El Nuevo Día

Todo “igual” en Hacienda Las Lomas

Banco concede moratoria en pago hipotecari­o a vecinos que se han quedado sin sus viviendas

- Gabriela Saker Jiménez gabriela.saker@gfrmedia.com Twitter: @sakergaby

Q Los residentes de Hacienda Las Lomas en Ceiba, quienes han visto su comunidad derruida por el desplazami­ento de tierra, podrán dejar de pagar durante un semestre las mensualida­des de sus hipotecas. No obstante, no con ello desiste el miedo que presupone un posible derrumbe.

En una reunión celebrada a principios del pasado mes de diciembre, Banco Popular acordó concederle a los vecinos una moratoria de seis meses en el pago hipotecari­o de sus residencia­s, en lo que concluye un nuevo estudio de suelo comisionad­o a una compañía privada.

”La situación sigue igual”, dice Maritza González al otro lado del teléfono. Su voz suena cansada.

Ya ha pasado más de un año desde que la vecina de la urbanizaci­ón ubicada en el interior montañoso del municipio costero, se viera obligada a abandonar la residencia que había comprado con ilusión en el 2009.

“Yo me he visto afectada emocionalm­ente porque esa casa yo la compré cuando enviudé, y la compré con la ilusión de que ahí era donde iba a vivir el resto de los años”, dice.

Pero a la 6:30 de la tarde del 30 de octubre del 2015, ocurrió “algo horrible, algo completame­nte espantoso”. Fue ahí que presenció por primera vez un deslizamie­nto de tierra, el cual, en un abrir y cerrar de ojos, le arrebató su patio trasero.

Aquella tarde, un fuerte ruido invadió la tranquilid­ad de su hogar. Pero el 6 de noviembre, todo fue silencioso. Ocurrió de forma impercepti­ble. “Nos acostamos a dormir con una calle que estaba un poco hundida y nos levantamos con una calle que había desapareci­do”, recuerda.

Desde hacía dos años, ya los vecinos habían notado el terreno que cedía, las grietas en el pavimento, en un muro de contención. Pero no fue hasta esa madrugada de noviembre en que se desplomó la calle 2 de la urbanizaci­ón, que catorce familias se vieron obligadas a desalojar sus hogares.

A más de un año del suceso, lejos de dispersars­e el miedo y la incertidum­bre, todavía ambas permanecen vigentes. Tan reciente como en noviembre pasado, El Nuevo Día reportó un nuevo deslizamie­nto de tierra en la comunidad. No obstante, la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencia­s ha encontrado innecesari­o expedir órdenes de desalojo, mediante las cuales el banco podría liberar a los vecinos de las obligacion­es de la hipoteca. Su determinac­ión se basó entonces en que todavía quedaban 30 pies de patio entre la casa de algunos vecinos y el área desprendid­a.

“El miedo existe. Muchas personas han abandonado la urbanizaci­ón sin tener una carta de desalojo”, asegura González.

En semanas recientes, la agencia no ha entablado contacto ni ha realizado labores de seguimient­o en la vecindad, a juzgar por la percepción residencia­l.

“Manejo de Emergencia­s no está haciendo nada. Ellos habían puesto un vagón para monitorear la urbanizaci­ón durante las 24 horas, pero se lo llevaron a finales de diciembre”, denuncia la entrevista­da.

Actualment­e, González reside en casa de su hija en la misma urbanizaci­ón. Junto a toda la comunidad, permanece en una espera que se ha prolongado, estudio tras estudio, sin un desenlace definido.

“El mayor daño a la comunidad ha sido emocional. Hemos visto cómo nuetro sueño de tener una casa se ha derrumbado. Y ahora solo nos queda esperar porque no hay una solución inmediata”, lamenta.

La vecina no prevé una demanda de clase, debido a que existen diferencia­s en los decibeles de los daños sufridos por cada hogar. Aun así, prosigue, ya se han radicado dos demandas individual­es contra los desarrolla­dores. El 24 de febrero será la próxima vista en el Tribunal de Primera Instancia del municipio de Caguas.

No obstante, más de medio centenar de residentes ya se habían unido anteriorme­nte para demandar a los desarrolla­dores. El peligro inminente protagoniz­ó el reclamo ciudadano.

Anteriorme­nte, se determinó que, en efecto, los constructo­res de las residencia­s usaron un relleno inadecuado para el proyecto, que no se canalizaro­n cauces de agua que transcuren donde mismo ubica el complejo de 107 casas, que hubo obra incluida en el proyecto que quedó a medias, y que se cometieron irregulari­dades en la otorgación de los permisos de construcci­ón.

“El mayor daño a la comunidad ha sido emocional. Hemos visto cómo nuestro sueño de tener una casa se ha derrumbado. Y ahora solo nos queda esperar porque no hay una solución inmediata” MARITZA GONZÁLEZ Vecina de Hacienda Las Lomas

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Los residentes de Hacienda Las Lomas, en Ceiba, están en espera de que la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencia­s les atienda.

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