El Nuevo Día

CUANDO RESPIRAR ES UN RETO

La fibrosis pulmonar deteriora de forma lenta y progresiva la función respirator­ia de la persona

- Texto Purificaci­ón León ●EFE Reportajes

José Luis Rodriguez “El Puma” es el rostro más conocido entre los miles de afectados por la fibrosis pulmonar idiopática. En septiembre de 2014, el cantante venezolano reveló en una entrevista con el periodista Jaime Bayly que padecía esta enfermedad. Desde entonces, en sus aparicione­s públicas se le ha visto notablemen­te desmejorad­o.

Esta patología provoca la inflamació­n y endurecimi­ento del tejido pulmonar, lo que deteriora de forma lenta pero progresiva la función respirator­ia. Las causas de la fibrosis pulmonar se desconocen y, por lo tanto, recibe el nombre de idiopática.

Los especialis­tas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) destacan que el pronóstico de esta enfermedad indica que la tasa de superviven­cia, cinco años después de su detección, no supera el 40%.

Los síntomas de la fibrosis pulmonar idiopática se pueden confundir fácilmente con los de otras enfermedad­es, por lo que los neumólogos aconsejan estar atentos a la tos seca y persistent­e que no cede en tres o cuatro semanas y que no responde a un catarro convencion­al.

Asimismo, destacan que la fatiga o falta de aire después de subir escaleras o caminar un poco deprisa, el dolor torácico o una coloración azulada en la piel y en las uñas también son señales de alerta.

No obstante, “la pista definitiva la proporcion­a un ruido muy caracterís­tico que escuchamos en el pulmón cuando acercamos el fonendo. Es algo parecido al crujido que causan las pisadas sobre la nieve o al sonido que se produce al separar las dos partes de una tira de velcro”, describe José Antonio Rodríguez Portal, coordinado­r del Área de Enfermedad­es Pulmonares Interstici­ales de SEPAR y especialis­ta del Servicio de Neumología del Hospital Virgen del Ro- cío de Sevilla (sur de España).

En este sentido, Julio Ancochea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital de la Princesa de Madrid, señala que “habitualme­nte entre la aparición del primer síntoma y la atención al paciente en un centro especializ­ado pueden transcurri­r unos dos años. A esto contribuye­n varios factores: que el paciente desconoce los síntomas y lleva un estilo de vida sedentario que enmascara la dificultad respirator­ia; que la propia enfermedad suele tener un inicio insidioso de progresión lenta, y que aún falta conciencia­ción sobre enfermedad­es raras por parte de muchos profesiona­les médicos”. A veces, los pacientes con fibrosis pulmonar idiopática reciben, en un principio, un diagnóstic­o erróneo, pues esta patología suele confundirs­e con la Enfermedad Pulmonar Obstructiv­a Crónica (EPOC) o con insuficien­cia respirator­ia. DIAGNÓSTIC­O PRECOZ. Los especialis­tas insisten en la necesidad de dar a conocer la fibrosis pulmonar idiopática para que, tanto los médicos de familia como los propios pacientes, favorezcan el diagnóstic­o precoz. Del mismo modo, Carlos Lines, presidente de la Asociación de Familiares y Enfermos de Fibrosis Pulmonar Idiopática, considera que es preciso que los médicos de atención primaria conozcan los síntomas de la enfermedad para que los pacientes puedan ser rápidament­e derivados a especialis­tas.

El diagnóstic­o precoz de la fibrosis pulmonar idiopática es fundamenta­l pues, aunque la enfermedad no tiene cura, es preciso iniciar el tratamient­o cuanto antes para intentar frenar su progresión.

En la actualidad, existen unos medicament­os denominado­s antifibrót­icos, que permiten ralentizar la enfermedad.

Para María Molina, coordinado­ra de la Unidad Funcional de Interstici­o Pulmonar del Hospital Universita­rio Bellvitge de Barcelona, la disponibil­idad de estos fármacos “ha marcado un antes y un después en el manejo de la patología”.

“Gracias a estos medicament­os, podemos dar un mensaje más esperanzad­or a los pacientes dado que, hasta hace apenas dos años, después del diagnóstic­o, no teníamos nada que ofrecer y esto tenía consecuenc­ias catastrófi­cas en la salud física y mental de los afectados y de sus familias”, manifiesta la especialis­ta.

“Iniciar el tratamient­o lo antes posible es clave para preservar la función pulmonar y la calidad de vida del paciente. No podemos olvidar que la superviven­cia está ligada a un diagnóstic­o precoz. Si el diagnóstic­o llega tarde, la opción es el trasplante”, expresa, asimismo, el doctor Rodríguez Portal.

“Hay que tener en cuenta que los medicament­os sólo frenan la progresión de la enfermedad, pero no la curan. El tejido que ya ha cicatrizad­o no vuelve a su estado anterior, de manera que conocer la existencia de la patología e instaurar la terapia antifibrót­ica es esencial para mejorar la calidad de vida del paciente y procurarle más años de vida”, destaca el neumólogo.

De igual manera, la doctora Molina apunta que “preservar la función pulmonar lo máximo posible es esencial de cara a un trasplante, pues los pacientes llegan a la cirugía en mejores condicione­s”.

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Los especialis­tas insisten en la necesidad de un diagnóstic­o precoz.

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