RESPUESTA SALVAVIDAS
Se estima que cada minuto sin RCP se reduce
Hay cosas que es mejor saber y nunca necesitar en vez de a la inversa. Ese es el caso de la resucitación cardiopulmonar (RCP), un tipo de respuesta de emergencia que la mayoría de las personas podría aprender a ejecutar sin más equipo que su cuerpo. Pero para realmente poder salvar vidas es vital saber cómo hacerlo y seguir un orden preciso de pasos.
“La primera causa de muerte en Puerto Rico y Estados Unidos es cardíaca, así que es probable que tengas que utilizarlo”, recuerda la instructora de Cruz Roja Olga Sánchez a sus alumnos durante uno de los primeros talleres de certificación ofrecidos este año a miembros de la comunidad en la sede de la institución localizada en Río Piedras, contigua al Centro Médico de Puerto Rico. La enfermera graduada revela que se estima que con cada minuto perdido la probabilidad de sobrevivencia se reduce un 10%, mientras que el uso apropiado de la técnica puede aumentarla entre 33% y 76%.
La RCP es una actividad físicamente demandante. Consiste de ciclos de 30 compresiones rápidas al pecho y dos ventilaciones fuertes a través de la boca del paciente; si se trata de un infante las ventilaciones deben cubrir boca y nariz. Una vez se inicia la resucitación debe continuar indefinidamente hasta que haya disponible personal de emergencias médicas. En medio de la emergencia a veces no se piensa claramente, por eso es recomendable tomar cursos de certificación y recertificarse cada dos años para refrescar conocimiento y mantenerse al día con los cambios al protocolo.
“El adiestramiento es el que te va a dar el conocimiento y la confianza de lo que tienes que hacer. Y esto sí ayuda a salvar vidas”, atestigua la también técnico de emergencias médicas.
Durante el taller hay expresiones de fatiga en más de una ocasión. Incluso causa sorpresa lo dura que es la caja torácica de un adulto.
“¡¿Así de fuerte es?!”, pregunta alguien en medio de uno de los ejercicios. La respuesta de Sánchez es afirmativa. Por eso, explica, deben hacer las compresiones utilizando el peso su cuerpo para balancearse sobre el torso plástico que simula un paciente. “¿Cansa o no cansa?”, pregunta. “¡¿Que, qué?!”, confirman varios. “Nunca vas a detener la RCP hasta que haya un signo de vida, hasta que no puedas más o hasta que el lugar donde estén deje de ser seguro”, les recuerda.
También se puede contar con certificación y equipo para el uso de desfibrilador externo automático, equipo que por ley debe estar disponible en edificios de entidades públicas y establecimientos privados que reciban o brinden servicios a personas.
En Puerto Rico la Ley del Buen Samaritano (Ley 139) provee para que “miembros voluntarios de la Cruz Roja Americana, Defensa Civil y Cuerpo de Voluntarios en Acción, debidamente acreditados como tales por el organismo correspondiente, en el ejercicio de sus funciones voluntarias, queden exentos de responsabilidad civil cuando ocasionen perjuicio a las personas asistidas”. Es decir, que aunque muchas personas obtienen la certificación para poder cuidar mejor de su familia o porque lo requieren sus patronos, también podrían asistir a extraños de así desearlo y estarían protegidos contra demandas. Sánchez aclara que fuera del contexto laboral no es obligatorio responder a la emergencia, ni siquiera para los profesionales médicos, pero si se hace es recomendable utilizar mascarillas protectoras con filtro por motivos de seguridad e higiene. Tampoco es obligatorio dar ventilaciones si no se tiene mascarilla, se pueden dar solo las compresiones.
La Cruz Roja Americana ofrece talleres de certificación para la aplicación de RCP a adultos, niños e infantes, con desfibrilador externo automático y primeros auxilios, entre otros. Pueden tomarse a partir de los 14 años de edad, Para más información se debe llamar a los números telefónicos (787) 758-8150, 1-800-733-2767 o visitar www.redcross.org/takeaclass.
A continuación Por Dentro presenta los protocolos en RCP para adultos e infantes con y sin desfibrilador, y vendaje básico de heridas con sangrado.