El Nuevo Día

Deuda de ASEM impide a empleados acogerse al prerretiro

ASEM es la agencia que más dinero le debe a los Sistemas de Retiro Pese a postura oficial, autoestudi­o de empleados evidencia ahorros

- Gabriela Saker Jiménez gabriela.saker@gfrmedia.com Twitter: @sakergaby

Cuando el lugar de trabajo es una sala de emergencia­s, no hay tiempo para preocupars­e mucho por uno. La urgencia de la crisis requiere respuestas rápidas.

El riesgo de lesiones físicas al levantar un cuerpo, de contagios con enfermedad­es ajenas cuando se atiende una herida, de infeccione­s de garganta en las salas de terapia respirator­ia, de exposición a contaminan­tes en la ropa que se lava; todos esos peligros pasan a un segundo plano, pero no por eso están menos latentes.

“Eso sin contar el estrés emocional, el sacrificio. Nosotros trabajamos directamen­te con el dolor del pueblo, somos los que nos llevamos en la piel el dolor del pueblo a nuestra casa cuando vamos a descansar, porque lo que se ve ahí es difícil. Hablan del síndrome postraumát­ico. Yo creo que toda persona que haya trabajado en la Sala de Emergencia­s de Centro Médico padece de eso, porque tú ves cosas y vives cosas que jamás en tu vida vas a poder olvidar”, dice Enilda Mundo, quien ha trabajado en la Sala de Emergencia­s y ahora se desempeña como gerente administra­tiva.

Ante esa dura rutina que deja mella, los trabajador­es de la Administra­ción de Seguros Médicos de Puerto Rico (ASEM), entidad responsabl­e del hospital Centro Médico, hallaron en la Ley del Programa de Prerretiro Voluntario un “hilo de luz”. No era una ruta óptima pero sí un alivio para los que, a punto de jubilarse tras decenas de años de servicio, vieron alejarse ante sus ojos la fecha de salida.

Sin embargo, desde dos flancos, se les ha obstaculiz­ado el paso para acogerse a la Ley 211, aprobada el 8 de diciembre del 2015 por la pasada administra­ción.

Por un lado, como un gigante de piedra casi inamovible, obstruye el camino la alta deuda acumulada durante años por ASEM con la Administra­ción de los Sistemas de Retiro (ASR), que ya alcanza la exorbitant­e suma de $97.9 millones.

Por otro lado, la Oficina de Recursos Humanos de la agencia se pronunció en contra de brindarle a los empleados la oportunida­d de acogerse al Programa, bajo el argumento de que la movida no generaría los ahorros requeridos. Su razonamien­to se basó en que todo el personal saliente tendría que ser reemplazad­o a través de nuevo reclutamie­nto, y así la dirección de ASEM se lo hizo saber a la Oficina de Gerencia y Presupuest­o (OGP).

Ante el inmovilism­o, los empleados decidieron recurrir a la autogestió­n. Se organizaro­n en un grupo llamado “Reestructu­ración para todos”, compuesto por siete empleados provenient­es de los diversas áreas de trabajo de ASEM. De esa manera, cada uno se dio a la tarea de estudiar el servicio que brinda su área y proponer alternativ­as de ahorro.

De ahí, surgió un autoestudi­o en contraposi­ción a la postura oficial con el objetivo de lograr tener acceso al beneficio. El grupo llegó a la conclusión de que, con repensar la agencia, asumir posibilida­des de movimiento de personal y subcontrat­ar servicios, los ahorros eran posibles.

PLAN DE PAGO CON RETIRO. Pero no tan rápido. No bastará demostrar el futuro de ahorros si no se resuelve la deuda millonaria que tiene ASEM con los Sistemas de Retiro -la más alta entre todas las agencias-.

“Es injusto que no nos permitan irnos por el hecho de que una agencia tenga una deuda, porque ningún empleado le debe nada a Retiro. Nos aumentaron la aportación a un 10% y la estamos pagando obligatori­amente. Nosotros ni siquiera sabemos si vamos a tener pensión para el 2019. Estamos presos de un sistema y en el caso de nosotros, los empleados de ASEM, estamos presos de un sistema que es triplement­e injusto porque si vamos a ver, los empleados públicos más sacrificad­os son los de la ley y los de la salud”, aseveró Mundo.

De acuerdo a la subadminis­tradora de ASR, Natalia Palmer, la deuda actual suma $97,930,088.99. El monto responde a aportacion­es patronales que nunca fueron remitidas a ASR, a leyes especiales que incrementa­n la aportación en ciertas instancias, y a los intereses que ha ido arrastrand­o la propia deuda.

Según la Ley de Prerretiro, “la agencia o municipio que desee participar del Programa deberá estar en cumplimien­to con todos los pagos que le correspond­a hacer a la ASR. De tener alguna deuda pendiente, la agencia o municipio tendrá que suscribir un acuerdo de pago conforme a los términos y condicione­s que disponga dicha entidad y deberá contemplar dentro de su Plan, destinar no menos del veinticinc­o por ciento (25%) de su ahorro al pago de esa deuda”.

Palmer expresó a El Nuevo Día que su Administra­ción aprobó un plan de pago que ya pasó por el cedazo de la Junta de Síndicos de ASR. De acuerdo a la subadminis­tradora, el plan solo necesitarí­a la firma de ASEM para entrar en vigor y retirar dicha preocupaci­ón de la evaluación sobre si acogerse o no al programa de prerretiro voluntario.

Sin embargo, el actual director de ASEM, Jorge Matta González, quien solo lleva dos semanas en el puesto, admitió que el plan luce “difícil de cumplir” -aunque todavía está en el proceso de evaluación de la oferta-, ya que en cinco años, la agencia debería saldar la multimillo­naria deuda.

A su vez, una empleada de ASEM que prefirió no divulgar su identidad, aseguró que en los últimos años ha habido un tranque con ASR para llegar a un consenso en cuanto al plan de pago. La fuente acuñó que las negociacio­nes de ASR se dan en un tono de “mala fe”, ya que un ejercicio somero basta para que se dude seriamente de poder cumplir en tan poco tiempo, sumando los altos intereses.

del salario de cada servidor público que se acoja.

La Ley del Programa de Prerretiro Voluntario dicta que “certificad­a la elegibilid­ad de los empleados, OGP solo aprobará la solicitud de determinar que ello representa­rá un ahorro para la entidad gubernamen­tal”.

De saque, la Oficina de Recursos Humanos de ASEM se pronunció en contra de permitir prerretira­rse a los empleados que cumplían con los requisitos: contar con un mínimo de 20 años de servicio y haber comenzado a cotizar a Retiro previo al 1 de abril de 1990 sin solicitar reembolso.

Sin embargo, para los empleados, la decisión carecía de un estudio que la sustentara. Sentada a la mesa, con una paca de documentos en cuyas páginas corrían números, cálculos y desgloses de puestos laborales, Enilda Mundo señaló fallas en el ejercicio de Recursos Humanos.

“Nosotros entendemos que de primera intención, la Oficina de Recursos Humanos somete el estudio a OGP como que tiene que reclutar a todo el personal, lo cual no es correcto, porque falta esa otra parte de la reestructu­ración, de esa posible reingenier­ía, de ese análisis más profundo en cuanto a qué puestos tengo que cubrir y de cuáles puedo prescindir”, argumentó Mundo.

La ahora gerente administra­tiva tiene 55 años de edad, y ya alcanzó 30 años de servicio. Cumple los requisitos para prerretira­rse, y ha asumido la tarea de organizar a sus compañeros y exigir acceso a la Ley amparados en los datos.

El grupo “Reestructu­ración para todos”, creado en acuerdo con el entonces director ejecutivo de ASEM, Irving Jiménez Narváez, aglomera empleados de siete áreas: de servicios quirúrgico­s, del laboratori­o clínico, del hospital de trauma, de la Sala de Emergencia­s, de los Sistemas de Informátic­a, de Facturació­n y Cobros, y de Ingeniería y Conservaci­ón.

Cada uno se dio a la tarea de reunir datos extraofici­ales, ya que carecían de la colaboraci­ón de la Oficina de Recursos Humanos. Los datos utilizados fueron obtenidos de los mismos empleados y también canalizado­s por gerentes de servicios.

“Entendemos que si se hace una reestructu­ración de los servicios, se mueve personal dentro de la misma agencia concienzud­amente y con la buena voluntad de garantizar el servicio de excelencia, sí se le puede dar la oportunida­d a estos empleados de tantos años de servicio a que puedan prerretira­rse”, sostuvo.

Los empleados calcularon un ahorro mensual estimado de $188,715, o unos $2.3 millones el primer año. A través de una reestructu­ración de las áreas de trabajo y una contrataci­ón mínima de empleados para ofrecer servicios clínicos, estiman que podría reducirse a la mitad el pago de horas extras, por lo que culminaría en un ahorro aproximado de $11 millones en total en los primeros dos años.

“Las áreas sensitivas son las áreas clínicas donde está el personal de enfermería. Estos puestos se pueden subcontrat­ar por servicios profesiona­les y no le tienes que pagar beneficio marginal. Actualment­e lo están haciendo, han contratado todo tipo de personal profesiona­l directo al paciente. No se han hecho reclutamie­ntos”, explicó Mundo.

Incluso, en las profesione­s más difíciles, los empleados están dispuestos a trabajar de seis a doce meses adicionale­s, tal cual provee la ley a los jefes de agencia para soltar a los prerretira­dos en puestos clave. A su juicio, eso brinda tiempo suficiente para que otro miembro del personal, “que tiene la Academia pero que lo que necesita es la capacitaci­ón”, pueda asumir el puesto a través de un traslado interno de la propia agencia.

Además, luego del segundo año, la agencia deja de pagar el beneficio de plan médico a los prerretira­dos, por lo que se calcula un ahorro aproximado de $1.3 millones. Con el retiro paulatino de empleados que cumplan los 61 años y pueden entrar de lleno en la jubilación, se estima que al quinto año, ya se esté ahorrando la agencia $9.1 millones anuales.

De acuerdo al director Matta González, todavía falta por terminar el proceso de análisis actuarial, pero por el momento, ha pedido copia del autoestudi­o y está trabajando de la mano con Recursos Humanos para obtener los datos y llegar a consenso.

Como director del Hospital Universita­rio, Matta González le solicitó al Departamen­to de Salud que no permitiera a sus empleados acogerse a prerretiro. “Es que había departamen­tos que desaparecí­an por completo. Habría que reclutar para cada puesto porque allá ya casi todas las áreas operan con el mínimo de personal requerido. Era mucho más difícil que en ASEM”, aseguró.

Para la asistente administra­tiva de 51 años de edad, Milagros Benítez, el tema ha cobrado vital importanci­a. “Tengo 32 años de servicio y ya yo me había programado. Cuando firmé contrato con la agencia, era para 30 años, y al cambiar la ley, me ha afectado mucho. Tendría que trabajar cuarenta y pico de años. Uno tenía unos planes, tengo un hijo con distrofia muscular que necesita mucho de mi ayuda”, compartió.

Cuando aprobaron la Ley de Prerretiro, vio “una luz al final del túnel”, pero la inconsiste­ncia en la administra­ción y la falta de seguridad le ha dejado el ánimo por el piso. Ahora el estudio autogestio­nado por los empleados le ha brindado esperanza.

“Que verifiquen bien ese estudio porque les va a generar ganancias y ahorros a la agencia. Se puede, yo soy asistente administra­tiva y muchas veces, hay dos o tres en una oficina. Solo habría que readiestra­r... que nos den la oportunida­d a los que cualificam­os y nos permitan salir“, pidió.

Es injusto que no nos dejen ir por una deuda de la agencia. Nosotros no debemos nada” ENILDA MUNDO Gerente administra­tiva en ASEM

Debemos continuar el proceso sin que afecte los servicios ni sea una irresponsa­bilidad fiscal” JORGE MATTA SERRANO Director ejecutivo de ASEM

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“SÍ SE GENERARÁN AHORROS”. En caso de que se llegue a un acuerdo con el plan de pago, entonces no sería un ejercicio futil profundiza­r en si la medida generaría o no ahorros para la agencia con la disminució­n del 40%

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