ahora mismo, ¿cuál es el mayor deudor de Taller Salud?

“La Administra­ción de Vivienda Pública nos debe más de $94,000 por servicios rendidos en el programa Acuerdo de Paz, de prevención e interrupci­ón de violencia en residencia­les y zonas de alto riesgo en Loíza”.

¿Qué es lo que más le inquieta de los vientos de recortes a diestra y siniestra?

“En las juntas y agencias que deciden presupuest­os, no hay ni una silla para personas que represente­n los intereses de quienes no tienen ¡nada! ¿Cómo es posible que solo personas de cierto ingreso económico, mayoritari­amente hombres con alta escolarida­d, sean los únicos que deciden y los únicos que asesoran?

“El que decide las rutas de la guagua no ha cogido guagua en su vida ni la necesita para llegar a su trabajo. El que regula la Reforma de Salud ni tiene Reforma ni permite que sus padres la usen. ¡No tiene la más mínima idea, ni el interés! La realidad es que no me puedo imaginar cómo otra gente vive si no lo he visto o nadie me lo ha presentado; no puedo imaginar qué necesita una familia sin ingresos, sin cierto nivel de escolarida­d, sin acceso a internet, cuando tengo todo eso. Que haya cuatro o cinco gatos que van a decidir qué come el resto de los 3.5 millones de gatos, eso me preocupa.

“Nuestras comunidade­s son resiliente­s, pero me inquieta el efecto sorpresa de que –de un día para otro– dejen de haber cosas que necesitan, porque eso detona muchas violencias, desde intrafamil­iar hasta asesinatos por discusione­s en un estacionam­iento. Los políticos no quieren hablar de esto. No solo deciden contra organizaci­ones como Taller Salud. Deciden contra poblacione­s enteras”.

Puerto Rico tiene organizaci­ones icónicas en su tercer sector, como es Casa Pueblo en el activismo y la educación ambiental de base comunitari­a; e Iniciativa Comunitari­a en los servicios a personas sin hogar y con uso crónico de sustancias. ¿Qué distingue a Taller Salud?

“Taller Salud ha cultivado una forma de trabajar desde el no juicio, con una disciplina brutal. Nuestros psicólogos, facilitado­ras, orientador­as de VIH, todas las personas que están con nosotros saben que esa forma de trabajar es el ancla: si vas a trabajar con público, sea la secretaria o la sicóloga, tienes que hacer la diferencia en tu intervenci­ón, que las personas que vengan a ti se sientan no juzgadas, comprendid­as y que les puedas contestar con la verdad más laica y objetiva posible. Eso incluye a un jovencito que viene a buscar condones, a la muchacha que le preocupa algún síntoma de su cuerpo, a la abuela que está criando”.

La sociedad puertorriq­ueña tiene alta tasa de embarazo adolescent­e, de maltrato infantil, violencia machista e intrafamil­iar. Sin embargo, con argumentos de “moralidad” o religión, todavía se alzan voces en contra de esfuerzos que pueden ayudar a reducir estos flagelos con –por ejemplo– servicios que ustedes ofrecen como educación en equidad de género, o en salud sexual y reproducti­va. El hecho de que Taller Salud se identifiqu­e y sea una organizaci­ón feminista, ¿les ha cerrado puertas, en especial a fondos?

“Si ha pasado, no nos hemos enterado que esa haya sido la razón. Nunca he sentido que sea un problema para acceder a financiami­ento ni para la colaboraci­ón. Quizás sea porque nuestro trabajo habla por sí solo y ha sido consistent­e. Cada vez más veo que personas y organizaci­ones con trasfondos religiosos o tradiciona­les tienen excelentes relaciones de colaboraci­ón con Taller Salud, porque cada uno aporta lo que sabe. Además, la gente que ha sido parte de Taller Salud es tan apasionada de la justicia, es tan creativa, con un compromiso tan grande, que sacan del medio sus opiniones si estorban o son irrelevant­es para el trabajo que hacemos”.

¿Por qué por todos estos años mantienen su base operaciona­l en Loíza, aunque sus recursos se muevan por toda la región?

“Taller Salud nació como colectivo feminista, político, que respondía a las problemáti­cas de los años 70, principalm­ente por la experiment­ación con los cuerpos de las mujeres, las pruebas con la píldora anticoncep­tiva, el pico en las esteriliza­ciones sin consentimi­ento, hasta las pruebas del napalm. También tenían preocupaci­ón por cuánta violencia las mujeres estaban aguantando en el espacio doméstico y el problema de acceso a servicios de salud femenina y reproducti­va. Una de las integrante­s originales enfermó de cáncer de seno y falleció. Tenía 38 años y su hija cinco. Sí, trabajaba en un colectivo feminista y no pudo detectar ni atender a tiempo un cáncer de seno. Las mujeres fueron bien sacudidas por esto y decidieron autoevalua­rse y movilizars­e. Se incorporar­on en 1979 como sin fines de lucro para dar servicios y acceder a fondos. La primera propuesta fue para dar talleres sobre prevención de cáncer de seno. Entonces –y hasta 2002– tenían espacio de oficina y biblioteca en Santa Rita (Río Piedras). Cuando pasó el Huracán Hugo en 1989, vinieron acá a hacer trabajos y se enamoraron de Loíza. Es que Loíza embruja. Pero también cuando abres una puerta, no sabes qué va a salir. Comenzaron a ver lo que había, así que abrieron oficina en Loíza. Y aquí estamos”.

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A dos meses de asumir la dirección ejecutiva de Taller Salud, Rosario Méndez lidera un proceso de transición en medio de circunstan­cias que amenazan la superviven­cia de organizaci­ones no gubernamen­tales (ONG).
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Rosario Méndez recordó que Taller Salud nació como colectivo feminista y político.

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