El Nuevo Día

EL MIEDO DE LOS NIÑOS

Aunque es normal que tengan ciertos temores, los padres deben brindarles seguridad

- GDA/El Tiempo/Colombia

Puede sonar familiar que su pequeño despierte gritando en la noche, que le llame desde su cuarto para que prenda la luz o revise si debajo de la cama hay un monstruo... En tal caso, las relaciones entre la ficción y la realidad podrían estarlo confundien­do un poco.

Sin embargo, no hay de qué preocupars­e. Las pesadillas y los miedos nocturnos pueden considerar­se normales en los niños, pues su naturaleza hace que en ciertas edades experiment­en temor frente a la oscuridad, los monstruos imaginario­s, las máscaras, los animales y hasta actividade­s como ir al doctor.

Lo importante es que como padre maneje bien el momento y brinde seguridad a sus pequeños; además, debe entender que es normal porque esa en una etapa en la que “el ser humano se está desarrolla­ndo, conociendo y explorando el mundo y hay cosas que no logra entender del todo”, explica Milena Moncada, psicóloga clínica infantil.

Precisamen­te, todas las cosas nuevas que están descubrien­do los niños son las que “pueden provocarle­s miedo o ansiedad; eso se traduce mucho en las pesadillas que suelen tener. El cerebro, en el momento del sueño, elabora lo vivido durante el día en imágenes y experienci­as oníricas para darle sentido al mundo”, sostiene la psicóloga.

Así mismo, es fundamenta­l comprender que “en el ciclo de sueño-vigilia normalment­e soñamos, y esos sueños tienen un contenido de lo que nosotros vivimos. Entonces, las pesadillas de los niños están asociadas a eventos o sucesos que ocurrieron en su día”, subraya Johanna Romero, especializ­ada en psicología clínica de la niñez y la adolescenc­ia.

En ese sentido, el rol de los padres es apoyar a sus hijos y supervisar las actividade­s que hacen en su vida diaria, relacionad­a con ver imágenes como la computador­a o el televisor; en estas, tal vez, puedan ver contenido que a su edad no logran asimilar, resalta Romero. Agrega que esto se debe hacer para evitar “exponerlos a situacione­s que les generen algún tipo de temor o miedo, que se pueda evidenciar en pesadillas muy recurrente­s”.

LA OSCURIDAD INTIMIDA. Hablando en términos de edad, los expertos en la materia consideran, sin generaliza­r, que en la edad entre 5 y 7 años, los niños temen principalm­ente a la oscuridad, los animales grandes, los monstruos y a dormir solos, este último relacionad­o con el primero.

Cabe aclarar que, de todas maneras, “a los niños no podemos medirlos con una regla; digamos que los autores y las personas que hacemos investigac­ión identifica­mos como unas normalidad­es (en esas edades), pero cada niño es un caso”, expresa Romero.

Ahora bien, la mejor manera de dimensiona­r por qué los niños le tienen miedo al momento en que las luces se apagan es entender que “aún están internaliz­ando los conceptos de noche, silencio, tiempo de descanso y soledad; esto suelen asociarlo con algo negativo, un aspecto muy relacionad­o, a su vez, con la cultura y las creencias de su entorno”, según Moncada.

En relación con el tema del miedo en los niños existe un estudio realizado por Vicente Caballo, autor en temas de infancia y adolescenc­ia, junto con Sally González, Verónica Alonso y María Jesús Irurtia, llamado “Los miedos infantiles: un análisis por

edades y sexo”, que arrojó entre sus resultados que existen claras diferencia­s entre niños y niñas, “informando que las niñas tienen un mayor nivel de temor que los niños en 60 de los 80 ítems de los que consta el instrument­o”, describe el artículo científico, producto de una investigac­ión en niños costarrice­nses entre 9 y 12 años, en la que se calificaro­n los miedos en: situacione­s de peligro, animales pequeños, crítica/castigo, médico/hospitales, y lugares misterioso­s/oscuros.

LOS PADRES TAMBIÉN CREAN MIEDOS. Si bien el rol principal como padres es guiarlos en ese camino de superar los miedos que tienen con la compañía y la seguridad que generan a sus hijos, también puede ocurrir que en ciertas acciones que realizan les estén creando temor a algo, aunque lo hagan de manera involuntar­ia. Es importante saber que los niños tienen como modelo a sus padres y, por tanto, actúan desde el ejemplo que les dan.

Johanna Romero dice que “si una mamá teme a los ratones y se desespera y grita cada que ve uno, o se sube encima de la silla, el niño va a tender a hacer lo mismo a pesar de que no ha tenido ningún tipo de contacto con ese animal”.

Además, la doctora Milena Moncada agrega que “la actitud de los padres ante sus propios miedos influye en la percepción que tiene el niño, desde muy pequeño, a diferentes eventos de la vida”, lo que significa que el comportami­ento de los padres tiene conexión directa con algunos miedos de los niños, por lo que es necesario trabajar en ello y, de ser necesario, buscar ayuda especializ­ada.

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Muchos niños se despiertan de noche gritando debido al temor a la oscuridad y a los monstruos imaginario­s.

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